Una de las motivaciones más importantes de las personas, en medio del ajetreo de la vida moderna, es encontrar el amor. Y no necesariamente ese amor romántico que vemos en las películas, sino que simplemente alguien con quien compartir ciertos gustos, intereses y poder llevar una vida en conjunto pero respetando las individualidades.
Cuando se transita en este difícil camino de encontrar a quien creemos que será nuestra “media naranja”, es un hecho que nos vamos a topar con varias frustraciones en el medio y, por lo mismo, se vuelve crucial entender precisamente que la pareja ideal no existe, ni mucho menos alguien perfecto.
Así también lo describe la psicóloga norteamericana Leslie Becker-Phelps, a través de su libro Amor, psicología de la atracción, donde despliega una especie de guía que nos enseña a desenvolvernos en estas ligas.
Entre los consejos más destacables está el hecho de aceptar que las parejas ideales simplemente son una construcción social que tenemos en nuestra cabeza y que sólo nos perjudica, ya que no estamos viendo nuestra verdadera naturaleza, según consigna el medio español ABC.
“No hay persona ideal porque somos débiles, cometemos errores…Y tampoco hay parejas ideales. Quizás, lo más cerca de un ideal es aceptar nuestra naturaleza imperfecta, y la de quienes nos rodean. Estas personas tendrán un impulso a perseguir el crecimiento y desarrollo en sí mismos y con su alrededor”, señala Phelps, agregando que sí existe una relación ideal, y que es aquella en la que “ambas personas están totalmente comprometidas a trabajar por las dificultades de su relación”.
De hecho, según un estudio de la Universidad de Toronto, consignado por el medio británico Daily Mail, la búsqueda de tu “alma gemela” podría estar arruinando tus posibilidades de tener una vida sexual plena y feliz.
Esto porque muchos de los que buscan una “pareja ideal”, también creen en el “destino sexual”, que es básicamente pensar que la química en la intimidad existe o no, sin puntos medios y sin interés por trabajar en su mejora. En este tipo de personas abundan las inseguridades y la relación se va desgastando.
Por lo mismo, la investigación detalla que la clave para llevar una vida íntima más satisfactoria es entender todas las experiencias como “crecimiento sexual”. Lo anterior se sustenta en que las parejas que participaron del estudio (más de 1.900), aseguraron que alcanzar la plenitud en el sexo en pareja requiere de tiempo y esfuerzo de ambas partes. Esto contribuiría a una conexión más cercana en la cama y más satisfactoria en general, comenta Jessica Maxwell, líder del estudio y candidata a doctora en Psicología de la institución educativa.
Dificultades de la vida sexual en pareja: ¿existe la perfección?
Hablar de dificultades en una relación es desplegar un abanico gigante. La vida sexual en pareja quizá no es una de las más importantes, a simple vista, pero sí muchas veces es determinante en el futuro de ésta. Debemos saber que si el romance y la pasión desaparecen o están débiles, la relación se enfriará y terminará convirtiéndose en una rutina que tarde o temprano nos pasará la cuenta.
Cuando buscamos el amor y encontramos a una persona que cumple con todas nuestras expectativas y aceptamos llevar una vida en conjunto, implica crecer, descubrir y explorar distintos mundos con esa persona. La confianza que podamos sentir en el otro es nuestra mejor arma para solucionar cualquier tipo de conflictos, incluidos los sexuales, pero si no confiamos realmente en quien tenemos al lado, simplemente deberíamos replantearnos la relación.
¿Existe la perfección? Esta es una pregunta difícil de responder, pero lo primero que debes tener claro es que la perfección no es el fin último de una vida sexual, sino que es mucho más importante que sea saludable y plena.
Para el reconocido coach de citas y columnista Matthew Hussey, lo mejor del sexo con una pareja estable, es precisamente que tenemos en quien confiar para explorar y descubrir nuevos aspectos, sin embargo, no todos se atreven a esta idea.
Hussey cita un estudio publicado en el Canadian Journal of Human Sexuality, en el que se desprende una conclusión que reza: “Mientras más largas sean nuestras relaciones románticas, menos dispuestos estamos a arriesgarnos a hacer novedades en el plano sexual”.
La razón se explicaría porque al parecer para nosotros es más fácil psicológicamente exponer nuestros deseos y tener nuevos comportamientos sexuales en “noches casuales”, que en una relación, ya sea por no querer ofender a nuestras parejas y/o por miedo a ser juzgados.
Por lo mismo, si queremos que nuestras relaciones duren y que nos hagan más felices, necesitamos una cultura más abierta en el plano sexual, que nos permita pedirle a nuestras parejas lo que queremos en la cama y motivarlas a que hagan lo mismo.
Debemos dejar de lado el pensamiento de que cuando encontramos a una pareja seria y estable, las fantasías sexuales pasan a segundo plano, ya que debería ser todo lo contrario.
Para el terapeuta, la principal clave es hablar abiertamente sobre lo que queremos, incluso cuando estamos en medio de una relación sexual. Romper la barrera del pudor. “Tal vez puedes llegar a tu siguiente cita usando una peluca o proponerle que vayan juntos a un sexshop. Cosas así de simples abren las puertas de un nuevo mundo”, asegura.
¿Claves para una vida sexual más satisfactoria?
La terapeuta sexual y de pareja Renata Ortega Sáez define como “felicidad sexual” todo lo relacionado a conceptos como “bienestar, sensación de satisfacción y placer compartido”, y entrega, a través de su sitio web especializado, una serie de consejos para llevar a cabo este ideal.
* Sentirse deseado/a: la especialista asegura que lo principal es sentirse “el foco erótico del otro”. Es lo primero que debe importar dentro de la lista de cualidades que nos hacen sentir plenos y felices en un encuentro sexual.
* La fluidez: los encuentros y la sincronización es primordial en la práctica sexual. Dejarse llevar por lo que sentimos en ese momento más que por pautas de conducta que tengamos arraigadas. “Hacer del encuentro un ir y venir de placer y disfrute”, indica.
* La exclusividad: para Ortega este punto no se trata sólo de la fidelidad como valor moral, sino más bien a la importancia de “sentirse único y exclusivo”, para que así el encuentro provoque una sensación única que no solo está ligada al placer físico. “En otras palabras es algo así como la declaración de ‘solo contigo siento y me siento así"”.
* La lealtad: “No hay nada más grato que saber con quién me estoy metiendo a la cama”, señala la terapeuta, agregando que sea “la lealtad se juega en el ámbito sexual, en la capacidad de mantener a mi pareja “informada” de lo que me está pasando, de lo que voy sintiendo y de lo que voy necesitando en el encuentro sexual”.
* El mutuo cuidado: acá tampoco se trata solo del cuidado físico frente a ITS, embarazos no deseados, etc., sino también de lo psicológico. “Es tener la convicción que el otro no me dañará, que del encuentro no se derivará una mala experiencia o un menoscabo a mi persona. Saber que me puedo entregar y vulnerar sin miedo, con plena confianza”, explica.