Las series turcas se han caracterizado por sus buenas y atrapantes historias. En nuestro país han sido todo un éxito series como “Las Mil y Una Noches”, “El Sultán” o “Madre”, la que se está nuevamente transmitiendo, esta vez por Chilevisión.
Netflix tampoco se queda atrás en la variedad de series o miniseries turcas que ofrece. Hay diversos tipos; pasando por comedias, dramas o romances.
Una de las series que desde su lanzamiento, a mediados del año 2022, ha estado varias veces en el top 10 de las más vistas es “Mi otra yo”, un drama de 8 capítulos que habla sobre el camino espiritual que viven tres amigas que están pasando, cada una a su manera, un proceso de cambio.
La historia de Mi Otra Yo
“Mi otra yo” narra la historia de Ada (Tuba Büyüküstün), una prestigiosa cirujana; Sevgi (Boncuk Yilmaz), una ambiciosa abogada; y Leyla (Seda Bakan), quien no se desarrolló profesionalmente y vive feliz con su marido e hijo.
En la época de la universidad fueron compañeras de habitación y ahí es donde se forjó su amistad, unos lazos que, con el paso de los años, se han ido fortaleciendo.
A pesar de que cada una de ellas ha llevado una vida muy distinta, siempre se han prestado un apoyo incondicional, en los buenos y en los malos momentos, tal como recoge la revista HOLA.
Las tres amigas emprenden un viaje improvisado a la ciudad costera de Ayvalik tras recibir una dramática noticia que lo cambiará todo: Sevgi es diagnosticada con cáncer.
Su recuperación será un duro camino en el que estará acompañada en todo momento por sus inseparables amigas y, aunque podría ser tratada por procedimientos médicos, la abogada decide apostar por la medicina alternativa.
Es aquí donde Sevgi invita a sus amigas a participar en estas terapias sanadoras grupales: Constelaciones Familiares. La terapia busca romper con patrones que han sido heredados por generaciones y que afectan la vida actual de cada persona.
Este proceso se transforma en un autoconocimiento, donde las amigas se hacen consciente de historias familiares que han influenciado su presente; deben perdonar o asumir que son creencias que no aportan a su vida en la actualidad o que muchas veces la afectan.
¿Qué son las constelaciones familiares?
Como explica Darina Nikolaeva, psicóloga por la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB), en la revista Elle “las constelaciones familiares son un método terapéutico especialmente indicado para ampliar la comprensión de las relaciones que se dan en el seno de una familia, así como para tomar consciencia de determinadas dinámicas transgeneracionales que se repiten en una familia a lo largo del tiempo”.
“Esta herramienta fue ampliamente extendida por el psicoterapeuta alemán Bert Hellinger desde la década de 1970”.
Según Nikolaeva, de las comprensiones que surgen durante una constelación familiar derivan cambios que contribuyen a relaciones más sanas y conscientes.
“Otro de los beneficios de esta herramienta terapéutica es que contribuye a detener la repetición inconsciente de determinados patrones emocionales y de conducta que generan limitación o sufrimiento, y que tienen en ocasiones su origen en sucesos del pasado, incluso varias generaciones atrás”, indicó.
Cómo son las sesiones de constelaciones familiares
Como explica Darina Nikolaeva en la revista Elle, una constelación familiar se puede desarrollar tanto en grupo como en sesión individual.
“En cualquiera de los dos formatos, el cliente configurará su sistema familiar con la ayuda y acompañamiento del terapeuta”, afirmó.
Si la constelación familiar se realiza en grupo, cada miembro de la familia, como señaló Nikolaeva, será representado por uno de los asistentes a la sesión de constelaciones familiares.
“En caso de llevarse a cabo en una sesión individual, la imagen del sistema familiar se configura con muñecos, o bien con un tipo de figuras habitualmente denominadas anclajes”, añade.
En las terapias grupales, “una vez concretada la demanda por parte del cliente, el terapeuta le indica que escoja, de entre el grupo de participantes, a una persona por cada miembro de la familia y a otra que le represente a él o ella misma; estas personas representarán a los miembros de la familia en la constelación familiar. De este modo, habrá tantos representantes como personas de la familia del cliente se hayan decidido incluir en la configuración de la constelación”.
A continuación, el constelador ordena a los representantes de la familia y al representante de él o ella “de tal forma que la posición en el espacio y la dirección de la mirada de cada uno/a exprese las relaciones entre todos ellos, según sienta el cliente que son estas”.
“Si, por ejemplo, el cliente siente que su padre y su madre no se llevaron nunca demasiado bien, es posible que coloque a ambos algo distanciados entre sí y, además, sin mirarse entre ellos”, señala la experta.
“Una vez que los representantes ocupan el lugar que se les ha indicado en la sala, lo que emerge es una imagen de los vínculos existentes en la familia del cliente”, explica la experta.
“Es decir, se obtiene lo que podríamos llamar una ‘fotografía sistémica’, en la que se comienza a comprender la naturaleza de los vínculos en esa familia. Esto, de por sí, tiene un gran poder transformador, ya que permite ‘ver’ algo tan intangible como real, como lo son las dinámicas de relación entre las personas”, añade.
En una segunda fase de la constelación, el terapeuta pide a los representantes que se centren y se sientan en “los zapatos de a quien están representando”.
“Lo habitual es que los representantes, cuando centran la atención en sus sensaciones corporales y en cómo se sienten con relación a los demás representantes, comiencen a experimentar ciertos cambios emocionales o físicos (tensión, frío, ganas de llorar o de abrazar…)”, dice.
“Lo que en realidad sucede es que emergen las dinámicas relacionales que operan entre estas personas de una forma vivencial. El cliente atestigua todo ello, al tiempo que es acompañado por el terapeuta en este proceso de ir tomando consciencia de lo que está sucediendo en el ‘escenario’ de la constelación”.
“Al tratarse de una herramienta terapéutica, y no de un tipo de terapia o proceso terapéutico en sí mismo, las sesiones de constelaciones familiares suelen aplicarse en intervenciones puntuales”, añadió.
Así, el número de constelaciones familiares a las que uno acude dependerá de cada persona y de cada caso.
Terapia sin evidencia científica
Sin embargo, para el mundo científico no existe ningún tipo de estudio serio que avale la eficacia de esta terapia.
Según informa el sitio especializado Psyciencia, especializado en investigaciones de índole psicológica, las constelaciones familiares no han sido nunca verificadas como una terapia que sea eficaz.
Asimismo, sus posibles resultados positivos podría ser atribuibles a procesos de sugestión y a la empatía.
Como indican los profesionales, las constelaciones familiares son una forma de pseudopsicoterapia cuyo modelo teórico se sustenta en ideas extraídas de otras pseudoterapias y creencias pseudocientíficas.
Otra gran crítica del mundo científico es cualquier persona puede convertirse en “facilitador” de esta práctica y no se requiere ningún estudio previo especializado.