Nunca han nacido tantos gemelos en el mundo, un fenómeno que se debe a la extensión de la reproducción médicamente asistida y a la edad más tardía de los embarazos, afirma este viernes un grupo de investigadores.
Más de 1,6 millones de pares de gemelos nacen cada año en el mundo, es decir “casi uno de cada 40 bebés”, según el estudio publicado en la revista especializada Human Reproduction.
Desde los años 1980, la tasa global de nacimientos de gemelos ha aumentado un tercio, de 9,1 a 12 por cada 1.000 partos, en solo tres décadas, señala Gilles Pison, profesor del Museo Nacional de Historia Natural e investigador asociado del Instituto Nacional de Estudios demográficos (INED), radicados en Francia.
Este boom de gemelos es preocupante porque a menudo nacen por debajo del peso correcto, son prematuros, presentan más complicaciones durante el parto y sufren más mortalidad que los demás. Y eso más allá de las dificultades que supone para los padres cuidar a dos bebés al mismo tiempo.
El aumento de la frecuencia mundial de gemelos se debe únicamente al incremento sin precedentes de los embarazos de lo que se conoce como “falsos gemelos” (de dos óvulos diferentes), que varía entre los continentes y de un periodo a otro.
Los auténticos gemelos (monocigóticos), nacen en todas partes en las mismas proporciones, con “una tasa constante – de cuatro partos de gemelos auténticos por 1.000 partos – que no varía con la edad de la mujer, ni entre las regiones”, apunta Pison.
La reproducción médicamente asistida, que comenzó en los países ricos en los años 1970, ha contribuido a este aumento de los nacimientos múltiples, al igual que los embarazos tardíos.
El nivel en sangre de una hormona que interviene en la maduración del óvulo y la ovulación, la FSH, aumenta con la edad y hace subir la probabilidad de un embarazo de gemelos hasta alcanzar un máximo a los 37 años. A partir de esa edad (si no se recurre a la procreación médicamente asistida), la tasa de falsos gemelos disminuye rápidamente debido a los fallos de la función ovárica y al aumento de la mortalidad embrionaria, explica el investigador.