En las últimas semanas, el frío se ha asentado en la mayor parte del país. Las temperaturas han caído bastante, en especial en la zona centro y sur, y considerando que casi toda la población está quedándose en sus casas a diario para resguardarse de la pandemia de coronavirus, se ha vuelto vital mantener la eficiencia energética en el hogar.

Con todas las personas estando en sus hogares 24/7, el gasto de electricidad ha aumentado de manera significativa en muchos casos, y la calefacción puede consumir bastante energía, así que se ha vuelto más importante que nunca el cuidar las cuentas de la luz.

La buena noticia es que, tomando algunas medidas simples, podrías bajar tu consumo de electricidad y aprovechar el calor al máximo.

¿De qué tamaño es tu vivienda?

Lo primero que deberías determinar es qué tipo de estufa necesitas para tu hogar. Si vives en una ciudad, es probable que tu mejor opción que sea un calefactor eléctrico por diversas razones, comenzando por el hecho de que, en la actualidad, muchas comunas están limitando radicalmente el uso de las chimeneas a leña debido a la alta contaminación ambiental.

El caso más conocido es el de la región Metropolitana, pero no es la única, pues otras áreas urbanas como Chillán, Temuco y Valdivia han comenzado a tomar medidas similares. Por lo tanto, la leña simplemente no es una opción si quieres irte a la segura y, de paso, ayudar al medio ambiente.

También debes tomar en cuenta el tamaño del espacio que quieres calentar. Las estufas a leña son ideales para casas muy grandes, porque emiten una alta cantidad de calor. Pueden gastar mucho en combustible y mantención, pero si es un sitio de dimensiones mayores, a la larga saldría más conveniente. Ahora… ¿realmente necesitas algo de esas dimensiones si vives en una vivienda más pequeña? ¿O si pasas la mayor cantidad del día en tu oficina o en tu habitación?

Estufas eléctricas: lo mejor para la salud

Luego, hay que considerar otro punto muy relevante, que es la salud. Muchos calefactores emiten gases contaminantes y requieren de constante ventilación del hogar: todos aquellos que son a leña, parafina y gas natural.

En ese sentido, la calefacción eléctrica sin duda lleva la delantera, porque no genera emisiones contaminantes. Si tienes asma, eres propenso a padecer enfermedades respiratorias o vives con alguien que lo es, deberías preferir esta opción.

Aunque no fuera el caso, es muy común que con la contaminación de la parafina y el gas comience a doler la cabeza, incluso cuando se mantiene una buena ventilación.

Pixabay (cc0)
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Por supuesto, que tengas un aparato eléctrico no quiere decir que nunca tienes que ventilar. Para mantener a raya la humedad, recomendamos que abras las ventanas al menos una vez al día por un período de tiempo moderado, preferentemente en un horario en que el sol –por débil que sea en esta época- llegue a tus ventanas. Lo mismo aconsejamos si realizarás actividades como hervir agua, para que el vapor salga.

En el caso de que quieras la estufa eléctrica para la cocina o el baño, fíjate que cuente con un sistema para proteger de la humedad y así prevenir cualquier inconveniente.

Cómo evitar que se escape el calor

Ya tienes la estufa y la encendiste… pero sientes que el calor se va muy rápido, ¿por qué ocurre eso? Puede que sea porque tu hogar no está 100% preparado para combatir el invierno.

Aquí hay muchos factores que deberías tomar en cuenta, dependiendo de la vivienda donde vivas. Uno de los errores más comunes es no cerrar bien las ventanas, en especial cuando se trata de casas o departamentos más antiguos, los cuales no suelen tener del tipo hermético.

En ferreterías y tiendas afines, tú mismo puedes comprar elementos que te permitirán sellar de manera temporal una ventana que sufra de filtraciones, como cinta adhesiva especial y burletes (tiras de material aislante que también sirven para las puertas).

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Otro elemento común en el que debes fijarte son las cortinas: si están hechas de una tela muy delgada, no sirven para el invierno. Las mejores para impedir el paso del frío exterior, y asegurar que el calor de la estufa se quede adentro, son las conocidas como blackout, ya que están hechas de un material térmico.

Cuando tengas tus cortinas blackout, te aconsejamos abrirlas durante el día, en especial cuando el sol pega en tus ventanas, pero ciérralas en cuanto comience a ocultarse y caiga la temperatura.

Otra buena opción son las persianas, pero su instalación es un poco más compleja.

Para ahorrar aún más electricidad

Para mantener un consumo sustentable de luz con la calefacción eléctrica, es importante que recuerdes que no necesitas tenerla activada todo el día y la noche. Cuando se trata de un cuarto pequeño, un termoventilador puede calentarlo perfectamente estando encendido nada más que 20 minutos.

Si la habitación es más grande, puedes elegir un aparato acorde a sus dimensiones, poniéndote un límite de tiempo, como puede ser media hora, y luego la apagas.

Esto también quiere decir que puedes usar la misma máquina para diferentes habitaciones en un mismo día, ya que otras ventajas de las estufas eléctricas es que suelen ser más fáciles de transportar, y su encendido y apagado es muy rápido.

Otras formas de ahorrar luz en invierno implican mucho más que la calefacción, como son preferir la iluminación LED, desenchufar los electrodomésticos que no estés ocupando, no dejar los cargadores conectados las 24 horas y lavar ropa con la lavadora llena.

Asimismo, deberías revisar que todos tus aparatos eléctricos estén en buen estado, porque algún desperfecto podría aumentar su gasto.

Te invitamos a seguir buscando formas de mantener un consumo energético sustentable y, si estás buscando un nuevo calefactor a un precio económico, puedes vitrinear en el CyberDay, que será muy pronto.