Si bien hace algunos meses se denunció a un mesero estadounidense que imprimió en la boleta “chicas gordas” a un grupo de amigas que fue a cenar; recientemente ocurrió una historia completamente distinta en dicho país.
Se trata de la historia de Amie Sivon que junto a su esposo, Jason, e hijo de 2 años, fueron a comer a un local llamado “Red Robin” en Carolina del Norte. Amie tenía 9 meses de embarazo y en conversaciones con el encargado del recinto, Charles Vann, quien supervisaba que todo anduviera bien con los pedidos, bromearon con que esa podía ser su última cena antes de la llegada de su nuevo retoño.
Frente a esto, Vann quiso “hacer algo agradable por ella, de forma anónima”, por lo que a la hora de pedir la cuenta, la familia se dio cuenta que el plato de Amie -que costaba 11.50 dólares; cerca de 6 mil pesos chilenos- estaba descontado.
Y eso no es todo, pues al costado tenía impreso un mensaje que decía “futura madre, buena suerte”.
Amie y su familia estaban tan agradecidos que ella se decidió a enviar un correo electrónico a un blog dedicado a los clientes, llamado “The Consumerist”, donde contó su experiencia adjuntando la imagen de la boleta. Fue ahí que su historia se hizo viral, replicándose en otros medios web e incluso en programas de TV nacional.
Por su parte, el portavoz del restaurant, Kevin Caulfield, aseguró que “este tipo de actos aleatorios de bondad en nuestros restaurantes son parte de nuestra cultura”. Incluso, en su página web tienen la sección “descontrolados”, donde los clientes envían historias y hechos que les han ocurrido en “Red Robin”.
Luego del episodio de bondad, Amie, Jason y su hijo volvieron a cenar al restaurante, esta vez con su bebé recién nacido. “El mismo encargado estaba de guardia, así que pudimos ir a darle las gracias y presentarle a nuestra nueva hija”, consignó Yahoo!.