En la actualidad, una de cada cuatro mujeres embarazadas vive la pérdida de su bebé en gestación, de acuerdo a cifras de la Asociación del Aborto Espontáneo de Reino Unido. Otro importante grupo debe sufrir la muerte de su retoño durante el parto o en los primeros días de haber nacido. Pero, pese a que se trata de la vida de un hijo/a, lo cierto es que la gran mayoría atraviesa este duelo en silencio y sin acompañamiento, ya que por décadas se ha mantenido como un “tema tabú” del cual poco se habla.
“Todos empatizamos cuando alguien sufre una pérdida. Todos sabemos el dolor que se siente cuando alguien pierde a un ser querido. Todos sabemos que esa persona necesitará su tiempo, su espacio y sobre todo, el apoyo de su entorno más cercano. Sin embargo, hay un tipo de duelo que muchas veces pasa desapercibido, un duelo que es probable que alguien cercano a ti haya vivido y tú ni siquiera te hayas enterado… el duelo perinatal“, señaló Ainhoa Plata, psicóloga española especializada en ésta y otro tipo de terapias.
A grandes rasgos, el duelo perinatal es el proceso psicológico desencadenado por la muerte del hijo/a en el período que abarca desde su gestación hasta después de haber nacido. Lo anterior, sin importar la cantidad de semanas que tenga el bebé en el vientre, ya que este duelo dice relación con el sentir de la madre y padre más allá de la edad gestacional del nonato.
Si bien los duelos gestacionales ocurren a menudo, este proceso suele ser subestimado en cuanto a su magnitud y secuelas. Y es que tanto la muerte fetal como la muerte neonatal, las pérdidas tempranas y los fracasos de fertilización corresponden a la pérdida de un bebé muchas veces anhelado y al derrumbe de la ilusión de la maternidad.
“Estos duelos no son públicamente reconocidos ni socialmente expresados, (a veces) no hay nacimiento ni rituales fúnebres, no quedan objetos concretos que puedan avalar su existencia. Vividos en silencio, permanecen como un trauma escondido que menoscaba la salud de la mujer“, señaló el médico Fernando Neira Stegmaier en un artículo científico sobre este tipo de duelos, consignado por la biblioteca Síntesis de la Escuela de Medicina de la Universidad de Chile.
A ello, Neira Stegmaier agregó que “Los estudios internacionales refieren cifras de 20 – 40% de duelo patológico y la clínica muestra secuelas perdurables, que se extienden más allá de la puérpera -la mujer afectada-, al grupo familiar actual y transgeneracional. Por ambas razones, el duelo constituye un problema de salud pública y mental que merece la integración de conocimientos de ciencias de la conducta, en el tratamiento institucional del tema“.
Pese a la importancia que tiene una correcta atención de salud para este tipo de duelos, lo cierto es que actualmente en Chile no existen acompañamientos ni protocolos para las madres y padres que sufren la muerte gestacional o perinatal de su bebé.
Ahí es donde nace la Ley Dominga.
La pérdida de Julián
Aracelly Brito Muñoz vive en San José de Maipo, tiene 30 años, es gastrónoma internacional, masoterapeuta, madre de Maximiliano de 8 años y gestora de la Ley Dominga, que lleva el nombre de su hija fallecida.
En 2020 tras la pérdida de su segundo hijo, Julián, a las 9 semanas de gestación, Aracelly y su pareja, Maximiliano González, vivieron duros momentos por la nula contención que recibieron.
“Fue un aborto retenido (cuando el feto no es expulsado de forma natural) del cual no me explicaron nada, sólo que no tenía latidos y que había que hacer un legrado (intervención que sirve para extraer el tejido del feto y la gestación desde la cavidad uterina). Prácticamente, tuve que callar mi dolor. El legrado fue muy triste ya que entré sola, no dejaron que mi pareja tomara mi mano”, comentó la madre en exclusiva a BioBioChile.
“Me internaron al lado de la sala de bebés, donde los escuchaba llorar día y noche. Luego me hicieron firmar una carta de autorización para botar los restos biológicos (de su bebé y los propios del embarazo), y en ese momento de tristeza y vulnerabilidad los firmé. Sentí que para todos era un mero trámite, mientras que a mí y a mi pareja se nos caía el mundo encima de pena. Y es que, al final, ir al psicólogo o psiquiatra por una pérdida de 9 semanas es casi ridículo para la gente”, agregó Brito.
Pese a ello, la pareja no perdió la esperanza y siguió en la búsqueda de convertirse en padres nuevamente. Tras unos meses quedaron esperando a Dominga, su “bebé arcoíris”, llamados así por concebirse tras la pérdida de un hijo en gestación.
