Fueron 5 los asesinatos que marcaron el 29 de marzo como un día a recordar por las familias de las víctimas, organizaciones de derechos humanos y de la izquierda chilena.
Avanzaban los años ochenta y la oposición a la dictadura de Augusto Pinochet organizaba distintas manifestaciones, unión de fuerzas e incluso crecía la alternativa de una resistencia armada contra el régimen, con hechos de violencia que evidenciaban lo sangriento de los organismos represores estatales.
En ese ambiente, la mañana del 29 de marzo de 1985, en el frontis del Colegio Latinoamericano de Providencia, el profesor Manuel Guerrero y su amigo el sociólogo Manuel Parada, ambos militantes del Partido Comunista, fueron encañonados y secuestrados por agentes de la Dirección de Comunicaciones de Carabineros (Dicomcar).
Guerrero era miembro de la Asociación Gremial de Educadores (Agech) y Parada era jefe del Departamento de Análisis de la Vicaría de la Solidaridad. Su trabajo era clave en el esclarecimiento de numerosos crímenes de lesa humanidad cometidos por el denominado Comando Conjunto, según señala un reportaje de la UDP.
Sin embargo, los dos profesionales detenidos junto a Santiago Nattino, diseñador gráfico publicitario, miembro también de la Agech y del Partido Comunista, aparecieron muertos y degollados en frente al fundo El Retiro, en la ruta que une Quilicura con el Aeropuerto de Pudahuel, según precisa el sitio del Museo de la Memoria y los Derechos Humanos.
El triple homicidio fue atribuido en un primer momento, por parte de autoridades y parte de la prensa, a un ajuste de cuentas entre grupos de izquierda. Las investigaciones más tarde revelaron lo realmente sucedido y terminó con la renuncia del entonces General Director de Carabineros, César Mendoza, y la condena a cadena perpetua contra 6 agentes del servicio secreto de la policía uniformada.
Hermanos Vergara
Ese mismo día, pero en Villa Francia, los hermanos Rafael y Eduardo Vergara Toledo, de 18 y 20 años, caían abatidos por disparos de Carabineros, en lo que la prensa describió como un enfrentamiento entre asaltantes y uniformados. Sólo 20 años más tarde, la investigación del hecho estableció que los estudiantes fueron acribillados por razones políticas, al ser miembros del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR).
Los familiares y organizaciones sociales sabían lo realmente ocurrido, y conmemoran cada año el asesinato, bautizándolo como el Día del Joven Combatiente. Sin embargo, la justicia recién el año 2008 dictó condena contra los ex uniformados involucrados.
En un principio, se recordaba en este día a las víctimas de los organismos represivos de Pinochet en los años 70 y 80, pero de a poco se fueron sumando nombres de manifestantes muertos en manos de Carabineros, durante los gobiernos de la Concertación e incluso el caso de Manuel Gutiérrez, adolescente víctima de un disparo policial en agosto del 2011.
Distintos actos conmemorativos se organizan en poblaciones, y a la vez, grupos organizados instalan barricadas y se enfrentan a Carabineros, como una forma violenta de protesta, arraigada en los sectores más populares del país, desde los difíciles años de la dictadura.