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Compartir las claves de redes sociales con tu pareja, ¿fortalece o controla la relación?

Publicado por Valentina Espinoza Poblete
La información es de RPP Noticias

24 octubre 2024 | 09:18

Una experta aclara si compartir las contraseñas de redes sociales con tu pareja, significa fortalecer la relación, o más bien es una forma de controlarla.

El intercambio de claves en las redes sociales es común entre las parejas, pero ¿realmente es una forma de fortalecer la relación o simplemente una forma de vigilancia?

Tras la inquietud, la psicóloga clínica, Francesca Origgi, dio respuesta sobre esta práctica, al medio RPP.

Un acto de confianza,algo normal o no tiene nada de malo, son algunas de las respuestas que podrías escuchar de alguien que realiza esta práctica con su pareja.

Sin embargo, en muchos casos, este intercambio podría ser realizado bajo presión y en contra de la voluntad de uno de los integrantes de la pareja, con el fin de vigilar o controlar.

¿Fortalecer la relación o controlar a la pareja?

Francesca Origgi, indicó que aquel tipo de comportamiento se ha vuelto “supernormalizado” en las relaciones actuales. Aunque algunos lo ven como una muestra de confianza y amor, Origgi advierte que en realidad puede generar más problemas que soluciones.

Según la psicóloga, en una época donde las redes sociales exponen más las relaciones, la sensación de vulnerabilidad crece, llevando a las personas a creer que acceder a las cuentas del otro les dará el control necesario para evitar posibles infidelidades.

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No obstante, Origgi resalta que “si alguien quiere ser infiel, lo hará con o sin claves”. Por lo tanto, la idea de tener el control de las redes sociales de la pareja no garantiza su fidelidad, ni asegura la estabilidad de la relación.

Más bien es todo lo contrario, pues este control puede llevar a malentendidos y conflictos que no habrían surgido de otra manera.

Desconfianza en la relación

Una de las razones que lleva a un integrante de la pareja a realizar esta práctica, está relacionado con la desconfianza, la cual podría estar ligada a situaciones de malas experiencias en relaciones de pareja anteriores.

Esto, según la especialista, podría llevar a un integrante a provocar que la inseguridad crezca y, con ello, el deseo de controlar la vida de la pareja.

Origgi, explica que “si has vivido una infidelidad en el pasado, es posible que esa herida te haga sentir que necesitas controlar la privacidad de tu pareja”.

Este comportamiento suele ser una señal de que la persona no ha sanado emocionalmente o que no está lista para comprometerse en una nueva relación.

Además, la falta de comunicación dentro de la relación puede aumentar esa sensación de inseguridad y llevar a decisiones impulsivas como revisar el celular de la pareja, dañando la confianza.

Mantener el control

En ese sentido, también surge la necesidad de mantener el control, aunque el objetivo de pedir las claves suele ser para mejorar la relación y asegurar su estabilidad, el resultado suele ser el opuesto.

En vez de construir confianza, este acto tiende a sembrar desconfianza, generando un ambiente de tensión que termina afectando la relación.

Esta necesidad de vigilar cada interacción no solo desgasta emocionalmente a quien ejerce el control, sino que también coloca a la relación en un ciclo constante de sospecha.

Además, la dinámica de desconfianza crea una distancia entre los miembros de la pareja, volviendo difícil la comunicación sincera y genuina, y en ese sentido, en lugar de fortalecer el vínculo, lo debilita.

Buscar el equilibrio con la pareja

De esta manera, según la experta, lo ideal dentro de la relación es buscar el equilibrio entre la confianza y la autonomía, el cual está ligado en un 100% a la seguridad personal.

“Cuando te sientes seguro en ti mismo, es más fácil confiar en tu pareja sin necesidad de controlar cada aspecto de su vida”, asegura Origgi.

A ello, complementa que es recomendable establecer “códigos”, los cuales pueden permitir que partes sepan qué están dispuestas a ceder sin comprometer su bienestar emocional.

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No se trata de compartir contraseñas o vigilarse mutuamente, sino de crear un espacio de respeto y entendimiento mutuo.

Por último, Origgi enfatiza que estos acuerdos deben surgir de una conversación abierta y sincera, donde ambos miembros de la pareja expresen sus necesidades y límites.

Por lo tanto, el objetivo no es restringir la libertad del otro, sino que construir una relación basada en el respeto mutuo, donde cada uno conserve su autonomía y la relación no se vea afectada por inseguridades o expectativas irreales.