Al menos un tercio de los chilenos sufre una enfermedad o trastorno de salud mental. Así lo explicó el Ministerio de Salud hace dos años en un informe que además detalla que el padecimiento más común de este ámbito es la depresión (17%).
Sin embargo, esta patología es sólo una entre decenas que afectan a la población nacional y mundial. La biblioteca médica virtual MedlinePlus explica que existen al menos seis grandes tipos de trastornos que agrupan a varias enfermedades: trastornos de ansiedad, del estado de ánimo, de la alimentación, de la personalidad y psicóticos.
Entre ellos, se encuentran los trastornos disociativos, siendo el más reconocido de ellos el trastorno de despersonalización y desrealización.
Un espectador de tu propia vida
A diferencia de algunas afecciones psicológicas, quienes han sobrellevado este trastorno enfrentan dificultades para detallar sus síntomas. “Es una experiencia difícil de describir en palabras”, explica Jaime Silva, psicólogo y docente de la Universidad del Desarrollo.
El profesional señala que el síntoma característico de los pacientes que sobrellevan la despersonalización es la sensación de ser espectador, y no actor, del propio cuerpo y mente. Mientras que la desrealización provoca la sensación de que el mundo no es real o de que la realidad es parte de un sueño.
En términos coloquiales, quienes sufren este trastorno sienten como si estuvieran en “modo avión” o “modo automático”, como si vivieran un sueño constante.
Silva explica que parte de la población sana, a nivel mental, también puede sufrir pequeños episodios de estas sensaciones, pero precisó que sólo puede ser diagnosticado como trastorno cuando los síntomas persisten.
“Cualquier persona podría, por ejemplo en casos de privación de sueño (dormir poco), experimentar episodios breves de despersonalización o desrealización, sin constituir un problema o trastorno”, señala.
“Estas sensaciones pueden ser leves y transitorias, incluso fugaces, y darse muy esporádicamente, o pueden alcanzar niveles más intensos y por largos períodos de tiempo”, detalla e indica que es en este último caso cuando se constituye como un trastorno.
El psicólogo explica que quienes lo desarrollan, suelen ser personas que experimentaron (o experimentan) situaciones traumáticas (crónicas o reiteradas), como violencia y abusos. Por otra parte, hay pacientes en los que se les manifiesta en situaciones estresantes, que generan ansiedad o temor.
También hay casos relacionados con condiciones neurológicas o uso de drogas y alcohol, y con otros cuadros de salud mental. “Usualmente la despersonalización acompaña otros cuadros de la salud mental, muy frecuentemente el trastorno de personalidad límite”, dice.
“Frecuentemente es considerado como una forma de enfrentamiento adaptativo frente a experiencias que emocionalmente son difíciles de sobrellevar, tolerar, soportar o comprender. En este sentido, se trata de un mecanismo de autoregulación afectiva y cognitiva que le permite a personas, que se ven sobrepasadas por experiencias emocionales traumáticas, poder mantener una adaptación relativa con su entorno”, afirma.
Tanto la despersonalización y desrealización, que suelen manifestarse juntas, afectan el diario vivir de las personas, impactando en su cotidianidad.
“Cuando los síntomas interfieren con el diario vivir, el trabajo, los estudios, las relaciones con los demás o cualquier ámbito de relevancia, es importante solicitar ayuda”, sugiere el profesional y agrega que, independiente de la duración de los episodios, una vez expresados, éstos tienen altas probabilidades de regresar.
“Una vez instalado como mecanismo se tiende a cronificar y activar incluso en situaciones que, comparadas con las condiciones que dieron origen al cuadro, son menores y mucho menos adversas. Por ejemplo, una persona que desarrolló un trastorno de despersonalización en el contexto de violencia intrafamilar en su infancia, perfectamente podría experimentar estos síntomas años después en el contexto de un examen universitario que debe realizar”, ejemplifica el docente de la Universidad del Desarrollo.
Un nuevo mecanismo de defensa
Al desarrollarse como una forma para lidiar con el estrés crónico o trauma, el cerebro humano tiende a mantener la despersonalización y desrealización como estrategia ante estas situaciones.
Jaime Silva sostiene que el tratamiento psicológico es complejo, requiere tiempo y manejo de profesionales expertos. “Se desarrollan estrategias para lidiar con el estrés y que sean más adaptativas y acordes al contexto del paciente”, dice.
Desde el estudio de la medicina natural, el terapeuta Diego Riquelme considera que las personas que enfrentan estos trastornos emplean este método, de forma inconsciente, para evitar enfrentar un problema.
“La disociación se genera porque la persona no puede tolerar un trauma. Es como cuando el cuerpo se desmaya porque no soporta un malestar físico”, explica. “Es un mecanismo de defensa que aparece por el enorme daño que sienten”, agrega.
Riquelme recomienda a los pacientes de este trastorno someterse a terapias de Flores de Bach y sesiones de Reiki, las que son empleadas en conflictos psicológicos y ayudan a sanar y entender los problemas.
Es importante recordar que si tienes alguno de estos síntomas, y sientes que interfiere con tu vida, no dudes en consultar a un especialista.