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Cómo diferenciar el contagio de virus sincicial, influenza y resfrío común

Por Bernardita Villa
La información es de Comunicado de Prensa

19 julio 2019 | 09:14

Tras el mayor brote de virus respiratorio sincicial (VRS) registrado en los últimos años es que ayer el Ministerio de Salud (Minsal) decretó alerta sanitaria para la Región Metropolitana, ya que se espera que en las próximas semanas la circulación de este virus llegue a su peak.

Según el broncopulmonar Ricardo Kogan, director del Departamento de Pediatría de la Escuela de Medicina de la U. Finis Terrae, es muy importante conocer las características y síntomas de esta enfermedad para poder diferenciarla de otras como la influenza o un resfrío común y así saber cuándo acudir a un centro de salud.

virus respiratorio sincicial

De acuerdo con Kogan, quien también es jefe de la Unidad Broncopulmonar Infantil del Hospital Exequiel González Cortés y del Hospital El Carmen de Maipú, el virus respiratorio sincicial es de gran agresividad y aparece en brotes epidémicos desde junio a julio habitualmente. No tiene vacuna para su control y origina una gran cantidad de pacientes, en especial lactantes.

Alrededor de cinco mil niños son hospitalizados al año en el país debido a esta causa.

El académico explica que, en la mayoría de la población, el VRS produce rinofaringitis, bronquitis y otros cuadros leves de buena evolución clínica. “Sin embargo, en lactantes menores de dos años desencadena Síndrome Bronquial Obstructivo Agudo (SBO) y neumonías, enfermedades que pueden ser graves y requerir hospitalización, algunos en Unidad de Paciente Crítico (UCI-UTI)”, detalla.

“En escasas ocasiones algunos pacientes fallecen, especialmente aquellos con factores de riesgo como genopatías, cardiopatías congénitas y displasia broncopulmonar en prematuros”, agrega.

Influenza

El broncopulmar de la U. Finis Terrae aclara, en tanto, que la influenza, que es una enfermedad infecto-contagiosa originada por el virus influenza A (subtipos H1N1 y H3N2) y B, se presenta en los meses de otoño e invierno y en ocasiones a inicios de primavera.

Kogan dice que esta enfermedad afecta a un número muy importante de la población en todos los grupos etarios. Sin embargo, añade que el no haberse vacunado es un factor de riesgo, al igual que ser portador de enfermedades crónicas, especialmente Asma y EPOC (enfermedad pulmonar obstructiva crónica), tener menos de 5 años o ser mayor de 65 años.

La influenza, advierte el académico, puede originar una enfermedad grave con riesgo vital como insuficiencia respiratoria (disminución de la saturación de oxígeno en la sangre), neumonía intersticial, compromiso bronquial obstructivo, sobre infección bacteriana, incluso Distress Respiratorio y falla multisistémica.

“Estos pacientes deben ser tratados en Unidades de Paciente Crítico (UCI o UTI), tienen indicación de oxígeno, broncodilatadores, apoyo ventilatorio si es necesario y Oseltamivir (medicamento específico para influenza grave). Lamentablemente, algunos enfermos fallecen por las graves complicaciones pulmonares y multisistémicas”, explica el broncopulmonar.

Resfrío común

El resfrío común, en cambio, es una infección viral de la nariz y garganta (vías respiratorias altas), que por lo general es inofensivo y de muy corta duración.

Según explica Kogan en los tres casos: virus sincicial, influenza y resfrío común, el contagio entre personas ocurre al hablar, estornudar o toser y se acentúa con el hacinamiento habitual que ocurre en los meses fríos.

Diferentes síntomas

Para poder identificar un cuadro de influenza, virus sincicial o resfrío común “es clave poner atención en los síntomas”, dice Kogan.

“En el caso de la influenza, la mayoría de las veces los síntomas son de intensidad moderada. Se presenta bruscamente con fiebre alta (sobre 38.5° axilar), cefalea severa, dolor de garganta, decaimiento, dolores musculares, vómitos y tos seca frecuente o húmeda”, explica el especialista.

Añade que en el caso de asmáticos o pacientes con EPOC por tabaco, con la influenza aparece obstrucción de la vía área y secreciones bronquiales.

