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Si bien hay relaciones que acaban de manera repentina, la mayoría no ocurre de un día para otro y se da más bien un deterioro paulatino que las lleva a su fin. Ahora, una reciente investigación logró determinar que hay un punto de no retorno en las relaciones de larga data donde ya no se pueden salvar.

De acuerdo al estudio realizado por investigadores de la Johannes Gutenberg University Mainz (JGU) en Alemania, las relaciones no suelen terminar de la noche a la mañana. Todo comienza con una fase inicial de insatisfacción donde aún es posible salvar el vínculo, pero si no se hace nada, inevitablemente caes en un periodo de malestar profundo donde ya no hay solución.

En pocas palabras, cuando uno de los dos miembros comienza a sentirse profundamente insatisfecho en la relación, el quiebre es casi seguro en un periodo de uno a dos años.

“Para comprender mejor las relaciones en proceso de disolución, las examinamos desde la perspectiva del tiempo transcurrido hasta la separación”, explicó Janina Bühler, líder de la investigación, según recoge un artículo del portal especializado Phys.org.

Condenados a la separación

Para su análisis, los expertos tomaron en cuenta otros cuatro sondeos realizados en Alemania, Australia, Reino Unido y Países Bajos, donde establecieron que las parejas pasan por dos etapas antes de separarse.

La primera es la “fase preterminal inicial”, que puede durar varios años y se caracteriza por una ligera disminución de la satisfacción.

Luego, sigue una etapa de transición o “punto de no retorno” donde se produce un descenso acelerado de la satisfacción, que puede durar hasta 28 meses, pero la mayoría termina en uno o dos años como máximo.

“Una vez alcanzada esta fase terminal, la relación está destinada a terminar”, enfatizó la investigadora.

Por qué siempre hay uno que sufre más con el quiebre

Buhler y su equipo explicaron que las dos personas involucradas no suelen vivir este periodo de igual modo. Quien termina la relación suele ser el que fue infeliz durante más tiempo estando en pareja. No obstante, a quien lo cortan, comenzó a sentir esta insatisfacción poco antes, por lo que sufrió menos durante el vínculo, pero le duele más el quiebre.

“Las parejas pasan por varias fases. Normalmente, no se separan de un día para otro, y el impacto de estas fases en cada una de ellas varía”, indicó Bühler, quien es terapeuta de parejas.

“En muchos casos, las parejas buscan ayuda demasiado tarde, es decir, cuando ya han alcanzado el punto de no retorno”, añadió.

En este sentido, la investigadora dice que “tomar medidas en la fase preterminal de una relación, es decir, antes de que empiece a deteriorarse rápidamente, puede ser más eficaz e incluso contribuir a preservar la relación”.

Esto último quiere decir que cuando recién comienza a disminuir la satisfacción, aún es tiempo de hacer algo y arreglar las cosas, antes de caer en la fase de no retorno.

Referencia:

Janina Larissa Bühler y otros. Deterioro terminal de la satisfacción en las relaciones románticas: Evidencia de cuatro estudios longitudinales. Journal of Personality and Social Psychology (2025). DOI: 10.1037/pspp0000551