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Un estudio revela que las lágrimas no solo se relacionan con tristeza, sino también con momentos de alegría y emoción intensa. Según The Conversation, existen tres tipos de lágrimas: las basales, reflejas y emocionales, estas últimas asociadas a emociones fuertes como la felicidad. Investigaciones realizadas por Janis Zickfeld muestran que el 68% de los encuestados ha llorado de alegría al menos una vez al mes, principalmente por logros personales o momentos de afecto. Por su parte, el psicólogo Ad Vingerhoets señala que las lágrimas de felicidad ayudan a regular el equilibrio emocional, conteniendo sustancias como endorfinas y prolactina.

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En general, las lágrimas están asociadas a una connotación negativa, principalmente de tristeza. Una mala noticia, una situación complicada, la pérdida de un ser querido o incluso un rompimiento sentimental, pueden hacer que los ojos se conviertan en un mar de gotas imparables.

Pero también hay ocasiones donde se disparan, pero no por una mala situación. Algunas veces ocurre por una noticia positiva o momento emocionante, como una graduación, el nacimiento de un hijo o hija, una canción favorita o contemplar una película.

Para muchos, la duda es que, si no es una noticia triste, ¿por qué las personas lloran?. Bueno, la respuesta a eso lo tiene la misma biología.

Según The Conversation, existen tres tipos de lágrimas:

-Lágrimas basales: que son las que mantienen lubricados los ojos.
-Lágrimas reflejas: que son una respuesta a elementos externos como humo, vientos o la esencia de la cebolla. Lo que buscan estas lágrimas es eliminar dichas sustancias que molestan al ojo.
-Lágrimas emocionales: que son aquellas que se producen cuando experimentamos emociones fuertes.

Estas últimas tendrían relación con las llamadas lágrimas de felicidad.

Llorar por motivos alegres

Janis Zickfeld, doctorado en psicología social de la Universidad de Aarhus en Dinamarca, ha dedicado parte de sus investigaciones al porqué lloramos de alegría, indica El Confidencial.

Una encuesta realizada por su equipo a 3.500 adultos de 19 países, arrojó que el 68% de los participantes había llorado de alegría al menos una vez al mes.

El experimento lo extendió a 13.000 adultos de 40 países, los que agrupó en 1.500 testimonios en cuatro categorías diferentes. En primer lugar, están quienes lloraron por algún logro reciente, ya sea personal, laboral o escolar. Luego, aquellos que lloraron por “afecto”, como por ejemplo sostener a tu hijo por primera vez o reencontrarse con alguien conocido.

Zickfeld llamó a esto “sentimiento de kama-muta”, en referencia a la emoción movida por el “más puro amor”. Según El Confidencial, el 84% de los encuestados estaban entre estas dos categorías.

La tercera categoría fueron lágrimas asociadas a la belleza, denominado “Síndrome de Stendhal”, que se da por ejemplo al escuchar una canción favorita, ver una película o un cuadro.

Finalmente, está el “llanto por diversión”, que se da en momentos de risa incontrolable.

“La personalidad de una persona parece influir en la frecuencia con la que lloras de felicidad”, indicó el psicólogo.

¿Qué dice la ciencia?

El psicólogo Ad Vingerhoets, de la Universidad de Tiburg (Países Bajos), señala que las lágrimas de alegría provienen del recuerdo de malos momentos pasados antes de alcanzar el instante de felicidad que provoca el llanto, consigna ABC Ciencia.

De hecho, añade el portal, el bioquímico William H. Frey logró demostrar que las lágrimas contienen grandes cantidades de potasio, manganeso, endorfinas, prolactina y adrenocorticotropina. Algunas de ellas se liberan en momentos de gran estrés, por lo que el cuerpo intenta regular el equilibrio emocional.

Entonces, las lágrimas de felicidad permiten que las personas puedan volver a su estado normal, mediante la gestión y procesamiento de sentimientos poderosos, evitando que estos nos sobrecarguen, indica The Conversation. Esto quiere decir que lloramos de alegría, para regular el cuerpo tras un momento de tensión provocada por un sentimiento, algo muy similar a lo que pasa cuando lloramos de tristeza.