Ya han pasado seis años desde que Nicole Barros se convirtió en madre. Sin embargo, dice que hasta el día de hoy acarrea secuelas de su parto que le impiden llevar una vida tranquila.
“La matrona que asistió mi parto me dijo ‘te dejaré como de 15”, recuerda la joven que sólo tenía 17 años en ese momento. “Estaba muy asustada”, revela.
Ese día de enero de 2013 Barros llegó durante la madrugada al Hospital Padre Hurtado, ubicado en la comuna de San Ramón, donde esperó por unas horas en la sala de preparto hasta ser atendida. “Mi bebé tenía la cabeza afuera (del orificio vaginal) y nadie del personal médico lo había notado”, relata.
Cuando la atendieron, el parto fue muy rápido. “La matrona me dijo ‘sentirás un pinchazo’ y de repente sentí como me ‘rajaron’. Me dijo ‘es esto o se fracturarán los hombros de la guagua"”, cuenta y explica que luego de eso le colocaron puntos de sutura.
Una semana después, asistió a un control con otra matrona que le dio una inesperada noticia: tenía un punto de más que estrechaba su vagina.
“Ella me dijo que tenía un punto extra, pero que la cicatrización y la sutura estaban bien. No le di mayor importancia porque estaba muy cansada”, recuerda.
El primer malestar que sintió fue una picazón por la piel vaginal que se encontraba tensa. “Fui varias veces al doctor pensando que podía ser una infección y me decían que tenía alergia”, señala.
Cuando retomó su vida sexual este panorama empeoró. Según cuenta, comenzó a sentir que su piel estaba “tirante”, además de fuertes dolores al intentar una penetración. Barra revela que esto no cambió con los meses, ni los años.
Hasta hoy, la joven debe aliviar el dolor en su vagina después de cada encuentro íntimo. “Después de cada relación sexual debo colocar una compresa tibia, porque la zona se inflama. Al principio pensé que era el tamaño del pene de mi pareja, pero he intentado con dildos de menor tamaño y el malestar es el mismo”, expresa y agrega que esta inflamación también le provoca dolor al orinar.
Desde entonces, Nicole Barros ha invertido tiempo y dinero en buscar alternativas que le ayuden a recuperar su cuerpo. “Fui a un ginecólogo particular y me dijo que se podía hacer una reconstrucción, pero consideraba que era invasivo para ‘un pequeño detalle"”, expresa.
Con 23 años, Nicole dice que este procedimiento perjudicó su vida íntima. “Trato de bajarle el perfil, pero creo que ha sido mucho el daño que he recibido por un punto”, afirma.
El “punto para el marido”
Al igual que Nicole, desde hace un par de años medios extranjeros, en especial de Europa y Estados Unidos, han denunciado una práctica que se llevaría a cabo en los partos: el “punto para el marido”.
Conocido también como el husband stitch, esta intervención consiste en agregar un punto de sutura extra a la mujer que sufrió un desgarro en el parto, con el objetivo de angostar el orificio vaginal y proporcionar mayor placer sexual masculino.
“(El profesional a cargo) deja la vagina más ‘cerrada’ de lo natural suturando piel sana que no lo necesitaba. Al retomar la vida sexual, la mujer sufre heridas en este tejido”, explica la matrona Carolina González, fundadora de Gestar y parir con amor.
Sin embargo, tal como establece el portal británico The Independent en un artículo, la mayoría de las mujeres que son víctimas de este “punto de más”, previamente fueron sometidas a una episiotomía.
Uso excesivo de la episiotomía
En definición de la biblioteca médica MedlinePlus, la episiotomía es una incisión que se realiza en el perineo (la piel y los músculos entre la abertura vaginal y el ano) con objetivo de facilitar la expulsión del bebé y evitar desgarros. Tras el nacimiento, la zona afectada (ya sea por los cortes o desgarros) se sutura para reparar y garantizar una mejor cicatrización.
Este, es uno de los procedimientos más criticados por el Observatorio de Violencia Obstétrica (OVO), el Ministerio de Salud (Minsal) y la Organización Mundial de la Salud (OMS), que no recomiendan que sea usado de forma rutinaria.
