Grupos de Derechos Humanos exigieron, la tarde de este miércoles, la renuncia del director del Servicio Electoral y ex jefe del Ejército, Juan Emilio Cheyre, quien reconoció haber entregado en un convento a un niño en 1973 cuyos padres fueron asesinados por la dictadura.
“La presencia de Juan Emilio Cheyre en la presidencia del Servel es un contrasentido que no contribuye en el fortalecimiento de la democracia”, dijo Mireya García, de la Agrupación de Familiares de Detenidos Desaparecidos.
“Lo deseable y lo sano, es que él tomara la decisión de separarse de la institución”, agregó.
Cheyre quedó enfrentado a las críticas luego de reconocer que en 1973 entregó a un convento un niño de dos años cuyos padres, el argentino Bernardo Lejderman y la mexicana María Rosario Ávalos, fueron fusilados por miembros del Ejército meses después de instalada la dictadura de Augusto Pinochet.
Cheyre dijo que con 25 años y cuando era teniente recibió la orden de entregar al niño tras ser informado de que sus padres se había suicidaron luego de ser cercados por una patrulla militar. Ambos habían llegado a Chile tras el triunfo del derrocado presidente socialista, Salvador Allende.
El caso resurgió por una serie de entrevistas concedidas por el niño que fue entregado al convento, Ernesto Lejderman, hoy de 42 años, semanas antes de que se cumplan 40 años del golpe de Estado en Chile.
Cheyre y Lejderman coincidieron la noche del martes en un programa de Televisión Nacional de Chile, donde sostuvieron un tenso enfrentamiento.
“No tengo espíritu de revancha. No le deseo a Cheyre ni a ningún genocida lo que pasé yo”, dijo Lejderman.
“Siento que en Chile ha habido verdad como en ningún país”, respondió Cheyre, que estuvo al mando del Ejército entre 2002 y 2006, cuando reconoció la responsabilidad del Ejército en las violaciones a los derechos humanos pero no pidió perdón.
La justicia investigó el caso y liberó a Cheyre de responsabilidades, aunque condenó a tres ex oficiales del Ejército a cinco años de prisión por el asesinato del matrimonio Lejderman-Avalos.
Tras ser cuidado por las monjas, Ernesto Lejderman fue llevado a Argentina para ser criado por sus abuelos paternos.
La dictadura de Pinochet finalizó el 11 de marzo de 1990, con un saldo de más de 3.000 víctimas mortales.