“Fast Fashion” o comúnmente llamada “moda pasajera”, se ha convertido en un fenómeno de gran impacto en la industria. El concepto no sólo abarca la producción en serie y en bajo costo de las prendas, sino también el comportamiento de los consumidores.
De este modo, se refiere a una moda accesible, que solo dura una temporada, por lo que luego las prendas pasan al olvido, guardadas en un armario.
Sin embargo, los científicos advierten que se necesita un cambio urgente en este plano, ya que la “moda pasajera” puede tener un impacto devastador en el medio ambiente.
Así lo evidencia una investigación publicado en Nature Reviews Earth and Environment, donde se analizan las consecuencias del mundo de la moda, centrándose en el uso del agua, emisiones de carbono, contaminación química y residuos textiles.
De este modo, precisan que anualmente se generan 92 millones de toneladas de residuos y se consumen 1,5 billones de litros de agua. A esto se suman los altos niveles de emisión de CO2.
En este contexto, destacan que el mayor impacto ambiental ocurre en los países donde se fabrican y confeccionan las prendas. Sin embargo, los desechos textiles se encuentran en todo el mundo. “La mayoría de estos se incineran, se dejan en vertederos o se exportan a países en desarrollo“, reflejan.
Asimismo el estudio revela que con el fenómeno de la “moda pasajera”, las marcas están produciendo casi el doble de ropa, en comparación al año 2000.
“Destacamos la necesidad de cambios urgentes y fundamentales en el modelo de negocio de la moda, para minimizar y mitigar los impactos ambientales perjudiciales“, declaró la doctora Patsy Perry de la Universidad de Manchester.
Cuestionar las prácticas actuales de diseño y fabricación de ropa, podrían generar formas más creativas de elaboración. De este modo se piensa en la “moda lenta”, la cual incluiría la desaceleración de la producción y el uso de materiales de mejor calidad.
“La ‘moda lenta’ es el futuro (…) Esto requiere creatividad y colaboración entre diseñadores, fabricantes y consumidores finales“, destaca Kirsi Niinimäki, coautora del artículo y profesora asociada de la Universidad de Aalto.
Para que esto suceda, la industria deberá asumir cambios a gran escala en su producción, así como también las personas tendrán que cambiar sus hábitos de consumo.
Además deben estar “respaldados por políticas que aborden la organización social del consumo a nivel social, cultural, económico y material”, apunta la investigación.
Según destaca el informe, se estima que con la instauración de una “moda lenta”, se podría ahorrar hasta un 17% de materiales y 7,927 kg de CO2 durante la producción de 10 mil prendas.