Es verdad que no se cayeron las represas Pangue y Ralco con el terremoto del 2010, que como todos sabemos fue uno de los sismos más fuertes de los que se tienen memoria, pero las evidentes y no claramente explicables filtraciones del muro de Ralco, demuestran el peligro que éstas constituyen para los pobladores.
Una reciente denuncia de los dirigentes Pehuenche, apoyados por imágenes de documentalistas publicadas en la prensa local, causa revuelo al mostrar el peligro que significan esas enormes represas, con sus respectivos embalses, para el más de un millón de habitantes que viven aguas abajo.
En el sector habitan pueblos cordilleranos como Ralco, localidades ribereñas como Laja, Nacimiento y Hualqui, llegando hasta la desembocadura de Concepción. Todos ellos durante años han sido víctimas de inundaciones amplificadas, bruscos golpes de agua y angustia permanente, cada vez que llueve en abundancia, que hay un fuerte sismo o que comienzan a humear los volcanes activos, ubicados en las inmediaciones de la represas.
Tras las recientes denuncias, surgieron las voces de las autoridades locales, quienes agregaron que hasta el día de hoy, a más de una década de la entrada en operaciones de la centrales hidroeléctricas (Pangue en 1996 y Ralco en 2003), no existe claridad de los impactos que podrían causar problemas mayores con las represas, ni tampoco existen planes de emergencia adecuados para la población.
Durante la reciente investigación de Terram sobre los impactos ambientales del terremoto, que resultó de una serie de reportajes emitidos por Radio Bío Bío y del libro “Impactos Ambientales del terremoto y tsunami en Chile, las réplicas ocultas del 27F”, el ministerio de Obras Públicas se rehusó a entregar el informe post terremoto en que se evaluaron los posibles daños de las represas tras el mega sismo, por lo que las recientes denuncias no hacen sino aumentar el recelo.
Para aquellos, no pocos, que pudiesen pensar que éstas son exageraciones lindantes con la ignorancia, recordamos algunos hechos y/o circunstancias innegables:
1. En mayo del año 2001, en plena construcción de la represa Ralco, ejecutada supuestamente con los más modernos sistemas de construcción por parte de empresas transnacionales de prestigio, se vino abajo el enorme muro temporal de la represa Ralco, luego de que los ingenieros calcularan mal los enormes caudales que ese año bajaron por el río y el túnel de desvío se les taponeara, rebalsándose el embalse provisorio y yéndose una enorme mole de agua, barro, troncos y maquinaria pesada aguas abajo. Gracias al embalse Pangue, ubicado pocos kilómetros aguas abajo, se evitaron problemas mayores, pero la población a punto de vivir una tragedia.
2. En julio del 2006, luego de fuertes lluvias, se inundaron pueblos y localidades ribereñas, dejando ocho personas fallecidas, como resultado de las fuertes y súbitas inundaciones (otro falleció al caer su vehículo al cauce de un río luego de ceder un puente). Vecinos y parlamentarios de todas las tendencias políticas expresaron públicamente la responsabilidad que le cabía en la tragedia a la empresa eléctrica Endesa y la apertura de las compuertas de las represas Pangue/Ralco. Nunca antes los lugareños habían visto esas inundaciones en épocas de fuertes temporales.
El escándalo llegó a tal nivel que se constituyó una Comisión Investigadora en el Congreso, que entre otras recomendaciones, pidió estudios de fisuras en el muro de Pangue (hoy piden del muro de Ralco) y la elaboración de planes de emergencia en todas las localidades ribereñas. Salvo algunas reformas legales que dan mayor flexibilidad a las empresas para manejar los caudales en tiempos de emergencia y un estudio de las fisuras de Pangue (que no dejó conformes a los diputados), las recomendaciones quedaron para la historia. Las cortes, por otra parte, todavía no resuelven definitivamente las querellas presentadas por los parientes de los fallecidos.
3. La falta de aviso de la brusca apertura de las compuertas no sólo ha provocado estragos en época de inundaciones, sino que también en épocas de verano, provocando, según cálculos de periodistas locales, cerca de una docena de personas fallecidas en la última década. Es que desde siempre la gente se ha bañado en el río Bío Bío, pero sólo desde que están en operaciones Pangue y Ralco, aparecen de la nada fuertes oleadas que inundan islotes y cierran los pasos para salir a la orilla. A pesar de haber sido mencionado este problema a la Comisión Investigadora del 2006 por la madre y el acompañante de una de las víctimas, las tragedias han seguido ocurriendo en los veranos posteriores.
Quizás poco tendríamos que preocuparnos si no hubiesen ocurrido los hechos anteriores. O si estuviesen esas represas (y la tercera en construcción) en una zona en que poco llueve y poco tiembla. O en que no hubiera actividad volcánica. Pues, sabrá usted, que ¡es todo lo contrario!
Según el Doctor Maturana, a cargo de la Onemi durante 12 años, somos el país más sísmico de todo el mundo. En cuanto a las lluvias -y a pesar de recientes sequías- todos sabemos cómo puede llover en el sur. ¿Y la actividad volcánica? Pues, las represas del Bío Bío están rodeadas no de uno, sino de cuatro volcanes, tres de ellos activos (Callaqui, Antuco, Lonquimay y Tolhuaca).
A pocos días de haber sido Chile anfitrión de la importante “Plataforma regional para la reducción del riesgo de desastres en las Américas”, bien estaría que el gobierno aprendiera a comenzar por casa con planes de emergencia adecuados y transparentes para la población, entre ellos los que viven en la cuenca del río Bío Bío.
Cristián Opaso
Periodista colaborador de Terram