Sin embargo, según el último informe del OVO, al menos un 42,5% de los partos ocurridos entre 2014 y 2017 recurrió a esta práctica.
“Este procedimiento no respeta el tiempo que el cuerpo femenino necesita para dilatarse y dar a luz sin mayores intervenciones”, opina Carolina González.
“Al igual que parir acostada sobre la espalda, la episiotomía se hace sólo por la comodidad del médico y que el bebé nazca más rápido. No le dan tiempo a la mujer para que se dilate y tenga a su hijo de forma natural”, opina la profesional que recomienda los partos en cuclillas o en la posición “que más le acomode” para evitar dolores agudos e intervenciones indeseadas.
Difícil de comprobar
Si bien el abuso de la episiotomía es una realidad en Chile, no existen cifras nacionales que respalden que en efecto obstetras y ginecólogos realicen el “punto para el marido”.
No obstante, es un dato muy difícil de comprobar puesto que “los profesionales que atienden partos no detallan este tipo de datos en la ficha médica”, explicó la matrona.
BioBioChile consultó a cerca de un centenar de madres, de las cuales más de un tercio aseguró que su zona genital “no quedó igual” luego de la sutura o que, derechamente, personal médico le aseguró posteriormente que “estaba suturada de más”. Bárbara Cádiz es una de ellas.
“Se murió una parte de mí”, expresa la madre de 28 años al recordar su parto en 2015. Aunque lo había programado, una preeclampsia la obligó a ser atendida de urgencia en el Hospital Carlos van Buren de Valparaíso.
“Me hospitalizaron, me hicieron los exámenes de rutina y después el doctor decidió inducir mi parto”, relata.
Cádiz debió dar a luz sin anestesia, con una decena de estudiantes de medicina y una practicante obstetra atendiendo su parto. Fue esta última quién tomó la decisión de realizar una episiotomía sin consultar a la mujer ni a su pareja.
“Fue muy invasivo. No quería una episiotomía, sentía que podía pujar a mi bebé”, expresa. En medio de este procedimiento, la practicante suturó sus genitales y le dijo: “quedaste como de 15”. “Hizo todo sin preguntar. Yo pienso que querían que naciera rápido”, dice.
A tres años de ese momento, Bárbara reconoce que su vida íntima resultó muy afectada. “Hasta hoy siento malestares para tener relaciones sexuales. Ha sido un proceso muy complicado para mí y mi pareja”, expresa y detalla que siente que la piel de su zona genital está “tirante”.
“Sufro consecuencias de algo que ni siquiera me preguntaron. Yo hubiese dicho que no”, cuenta. “Se murió una parte de mí después de eso, como que hasta biológicamente no volví a ser la misma”, expresa.
Cinthya Rivera (29) también denuncia que fue víctima del “punto para el marido”. La mujer fue asistida en el Hospital Las Higueras, de Talcahuano, y en el momento del parto el médico le realizó una incisión porque su bebé era muy grande. “Nunca me informaron sobre la episiotomía y a mi pareja tampoco”, expresa.
Dos días después del nacimiento, asistió a un control ginecológico en donde la matrona le advirtió sobre el punto extra. “La matrona me revisó y me dijo que me dolería (tener relaciones sexuales) porque me habían dejado estrecha”, recuerda.
En efecto, cuando retomó sus actividades sexuales Cinthya asegura que sintió mucho dolor. “Fue muy difícil al principio”, señala la mujer que lleva tres años en esta situación. “Siento mucha rabia. Hasta hoy me molesta”, dice.
Punto extra: ¿Mito o realidad?
Además de madres que dieron a luz por parto natural, BioBioChile consultó a una decena de obstetras y ginecólogos sobre esta práctica denunciada por medios extranjeros y pacientes, quienes mayoritariamente la negaron o desconocieron.
“No sabía que existía esta práctica. No descarto que sea un mito”, opina la ginecóloga Patricia Vergara. “La reparación del canal vaginal es una corrección de cirugía plástica, no un procedimiento que forma parte de la episiotomía”, asevera.
En esta misma línea, la directora del Centro de Salud Familiar Paulina Avendaño Pereda (Talcahuano), Liliana Brandell, asegura nunca haber atendido a una paciente con un “punto de más” ni haber suturado a alguna de esta forma.