La historia de Dominga
“Mi embarazo con mi Dominga fue avanzando de una manera perfecta. Todos los exámenes estaban bien, disfrutamos cada día de sus locuras en mi vientre, no tuve diabetes gestacional ni presión alta, nada. Me cuidé tanto, hice todo lo recomendado“, recordó Aracelly.
Agregó que “nosotros como familia contábamos los días para conocer a nuestra Dominga Catalina. Ya no quedaba nada. En las últimas 3 semanas me cambiaron a mi ginecólogo, me derivaron con una ginecóloga que me dio la orden de los últimos exámenes y en la semana 37 ya estaba lista para comprar el bono PAD y podía nacer mi Domi“, contó la madre sobre el período que vivió en septiembre de 2020.
“Llegando a la semana 36, la Domi no se movía mucho. Fui al hospital más cercano, pero como tenía latidos me mandaron para la casa. Llamé a mi matrona a cargo cerca de 20 veces para pedirle un sobrecupo con urgencia (de modo de tener a su hija), porque yo sabía que se movía menos… Pero nunca fui escuchada. Para ella era la mamá exagerada, me respondía ‘Coma chocolate’, pero mi instinto de mamá me decía otra cosa“, dijo.
“Decidimos no esperar más y el día 26 de septiembre del año pasado fuimos a hacernos una ecografía al mejor lugar de Santiago, porque yo no estaba tranquila. Llegamos, me hicieron la ecografía y mi Dominga estaba con latidos, pero dormida. No se movía casi nada. El doctor nos preguntó si sabíamos que ella tenía arteria umbilical única (anomalía del cordón umbilical en la que se presentan sólo dos de los tres vasos, una de dos arterias, una vena y que tiene mayor incidencia de muerte perinatal) y que, por ese motivo, no podía nacer por parto normal”, siguió contando Aracelly.
El lamentable desenlace
Añadió que tras salir de la ecografía llamó nuevamente a su matrona, numerosas veces. Era día sábado. Le exigió que le sacaran a su hija de inmediato. No obstante, la especialista le respondió que el lunes hablaría con su ginecóloga para ver si le podían dar un sobrecupo. En su desesperación, la llamó 15 veces más pero su última respuesta fue tan tajante como incomprensible: “Por un instinto de mamá no vamos adelantar tu parto”. Aracelly ya tenía 9 meses.
No le quedó otra opción que confiar en el criterio de la matrona y hacer reposo todo el día, sin embargo, cerca de la medianoche se levantó para ir al baño y notó que estaba sangrando. Tomó sus bolsos y fue rápidamente a la clínica con la esperanza de conocer pronto a su hija… Pero eso quedó en una ilusión.
“Llegamos y me hicieron pasar sola. Fue ahí cuando me dieron la noticia de que mi hija ya no tenía latidos. Me volví completamente loca… me comencé a golpear, gritaba tan fuerte que yo creo que la clínica completa me escuchó. Fueron a buscar a mi pareja pero no le dijeron nada. Él entró feliz, pensando que lo llamaban porque la Domi estaba pronta a nacer. Entró a mi habitación y se llevó el impacto de golpe… Él dice que mis gritos jamás los podrá olvidar”, expresó Brito.
Ley Dominga
Tras su dura experiencia, Brito y su familia tomaron la determinación de que la muerte de Dominga no podía ser en vano. Sacó fuerzas de su hija, Maximiliano y Julián y decidió hacer algo por cambiar la manera en que se vive el duelo perinatal en nuestro país: de forma invisibilizada y sin acompañamiento.
“A raíz de lo vivido, comencé a investigar y hacerme amigas de muchas mujeres que han sufrido situaciones similares o aun peores. Por lo que decidí, contra todo pronóstico, crear la Ley Dominga”, expresó.
Esta propuesta pretende que todas las instituciones de salud, ya sean públicas o privadas, cuenten con un protocolo universal frente a la muerte perinatal, en donde haya un manejo médico y acompañamiento psicológico acorde para contener a la madre, principalmente, pero también al padre y al núcleo más cercano del nonato o neonato fallecido.
Entre las medidas que busca instaurar, destaca que los centros de salud deban contar con habitaciones o salas aisladas para las madres en duelo, distinto al de aquellas con hijos nacidos vivos. Además, el espacio donde se encuentre la madre en duelo tendrá el nombre del hijo/a fallecido y un símbolo o ícono visible en la entrada, de modo de anticipar de su estado al personal de salud o visitantes que transiten por el lugar.
Otra medida es capacitar al personal del área de maternidad para afrontar situaciones de muerte perinatal, con eje en la empatía y el buen trato hacia los padres. Se incluirán herramientas emocionales, estrategias de comunicación asertiva y cursos en duelo gestacional, entre otros.
