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(Artículo 04 del Código Procesal Penal)
El síndrome de inmunodeficiencia adquirida, más conocido como SIDA, es una enfermedad crónica que se puede controlar, pero no curar. Es provocada por el virus de inmunodeficiencia humana (VIH) y la razón por la que es tan peligroso, es porque ataca al sistema inmune.
Este sistema es el que se encarga de defendernos de virus y bacterias. Al debilitarse con el VIH, nos deja mucho más expuestos a contraer enfermedades.
Según explica MedlinePlus de la Biblioteca de Medicina de Estados Unidos, hay varias formas en que uno puede contraer este virus. Éstas son:
-A través del contacto sexual.
-Por transfusiones de sangre o por compartir agujas de jeringas con otras personas.
-Una mujer puede transmitirle el virus a su hijo durante el embarazo o por medio de la leche materna.
Por otra parte, aclara que -a diferencia de lo que muchos podrían creer- esta patología no se transmite por acciones como tener contacto casual con una persona contagiada (por ejemplo, darle un abrazo) ni por tocar objetos que hayan sido tocados antes por pacientes con VIH.
SÍNTOMAS
Algo que es importante destacar es que no todos presentan síntomas luego de contraer el virus, motivo por el cual es tan difícil detectar cuando alguien tiene VIH.
De acuerdo con MedlinePlus, una persona puede tener el virus durante meses o incluso años, llegando a vivir más de una década sin sospechar que es portadora, debido a que durante su primera etapa el virus puede no mostrar ningún síntoma.
Durante todo ese tiempo, uno puede estar completamente saludable, sin tener ningún tipo de consecuencia.
El problema es que, si en ese período uno no recibe tratamiento, el virus puede atacar gravemente al sistema inmune y uno se queda expuesto a contraer otras enfermedades.
Algunos de los infectados sí presentan síntomas de manera temprana, es decir, entre las dos semanas hasta los seis meses luego de entrar en contacto con el virus, indica la revista estadounidense Health.
En esos casos, los síntomas que presentan pueden ser muy similares al de un resfriado, por lo que puede confundirse con una gripe. Entre esos están:
-Fiebre y dolor muscular
-Dolor de cabeza
-Dolor de garganta
-Sudoración nocturna
-Úlceras bucales, incluso infección por hongos (candidiasis)
-Ganglios linfáticos inflamados
-Diarrea
-Fatiga
Si un paciente se somete a un tratamiento con medicamentos durante la primera etapa de la enfermedad, puede retrasar la aparición de otros síntomas más graves por varios años. Por ello, el estar atento y realizarse exámenes preventivos periódicamente puede ser muy beneficioso.
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