Por otra parte, el ginecólogo José Fernando Leal, quien se desenvuelve en el área desde hace más de 30 años, explica que sólo se agregan puntos extras a la herida en casos en los que se necesita detener el sangramiento.
“Cuando se encuentra un vaso sangrante dentro de la vagina normalmente se pone un punto punzado en esa zona. Fuera de los puntos de cierre de la episiotomía, pueden haber puntos hemostáticos que cierran vasos sanguíneos”, detalla y asegura que también hay puntos más amplios que otros.
Aún así Leal subraya que “jamás se hacen suturas para acortar o disminuir la amplitud de la vagina”. “Puntos de sutura pueden haber muchos, pero están hechos sólo para cerrar la herida”, dice.
En detalle, la matrona Paulina Bouniot, del Hospital Doctor Sótero del Río de Puente Alto, señala que no sería posible aplicar este “punto de más” por los requerimientos del proceso de sutura.
“La suturación se hace por capas, primero el músculo, luego el tejido subcutáneo y al final a piel. No se podría poner ningún punto extra porque si no hay un tejido que genere granulación no se puede cerrar”, explica.
Bouniot también explica que el hilo usado en la sutura es elaborado de catgut, material que después de un tiempo es absorbido por la piel hasta desaparecer sin dejar rastros.
Respecto a los profesionales que le aseguraron a Nicole, Bárbara y Cinthya que tenían un punto extra, opina que esta opinión médica es producto de “falta de educación e información”.
“Es más, quienes viven complicaciones con las suturas, se les abren los puntos, en ningún caso se estrecha”, sostiene.
En contraste, la matrona y sexóloga Anabel Carabantes, cuenta al diario El País que fue testigo de este punto en el quirófano. De la misma forma, en su consulta ha atendido pacientes con suturas innecesarias.
“Cuando hay un punto de más es visualmente muy claro, porque los labios internos tienen una morfología y un color determinado, los profesionales conocemos cada pieza y sabemos cómo encaja, como si fuera un puzzle, y cuando llegas a ese último punto, que es el que cierra los labios internos de la vulva, se sabe incluso por la coloración de cada zona. Por eso cuando hay un punto donde no debe de estar, se aprecia claramente para alguien que es experto, pero no para la propia mujer”, dice la especialista respecto a su trabajo en España.
“Como de 15”
Aunque el “punto para el marido” genera incertidumbre debido a los contrastes entre testimonios de pacientes y opiniones médicas, en algo que ambas partes sí están de acuerdo es en que el personal médico suele realizar comentarios relacionados con la estrechez de la vagina tras la sutura.
“Va a quedar como de 15. Lo he escuchado montones de veces”, dice Brandell. Ante esto, González reconoce: “Es súper conocido. Algunos médicos le dicen al marido ‘te la voy a dejar como si tuviera 15 años, más apretadita’ dando a entender que será más placentero para el hombre cuando tengan relaciones”.
La matrona explica que estos comentarios son “bromas” muy frecuentes durante la sutura. “Algunos médicos dicen (a la paciente) ‘te voy a pasar un punto más"”, señala.
“A nivel de broma lo he escuchado harto. ‘Vas a quedar como nueva’, ‘como sin hijos’, ‘como de 15′”, agrega Bouniot.
Por su parte, Leal también admite esta práctica: “Puede que uno mil veces haya dicho ‘quedaste mucho mejor’ o ‘tu marido va a aplaudir’ o lo que sea, pero esas son sólo palabras”.
En tanto, Paulina Bouniot considera que “este tipo de comentarios suelen generar el ‘mito’ del punto. “El parto es común para nosotros (médicos) pero no para las mujeres. Cada vez que eso ocurre queda en la memoria para siempre. Es un evento muy importante y que te hagan un comentario así, que puede ser algo coloquial para el médico, puede marcar a la paciente”, destaca.
La matrona Carolina González opina que estas prácticas y comentarios son muy machistas, porque “dan énfasis a la calidad de vida sexual masculina omitiendo la comodidad de la mujer (tanto en el parto y después), además otorgarle un valor a volver a ser virgen”.