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La psicóloga clínica Lisa Damour identifica cinco señales de que los padres están presionando demasiado a sus hijos para alcanzar la perfección en diversas actividades, como la procrastinación o evitación de tareas, la dificultad para descansar, hacer actividades por complacer a los padres, centrarse más en lo que fallan que en sus fortalezas, y no disfrutar de las actividades extracurriculares.
Ya lo mencionaba hace algunos años la canción de la serie animada infantil Pokemón, “Tengo que ser siempre el mejor, mejor que nadie más”. Y es que esta sed por sobre destacar parece heredarse en todas las generaciones.
Pese a que esto no es negativo, el método para conseguirlo, sí puede serlo, especialmente cuando se trata de crianza.
Según detalla la psicóloga clínica, Lisa Damour, hay cinco señales que pueden indicar que los padres están presionando demasiado a sus hijos para lograr la perfección, sin embargo, pueden ser pasadas por alto.
1. Procrastinación o evitación
Uno de los primeros “síntomas” que pueden manifestarse es la procrastinación o evitación de las actividades de parte de los niños.
“Cuando los niños se sienten abrumados, pero no quieren decepcionar a sus padres, surgen excusas”, detalla al HuffPost la profesional. Por ello, pueden aparecer dolores de estómago súbitos o perder los implementos para no realizar las actividades.
Por ello, la especialista recomienda a los padres el preguntarse ‘¿por qué su hijo está realizando tal actividad?’, ¿por voluntad propia o porque se le fue impuesto? A partir de ello, se puede comenzar a trabajar para disminuir la presión sobre el niño.
Sobre lo mismo, ejemplifica que será distinta la reacción de los más pequeños al enfrentarse a un desafío (académico, físico, cultural, etc.) si el adulto toma un rol de orientación y no de reprimenda.
2. No logran descansar
Pese a que existe una concepción general de que los niños simplemente por serlo tienen más energía y menos preocupaciones, de acuerdo a Damour, esto no es del todo correcto.
Según la psicóloga clínica, la falta o dificultad para descansar en los menores puede ser una señal de que se le está presionando demasiado, pues esto ocurre cuando se está bajo un nivel muy alto de estrés.
Por ello, recomienda que los niños tomen pausas entre actividades, es decir, no es aconsejable que pasen directamente del colegio a talleres extracurriculares o a estudiar. Más sano es tener una distracción entre ellas.
“No uses lo que hacen otros niños como referencia para lo que deberían hacer los tuyos”, aconseja.
3. Son capaces de hacerlo, pero no quieren hacerlo
Cuando los más pequeños disfrutan de una actividad suelen, casi por consiguiente, resaltar en ellas. Es directamente proporcional. Por eso, es probable que aprendan más rápido que otros o que desarrollen habilidades nuevas.
Sin embargo, cuando las hacen para complacer o contentar a sus padres, pueden tener más dificultades para lograrlo, lo que detonara en estrés e incomodidad y cumplir con el objetivo más básico.
“Si siente que su hijo no está desarrollando capacidades ni habilidades, quizás sea hora de dejar que se tome un descanso”, recomienda la especialista.
4. Te importa más que ellos
Este signo habla por sí solo. Todos -niños o adultos- tienen talentos únicos, por eso para algunos pueden ser difíciles las matemáticas, pero muy fácil el inglés, así mismo algunos pueden ser grandes artistas, pero tener problemas para realizar una voltereta.
En consecuencia, la especialista recomienda no enfocarse en lo que se falla, sino que en potenciar aquello en lo que son buenos. “La mayoría de las veces nos centramos en las debilidades y deficiencias de nuestros hijos, no en sus fortalezas, sus talentos o en lo que hicieron bien”, reflexiona la psicopedagoga Michele Borba.
Y esto puede ser frustrante para los más pequeños, lo que los llevará a dudar de sus habilidades.
“La reacción de los padres puede marcar una gran diferencia en su capacidad para afrontar la situación y reconstruir su autoestima”, señala la especialista.
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5. No se divierten
De acuerdo a Damour hay niños que pueden no disfrutar de ninguna actividad extracurricular, por lo que presionarlos a realizar una no va a significar un mejor desempeño, por el contrario, podría convertirse en un martirio.
Al respecto, la profesional detalla que aunque el objetivo de estos talleres es que los hijos desarrollen nuevas habilidades, no está mal no hacerlos si ya no se disfrutan.