Si existe vida fuera de nuestro planeta, es todavía un misterio. Si la ciencia trabaja para descubrirla, es toda una realidad. Más aún si pensamos que hace 37 años una onda de radio devolvió la esperanza de encontrar seres más allá de lo que conocemos.
Se trata de la señal WOW!, una extraña captación que data del 15 de agosto de 1977 y que estaría ligada a la vida fuera de la Tierra.
En ese entonces, el radiotelescopio Big Ear, una poderosa máquina propiedad de la Universidad del Estado de Ohio, captó durante 70 segundos una señal radial que hasta estos días es un enigma.
Y es que en materia tecnológica, la agitada década de los 70 no sólo significó la fundación de Microsoft o el lanzamiento de la videoconsola Atari, sino que toda una revolución en la astronomía.
Pero el sueño comenzaría mucho antes, en 1960. Allí, el científico Frank Drake, se aventuró en la necesidad de comunicarse con seres que no están a nuestro alcance.
Él fue el primero en el rubro en dirigir la búsqueda por medio de señales de microondas. Dos meses le tomó aquella investigación, en la que con una antena de 26 metros apuntó a dos estrellas similares al sol, señalan desde el portal de tecnología Fayer Wayer.
Poco antes, en 1959, la revista Nature figuraba con una publicación de dos expertos en el área: Guiseppe Cocconi y Phillip Morrison. En el escrito, proponían la comunicación por microondas dada la magnitud de la fuerza generada entre las estrellas.
Aunque parezca coincidencia, el propio Drake ya había llegado a tales conclusiones tras impulsar mediante sus experimentos lo que hoy, en manos de la NASA, conocemos como SETI o Búsqueda de Inteligencia Extraterrestre.
Por aquellos días, Frank utilizaba un receptor de un sólo canal cuya frecuencia alcanzaba los 1.420 Mhz, rango preferido por su composición de Hidrógeno Neutro y poder comunicacional indiscutible entre la comunidad académica.
No obstante, los esfuerzos del estudioso fueron en vano. Nunca pudo detectar señal extraterrestre alguna.
¿Qué es la Señal WOW?
Como señalábamos anteriormente, ese 15 de agosto de 1977 la también llamada “Gran Oreja” captó la curiosa señal y la registró en un papel continuo mediante el computador dispuesto en el observatorio. Dicho ordenador fue fabricado por IBM, poseía apenas 1 MB de disco duro y tan sólo 32 KB de memoria RAM.
Pocos días después, sería el profesor Jerry Ehman de la misma casa de estudios de Ohio, quien la descubriera. La historia relata que su impresión fue tal que junto con la secuencia numérica 6EQUJ5, que escribió la palabra WOW!, en señal de sorpresa ante tal revelación.
Durante la época era común que los astrónomos utilizaran números del 1 al 9 para evidenciar la fuerza de la señal captada por la radio por sobre el ruido común. Al ser esa escala insuficiente se agregaron todas las letras del abecedario.
Esto se explica de la siguiente manera:
6: de 6,0 a 6,999
E: de 14,0 a 14,999
Q: de 26,0 a 26,999
U: de ,0 a 30,999
J: de 19,0 a 19,999
5: de 5,0 a 5,999
Se entiende que cada número o letra simboliza la alta intensidad codificada por el radiotelescopio en 1 minuto y 12 segundos. Éste es precisamente el rango de tiempo que dichos aparatos demoran en fijar la vista en un sólo lugar del espacio, considerando la rotación terrestre. Cabe señalar, que dicha señal nunca más se ha vuelto a repetir
Algunas hipótesis
El mundo de la ciencia se caracteriza por ser escéptico y ante el descubrimiento de Ehman no había excepciones. Por lo mismo, la comunidad astronómica y algunos autores postularon explicaciones de lo que pudo haber ocurrido ese día.
En el libro “Gramáticas Extraterrestres” de Fernando Ballesteros, académico de la Universidad de Valencia, se señala que entre las hipótesis manejadas se baraja la posibilidad de la intermediación de lentes gravitatorias, en el que una señal radial no artificial pudo haber multiplicado momentáneamente su potencia dado el paso de pequeños asteroides por el espacio.
Asimimismo, otra de las visiones de los astrónomos es que la interferencia en el radiotelescopio del proyecto SETI, pudo ocurrir por el efecto de los rayos gamma ante las explosiones estelares de las supernovas.
¿Pudo tener un origen terrestre? Según Ballesteros, ésta también fue la idea de los científicos. La señal pudo haber sido transmitida desde un aparato “pirata” desde nuestro planeta y en su momento generó el choque con la “Big Ear’.
Si bien es una posibilidad, es legalmente imposible, pues la frecuencia de 1420 Mhz no funciona para las radios convencionales (o señales AM), dado que por tratados internacionales ese rango sólo está reservado para trabajos astronómicos, de acuerdo al documento “Sistemas Electrónicos de Comunicaciones” de Louis Frenzel.
Teorías pueden existir muchas, pero la percepción más interesante es que la señal WOW! nunca más volvió a encontrarse, por lo que no se ha descartado que la transmisión pueda haber provenido de una humanidad distinta a la nuestra, una de características extraterrestres.