Los tiempos han cambiado y junto con ello, nuestras adicciones se han vuelto cada vez más sofisticadas. Hemos pasado del cigarrillo, drogas y alcohol, que siguen siendo letales, a algunas adicciones más sutiles, pero que impactan de una manera importante en nuestra calidad de vida y que nos afectan de una forma mucho más masiva que las viejas adicciones.
Así lo afirma el coach Oscar Cáceres, creador del método Extraordinary People Model y conferencista internacional, quien dijo que una de las adicciones más presente en la actualidad es la conocida como “blue light” o luz azul.
“Probablemente Steve Jobs jamás imagino los efectos secundarios de sus genialidades. Nuestros automáticos hábitos, nos llevan en promedio a revisar nuestros dispositivos móviles 7 veces por hora, en donde en promedio 10 segundos revisamos nuestro e-mail y 20 segundos pasamos rápidamente por las redes sociales. Es decir, 30 segundos cada vez que revisamos nuestros dispositivos. Esto significa que en un día ocupamos en promedio 42 minutos de nuestro valioso tiempo en estar absortos en nuestros dispositivos. Es decir, 4,9 horas a la semana o 19,6 horas en un mes o 18 días en un año”, dice Cáceres.
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El coach también indica que a esto se debe agregar que “en nuestros hogares (y en la mayor parte de los casos en nuestros dormitorios) nos espera la ‘pantalla madre’, con la cual nos pasamos en promedio 2 horas diarias esperando en muchos casos que nuestra amiga luminosa actúe de somnífero”.
“Lo que no sabemos es que la luz blanca de las pantallas bloquea la generación de melatonina en nosotros pues nuestro cerebro recibe la señal poderosa de la luz blanca y por lo tanto entiende que es de día, y que aún no es tiempo de dormir, y al final caemos rendidos por el cansancio extremo de nuestro cuerpo afectando de manera importante el ciclo de nuestro sueño”, enfatiza.
“En muchos casos, seguimos literalmente pegados a nuestros dispositivos con la luz poderosa de la pantalla gigante detrás provocando un verdadero caos en nuestros cerebro que a esas horas, reclama generar melatonina para proveer de un descanso reparador frente a una vida cada vez más compleja”, indica.
Cáceres afirma que en el caso de los niños esto puede llegar a ser todavía más complejo, ya que sus cerebros están en formación y el bloqueo de melatonina en la noche puede generar trastornos mucho más serios.
“Creo que no es necesario referirse al impacto que estas adicciones tienen en nuestras relaciones. La desconexión con nuestra familia, con nuestros hijos y el dolor que aquello genera es sin duda parte de los estragos que estas adicciones generan”, asegura.
“Capítulo aparte merece el impacto de estas adicciones en nuestros trabajos o negocios, generando disminución de la productividad, pérdida de clientes, trabajo inútil (fake work) y otros efectos más, que se cobijan bajo un nuevo síndrome: ‘ocupados estando ocupados’”, concluye.