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En invierno, la sensación de hambre puede aumentar debido a la necesidad del cuerpo de mantener su temperatura interna estable. Los nutricionistas explican que en climas fríos se pierde más calor, lo que obliga al cuerpo a retenerlo y enviar señales de mayor apetito. Este esfuerzo adicional de calentamiento aumenta la necesidad de consumir alimentos calóricos, ricos en grasas, para mantener la temperatura corporal.

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Muchos aseguran que cuando hace frío, nos da más hambre. De hecho, la aseveración no es errada, pues detrás de tal sensación de apetito en invierno hay una necesidad de nuestro organismo de mantener su temperatura.

Bernardita Vignola, nutricionista de Clínica Santa María, explica que esto sucede pues en climas fríos, perdemos más calor. “El cuerpo trabaja para retenerlo, enviando señales de que necesita comer un poquito más”, detalla la profesional.

Básicamente, el cuerpo demanda más energía para mantener su temperatura interna estable, y este esfuerzo adicional de calentamiento aumenta el apetito.

¿Por qué nos da más hambre cuando hace frío?

Por su lado, el doctor Jean Camousseigt, nutriólogo de Clínica Dávila, agrega que al estar a la intemperie, incrementa aún más el gasto energético porque “hay que prender el calefactor interno, y eso quema energías, razón por la que aumenta la apetencia de alimentos ricos en grasas”.

Bernardita Quiroz, nutricionista de Clínica Biobío, complementa lo manifestado por los profesionales al detallar que los alimentos que suelen apetecernos más en invierno son los más calóricos, como las sopaipillas, calzones rotos, etc.

“Al tener una mayor cantidad de calorías, ayudan al organismo a regular la temperatura corporal”, explica Quiroz.

A continuación, te entregamos una serie de recomendaciones para alimentarnos de manera más saludable en invierno, según varios especialistas de la salud:

Mantenerse hidratado: aunque la sensación de sed disminuye en invierno, es importante seguir consumiendo líquidos.

Se recomienda mantener la ingesta de agua y agregar té o infusiones. “Además, en los días más fríos, las sopas, caldos y guisos son ideales para mantener el cuerpo caliente y proporcionar saciedad”, agrega Bernardita Vignola.

Incluir alimentos ricos en nutrientes: para aumentar nuestra ingesta calórica de manera saludable, Cecilia Cruz, nutricionista de Clínica Ciudad del Mar, recomienda consumir semillas y frutos secos como almendras, nueces, avellanas, maní, castañas, cereales y quinoa.

Además, Cruz señala: “Se puede optar por leguminosas frescas como el choclo, arvejas y habas, que nos aportan bastantes calorías, y las legumbres como porotos, lentejas y garbanzos. Entre las frutas tenemos el plátano y la palta”.

Realizar actividad física: En esta época de frío es común pasar más tiempo en espacios interiores, lo que favorece una conducta más sedentaria. Sin embargo, mantenerse activo es crucial, ya que el ejercicio no solo ayuda a controlar el peso, sino que también mejora el ánimo y la salud en general.

Evitar caer en adicciones con la comida: “Los días nublados y grises tienen directa relación con cuadros depresivos estacionales”, menciona la doctora Eugenia Escorza, psiquiatra de Clínica Dávila Vespucio.

Por este motivo, explica que el frío puede inducir la ingesta emocional de alimentos altamente calóricos y generar una “adicción” que pueden potenciar aún más cambios en el estado de ánimo de las personas.