Las últimas alzas de los precios de la gasolina y el diésel han reabierto el debate sobre la utilidad del Sistema de Protección al Contribuyente del Impuesto Específico a los Combustibles, Sipco.
El Sipco sólo opera para atenuar el peso del impuesto específico y no ataca los aumentos del valor de los combustibles. La lógica es que cuando la bencina supera una determinada banda de precios, se baja el impuesto específico. Además, este mecanismo funciona cuando la causa de las alzas es internacional y no cuando se relaciona con el tipo de cambio.
Estos elementos son discutidos por la Comisión Nacional de Energía, que según fuentes de gobierno tiene la misión de modificar de manera importante este sistema de protección.
Según Michelle Labbé, economista de la consultora Econsut, se vive un momento complicado que puede hacer presumir más alzas, como la que esperan para esta semana, debido principalmente a la inestabilidad de Medio Oriente.
Sydney Houston, ex gerente general de la Asociación de Distribuidores de Combustibles, señaló que el SIPCO es solo un paliativo que distrae de la discusión de fondo que -a su juicio- debe implicar la eliminación del impuesto.
Esta visión es totalmente opuesta a la expresada por parlamentarios de oposición, quienes rehazan la eliminación del impuesto especifico del combustible.
El diputado socialista Carlos Montes, quien integra la Comisión de Hacienda de la cámara, señaló que se requiere mantener el impuesto, dado que permite recaudar 2 mil 500 millones de pesos y recordó que la oposición tiene una propuesta al respecto.
Montes criticó lo que considera una actittud pasiva del Gobierno para legislar en materia de combustibles, tomando en cuenta de que el precio del petróleo puede transformarse en un problema endémico, sobre todo porque cada vez es un bien más escaso.