A juicio de Brito, esto es de suma importancia para la mujer que inicia su duelo. “Nosotros vivimos una cantidad de indolencias y falta de humanidad… La falta de protocolos, de acompañamiento digno, de humanidad, de derecho a estar con tu bebé, de tener que estar internada con mamás con hijos vivos, el cero acompañamiento psicológico, ninguna explicación a nada y tantas cosas más”, relató.
Apoyo parlamentario
Luego del proceso de difusión de su proyecto a través de redes sociales, principalmente la cuenta de Instagram @Ley_Dominga_Chile, Aracelly comenzó un arduo trabajo por presentar su propuesta a nivel legislativo. “Pedí audiencias con muchos parlamentarios, de los cuales hasta el día de hoy no tengo respuesta”, señaló.
Pese a ello, declaró que logró contactarse con la senadora de RN Marcela Sabat, quien le concedió una audiencia a principios de febrero y pese a estar de vacaciones. La audiencia inicial era de media hora, pero Sabat quedó tan sorprendida con la historia de Aracelly que extendió la reunión y al final le dio su apoyo: “Cuentas conmigo”.
Tras la reunión con la senadora, Brito lideró diversas actividades, incluida la creación de un equipo técnico integrado por prestigiosas mujeres profesionales que trabajan en profesionalizar su propuesta y luchar por hacerla realidad. El equipo está compuesto por María Paz Aguilera, Psicóloga Perinatal especialista en Apego y Coordinadora del Equipo Técnico (@apego_seguro); Pamela Labatut, Psicóloga Perinatal especialista en Duelo Gestacional (@pamela.labatut); Stephanie Galán, Matrona Aromaterapeuta Clínica y experta en Atención de Partos (@maternidad_azul / @bastet_aromas); Andrea von Hoveling, Médico Ginecóloga (@dra.andreavon); Natalia Arce, Médico General en Formación Pediatría (@naty_arce_); y Raiyen Rozzi, Socióloga y Doula de Gestación, Parto y Duelo (@doularcoiris / @dueloyarcoiris).
Apoyada por el trabajo de este equipo de seis profesionales, el pasado martes 09 de marzo “fue presentado a la senadora Sabat el documento técnico basado en mi proyecto, pero con los fundamentos necesarios. Así ella podrá comenzar la mesa de trabajo” para seguir avanzando, relató Brito.
Ley Dominga y el apoyo de famosos
Pero la ley que impulsa Aracelly y su entorno no sólo ha recibido apoyo parlamentario, sino que también de parte del mundo público.
Así se puede ver en la cuenta de Instagram del proyecto, en el que constantemente comparten historias de lucha de padres que han perdido a sus hijos y los llamados a aprobar esta ley de parte de famosos como el conductor Sergio Lagos, la animadora Karen Doggenweiler, la actriz Loreto Aravena, la periodista Cecilia Gutiérrez, el bailarín Iván Cabrera, el meteorólogo Gianfranco Marcone, el periodista Carlos Zárate y el bailarín Thiago Cunha, entre otros.
Una de ellas fue Daniella Campos, la exmodelo que en julio de 2009 perdió a su hija Florencia a los 11 días de vida, producto de un paro cardiorrespiratorio. Esto mientras la familia regresaba a Santiago desde la ciudad de La Serena, donde pasaron un fin de semana luego de recibir autorización médica.
Recordemos que cinco años después de la tragedia, la ex Miss Mundo Chile presentó una demanda contra la Clínica Las Condes, recinto donde llevó a la pequeña, acusando negligencia en el diagnóstico. Además, apuntó al pediatra que atendió a la niña e indicó que recibió un trato indigno por parte de los trabajadores del centro médico.
“Quiero invitarlos a todos ustedes para que unamos fuerzas para que la Ley Dominga sea una realidad lo antes posible. Para que todas las mujeres que hayamos perdido un hijo recibamos un trato digno, también todas nuestras familias en forma transversal, psicológica y clínica”, indicó Campos en un video compartido en redes sociales.
Actualmente, Aracelly se encuentra con licencia médica y aprovechando estos momentos para disfrutar de su familia, escribir un libro sobre su experiencia y trabajar incansablemente por hacer realidad su propuesta de proyecto de ley.
“Jamás pensé que este tema calaría el alma de tantas mujeres. Estoy contenta de la recepción y apoyo de tantas personas, incluyendo personas de televisión. Tengo mucha fe en que se va lograr. Yo ya lo viví, pero no quiero que lo vivan mis hermanas, ni mis amigas, ni otra mujer más en la vida”, dijo.
“Pedimos algo tan simple, pero tan urgente”, finalizó.