La Unión Europea prohibirá por dos años el uso de tres insecticidas por ser mortales para las abejas polinizadoras. Dos de ellos están autorizados por el SAG en Chile y se usan para cultivos de frutas y maíz, ante lo cual expertos advierten que es necesario un análisis de riesgo para ver su comportamiento en el contexto nacional.
La principal razón para prohibirlas radica en que estos insecticidas, pertenecientes a la familia de neonicotinoides, afectarían el sistema nervioso de las abejas polinizadoreas, provocándoles parálisis e incluso la muerte.
Estos insectos son primordiales en el proceso de floración de los cultivos, ya que se encargan de la polinización.
Los insecticidas vetados, que son comercializados a nivel mundial por las empresas Bayer y Syngenta, son la clotianidina, el tiametoxam y el imidacloprid.
Los dos últimos, están aprobados por el Servicio Agrícola y Ganadero SAG y actualmente se usan en plaguicidas para cultivos de frambuesas, naranjos, paltos, arándanos, remolacha, trigo avena, maíz, sandías, entre otros.
Según el ejecutivo de proyectos de Fedefruta, Gonzalo Barrientos, las recomendaciones que se hacen a los productores es no aplicar plaguicidas durante el proceso de floración. Según el experto, no se justifican porque no hay plagas presentes en ese periodo.
Barrientos advierte que las restricciones en Europa son exigentes, y que la fruta que se exporta, es estudiada rigurosamente en sus destinos para detectar moléculas de elementos prohibidos.
En la misma línea se mostró el investigador e ingeniero agrónomo de Instituto de Investigaciones Agropecuarias, Arturo Correa, quien explica que el caso amerita un análisis de riesgo a modo de precaución, para evaluar sus efectos colaterales y cómo se comportan en la realidad chilena.
En tanto, el SAG, organismo encargado de registrar y prohibir las sustancias, manifestó mediante un comunicado, que a la fecha no han recibido ninguna notificación respecto de la prohibición del uso de plaguicidas neonicotinoides por parte de la Unión Europea. Sin embargo, como organismo fiscalizador del buen uso y manejo de plaguicidas, están alerta de los nuevos requerimientos.