La semana anterior escribí sobre el local de delivery de La Weá Buena, una preparación que emula a la chorrillana y nace de la idea de unos penquistas dueños de un bar en esa ciudad.

Ahora, aprovechando un viaje a Valparaíso, visité el J. Cruz, el lugar donde cuenta la leyenda se creó la chorrillana.

Es que aunque es un plato creado con ingredientes que están a la mano, la chorrillana sería una invención porteña y relativamente reciente.

M. Riveros
M. Riveros

También dicen algunos que estos dos platos vienen de La Poutine, un menjunje canadiense con queso y salsas sobre papas fritas. Quién sabe. Son muy distintos y están en puntos opuestos del globo, pero quizá tienen una raíz en común, tal como podemos suponer lo mismo de la cazuela y el bœuf bourguignon.

Ahora, ¿qué tal el J Cruz? Siempre cumple.

De tamaño mediano, en este añoso local caben muchas personas. Es que, ubicado al fondo de un callejón, funciona con la lógica de bar: Las mesas se comparten y los parroquianos se pasan a llevar cuando se mueven, por lo que si lo suyo es el espacio acá no lo va a pasar bien.

M. Riveros
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Para quienes no saben, además de las chorrillanas, lo pintoresco del local está en que hay muchas antigüedades en exhibición, pero también cientos y miles de recuerdos de parroquianos, quienes escriben lo que se les ocurre en muros y muebles, o dejan fotos o identificaciones que pasan a ser parte de la colección permanente del local. Eso sí: Las mesas son relativamente nuevas y está prohibido escribir en ellas. Al menos por ahora.

En todo caso, ya casi no quedan espacios en los cuales escribir, por lo que mirar, conversar y comer es lo que se puede hacer ahí.

En cuanto a las preparaciones, uno de sus problemas principales que siempre he visto en este local es la poca estabilidad, algo raro en un local que vende un solo producto.

A lo largo de los años he vuelto a este restaurant, y he sentido que es cosa de suerte encontrar un producto digno de orgullo y otro en la parte baja del promedio. Lo mismo pasó en las dos veces que fuimos para escribir esta reseña.

La primera chorrillana para dos ($9.500) se lució: Fue suave, muy rica y con un aroma de esos que enamoran, lo que sumado a un carne tierna, transformaban a este abundante plato en una pequeña ración.

M. Riveros
M. Riveros

Y no quedó ni media papa.

En la segunda ida el punto de las papas era distinto, el pan menos tierno y la carne un poco seca. Aún así, con cerveza y buena conversación este plato cumple muy bien.

Hay que tener en cuenta que este es un plato calórico y que contiene mucho aceite, por lo que la recomendación es a ir con hambre y a sabiendas de que acá no se come ligth.

Yo no lo sabía pero en este local también venden empanadas, seguramente las piden muy poco. Nosotros probamos las de queso ($2.000).

M. Riveros
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Estas empanadas son de milhojas, con mucha manteca en su masa, lo que hace que si no se comen muy calientes o no están muy frescas, se conviertan en una verdadera roca.

Hay sabor, pero son completamente intrascendentes al lado del plato principal del local.

Acá la atención siempre es buena y alegre, tal y como se espera de Valparaíso.

¿Volvería? Claro que sí. Recomendado.

Mario Riveros M. @mario_riverosm

Para escribir esta reseña se visitó dos veces de manera anónima el local. No se recibió ni utilizó invitación por parte del establecimiento.

J. Cruz. Condell 1466, casa 11, Valparaíso. No tiene estacionamientos, pero existen disponibles pagados en las calles cercanas.