María Ignacia Grossi, Coordinadora de la Red Cardiorrespiratoria de la Escuela de Kinesiología de la U. de Valparaíso explica que “no es casualidad que los productos elaborados por la tabacaleras incluyan cada vez más sustancias o aditivos saborizantes, especialmente el mentol. Estos han tenido un aumento explosivo desde que se aprobaron las leyes que restringen el consumo de cigarrillos”.
El mentol actúa como anestésico en la vía aérea y amplifica las propiedades de la nicotina, por esto la kinesióloga – experta en cuidados respiratorios para kinesiólogos- advierte la relevancia de este tema, que espera sea analizado y discutido a la brevedad por las autoridades de salud y los parlamentarios, “para perfeccionar la ley vigente y, eventualmente, restringir o prohibir su venta”, enfatiza.
Pese a que en marzo de 2013 comenzó a regir en nuestro territorio la Ley N°20.660, que aumentó las restricciones al consumo, venta y publicidad del cigarrillo, Chile aún se encuentra entre los cinco países más fumadores del mundo. Una investigación realizada en 2015 por la organización Chile Libre de Tabaco -una de las primeras en dar cuenta de esta situación- reveló que el 50% de los jóvenes menores de 18 años se inicia en el hábito de fumar con los cigarrillos mentolados y que su consumo permanente llega al 38% entre quienes tienen entre 18 a 29 años y a un 36% en la población general.
Según advierte María Ignacia Grossi Bagnara, coordinadora de la Red Cardiorrespiratoria de la Escuela de Kinesiología de la Universidad de Valparaíso, esta realidad está directamente relacionada con la existencia en el mercado de los cigarrillos mentolados.
“Diversos estudios realizados a nivel nacional y en el mundo previenen que un alto porcentaje de escolares, a partir de los 12 años, se inicia en este hábito con este tipo de cigarrillos, que es un producto que ha sido desarrollado por la industria tabacalera para generar nuevos adictos y perpetuar la adicción entre los ya fumadores”, asegura la docente e investigadora.
Según la académica de la U. de Valparaíso, “no es casualidad de que los productos elaborados por la tabacaleras incluyan cada vez más sustancias o aditivos saborizantes, especialmente el mentol. Estos han tenido un aumento explosivo desde que se aprobaron las leyes que restringen el consumo de cigarrillos, ya que con esto, la industria logra captar nuevos fumadores y, en simultáneo, perpetuar y acentuar la adicción en los ya fumadores”.
Efectos
Este tipo de adicción ha sido profusamente analizado en el ámbito farmacéutico, confirmándose que efectivamente el mentol produce un efecto anestésico en la vía aérea de los fumadores y, al mismo tiempo, les genera a estos una sensación placentera cuando inhalan el humo y amplifica el efecto de la nicotina.
Al respecto, la Kinesióloga María Ignacia Grossi señala que diversos estudios de laboratorio, efectuados en ratas a quienes se suministró nicotina con y sin mentol, demostraron mayores niveles de concentración de nicotina en el grupo de roedores que consumió la sustancia.
“Las causas de esto pueden ser dos: que el mentol provoque una mayor absorción de nicotina o, bien, que la forma en que se consume el cigarrillo mentolado permitiría el ingreso de una mayor dosis de nicotina (y por tanto mayor adicción). Desde el punto de vista de la fisiología respiratoria, se podría aseverar que al tener el mentol (y también el chocolate que se usa como aditivo habitual de las hojas de tabaco) un efecto anestésico en las vías respiratorias y provocar una broncodilatación, el volumen de humo que inhala una persona tiene a ser mayor que cuando se trata de un cigarrillo libre de este componente”, argumenta la profesional.
Riesgo inherente
Además, María Ignacia Grossi sostiene que el mentol tiene también otras propiedades que fomentan el consumo de cigarrillos como que disminuye el sabor amargo del tabaco y estimula los receptores de frío ubicados en la garganta, lo que da la sensación de suavidad y frescura.
“Esto sin duda es un fenómeno muy negativo en términos de salud, ya que los fumadores inhalan bocanadas más grandes y profundas, aumentando el impacto de la nicotina en los tejidos. Se ha estudiado que el diámetro de las partículas de tabaco inhaladas oscila entre las 0,05 y 0,5 micras de tamaño, por tanto su depósito en la vía aérea se debe principalmente a la difusión de las partículas, a través del parénquima pulmonar”, expresa.
“Sin embargo, al estar interactuando con las partículas de mentol, estas partículas inhaladas podrían alcanzar mayor tamaño, y depositarse prematuramente en la vía aérea por sedimentación gravitacional Todo esto se traduce en un mayor depósito de esta droga, con mayor absorción y, por tanto, se incrementa el riesgo que sus consumidores contraigan cáncer u otro tipo de enfermedades”, concluye la académica de la Escuela de Kinesiología de la UV.