Pese a la oposición de organizaciones mapuche Huilliche, la Central Hidroeléctrica Rucatayo comenzó sus operaciones en el Río Pilmaiquén, que separa las regiones de Los Ríos y Los Lagos.
La central, una de las tres proyectadas en el afluente, entregará 57 megawatts (MW) de capacidad instalada, lo que significa un aporte anual de aproximadamente 315 GWh al Sistema Interconectado Central.
Se trata de un proyecto de la empresa Hidroeléctrica Pilmaiquén S.A. con un costo de 90 millones de pesos.
Eso en lo económico, pues organizaciones mapuche Huilliche han hecho ver las externalidades sociales y ambientales, debido a que Rucatayo se enmarca dentro de un proyecto total que suma dos centrales más, las cuales según las comunidades comprometen profundamente los territorios indígenas, de importancia espiritual y cultural.
Uno de ellos es el Centro Ceremonial Kintuante, el cual quedará bajo el agua si la Central Hidroeléctrica Osorno, que se emplazaría kilómetros más abajo, llega a construirse.
De hecho, hasta una facción de la Coordinadora Arauco Malleco se adjudicó atentados en Rucatayo, lo que da cuenta del clima de conflicto generado en la zona tras la irrupción de la hidroeléctrica.
Para el lonco de Mantilhue, Rodelio Torres, se trata de una situación dolorosa, reclamando que las comunidades mapuche, así como sus autoridades ancestrales, no han sido escuchadas y peor aún han sido reprimidas.
Represión que a juicio de la autoridad ancestral mapuche no sólo se ejerce con acciones físicas, sino también a través de decisiones inconsultas, tal como fue instalar una represa en un río como el Pilmaiquén, de importancia espiritual para los Huilliche.
Esto queda, a su juicio, ejemplificado en la inundación del Centro Ceremonial Kintuante, ente rector de todo el proceso espiritual de la zona que incluso se une con otros centros religiosos como el conocido Taita Huetellao, en Pucatrihue, San Juan de la Costa.
Por todo esto, Torres indicó que continuarán resistiéndose a proyectos hidroeléctricos sobre sus territorios, que no los benefician sino que los perjudican, recalcó.
Pese a que el proyecto total de construcción de centrales hidroeléctricas en el Pilmaiquén avanza sin importar la oposición de comunidades indígenas, éstas están fuera de terminar organizándose para resistir los daños colaterales que proyectos de esta envergadura pueden generar con su implementación.
Aún queda el de la Central Hidroeléctrica Osorno, también de Pilmaiquén S.A., que se vislumbra como la última lucha de las comunidades indígenas en pos de preservar la espiritualidad mapuche en la zona.