Normalmente, agrega Kogan, el cuadro clínico de la influenza tiene una duración de 5 a 7 días, pero en ocasiones puede llegar hasta 10 días.

El virus respiratorio sincicial (VRS), en tanto, origina una patología que compromete la vía área superior, inferior y el pulmón.

A diferencia de la influenza en los casos leves y moderados, que son la mayoría, el VRS se presentan con congestión nasal, rinitis, tos, ruidos bronquiales (flemas) y fiebre moderada.

“Se maneja con broncodilatadores (salbutamol), a veces corticoides orales y kinesioterapia respiratoria. La evolución es habitualmente favorable”, plantea el broncopulmar. Pero en grupos de riesgo como lactantes menores de dos años el VRS desencadena el Síndrome Bronquial Obstructivo agudo (SBO) y neumonías, las cuales pueden ser graves y requerir hospitalización, incluso algunos en Unidad de Paciente Crítico (UCI-UTI).

El resfrío común, por último, detalla el especialista, genera congestión nasal, rinorrea mucosa, tos seca leve, dolor de garganta, habitualmente sin fiebre y de corta duración (entre dos a cuatro días), por lo cual se trata solo con analgésicos antipiréticos y reposo.

Tratamiento

En el caso de la influenza, explica el especialista, el tratamiento consiste en reposo, hidratación adecuada y medicamentos para control de la fiebre (paracetamol).

“La evolución clínica, a pesar de la intensidad de los signos y síntomas que se presentan, es favorable en la mayoría de los casos. En algunos pacientes origina una enfermedad grave con riesgo vital, que debe ser tratada en Unidades de Paciente Crítico, tienen indicación de oxígeno, broncodilatadores, apoyo ventilatorio si es necesario y Oseltamivir (medicamento específico para influenza grave). Lamentablemente, algunos enfermos fallecen por las graves complicaciones pulmonares y multisistémicas”, destaca.

Para el caso del virus sincicial, “hay que tener cuidado en la observación de la evolución del virus en el paciente, ya que en escasas ocasiones algunos fallecen, especialmente aquellos con factores de riesgo”.

Según el especialista, en los casos graves, el cuadro clínico habitual del virus sincicial es la acentuación de la tos, que se hace intensa en accesos; puede haber apneas (cese de la respiración en menores de dos meses); ruidos bronquiales que a veces son audibles a distancia y en el examen físico se presenta dificultad respiratoria, taquipnea (aumento de frecuencia respiratoria), retracciones musculares bajo las costillas e incluso cianosis (coloración violácea en los labios o alrededor de ellos).

De acuerdo al broncopulmonar, la auscultación pulmonar revela ruidos característicos de obstrucción (sibilancias) y con frecuencia crepitaciones (originados por obstrucción de las vías respiratorias pequeñas y/o alvéolos).

“Para evaluar la situación clínica existe una pauta llamada Score de Tal y el examen de saturación de oxígeno, lo cual decide el tratamiento ambulatorio o la necesidad de hospitalización”, dice Kogan.

“En unidades de hospitalizados se usan broncodilatadores, corticoides y oxígeno, administrándose con bigotera, mascarilla o naricera con alto flujo de oxígeno (NAF). Si el paciente evoluciona mal, se requiere apoyo ventilatorio con ventilación no invasiva o invasiva”, asegura.

Prevención

Según datos del Instituto de Salud Pública, hasta el 6 de julio se registraron casi 3 mil casos de virus respiratorio sincicial, mientras en igual período en 2018 la cifra llegó a 874 casos. El Minsal se espera el peak del brote de VRS en las próximas dos semanas.

Por eso, el académico destaca la importancia de prevenir el contagio, sobre todo en niños menores de cuatro años.

“Una buena forma de prevenir el contagio es, si es posible, evitar la asistencia a salas cuna en lactantes menores de dos años, impedir el contacto con fumadores y exponerse a bajas temperaturas, como a personas que están cursando cuadros respiratorios. También es importante la mantención de la lactancia materna que refuerza el sistema inmunológico del lactante”, enfatiza el broncopulmonar.

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