Los países de Centroamérica son conocidos por su gran biodiversidad y asombrosos paisajes, cualidades que los han convertido en destinos turísticos preferidos para varios turistas extranjeros. En Costa Rica destaca el Valle del Chirripó, un lugar imperdible para los amantes de la naturaleza.
Ubicado en Centroamérica, Costa Rica destaca en la escena mundial no solo por sus paradisiacas playas tropicales, sino que también por su exótica biodiversidad. Parajes como el Valle del Chirripó, se han convertido en un destino imperdible para turistas de todo el mundo.
Este paraíso tropical se encuentra a los pies de la montaña más alta del país centroamericano, en un sector rodeado de naturaleza y en donde conviven tradiciones locales y una variada gastronomía.
Sin embargo, los atractivos se multiplican con solo movilizarse un poco por el Valle del Chirripó, donde abundan los paisajes, las especies de flora y fauna, los ríos de agua limpia, proyectos de conservación y una gastronomía que combina las comidas a base de maíz con las truchas y los lácteos.
Un puente en las nubes
En 2002, la pareja de sudafricanos Ian y Jenny Giddy compraron una finca que estaba prácticamente deforestada y la convirtió con los años en la reserva Cloudbridge (puente en las nubes), en alusión a la altura del lugar, la nubosidad y su rol como puente para que las especies se movilicen en el bosque.
La directora ejecutiva de Cloudbridge, Casey Ella McConnell, explicó a la agencia de noticias EFE que este lugar nació con el objetivo de brindar servicios ecosistémicos y también para ser una especie de laboratorio natural para científicos locales y extranjeros.
“Veinte años después se ha logrado reforestar 255 hectáreas y conservar 23 más de bosque primario. Con el restablecimiento del bosque ha regresado mucha fauna”, declaró McConnell.
La catarata Pacífica es una de las joyas de este sitio, pues además de su belleza escénica, demuestra la limpieza del río Chirripó Pacífico en las cercanías de su naciente en la montaña.
Otra de las joyas de la reserva es su fauna, pues las cámaras trampa colocadas en el bosque han detectado las 6 especies de felinos que habitan en Costa Rica, que incluyen al jaguar y al puma, los felinos más grandes de América; además de anfibios y más de 300 especies de aves, entre ellos el quetzal.
“Estas zonas de protección son de gran importancia para Costa Rica, puesto que nos brindan servicios ecosistémicos y las oportunidades de que el pueblo costarricense pueda conocer el bosque, la naturaleza, respirar aire puro y ejercitarse con caminatas y senderismo”, expresó McConnell.
Ruralidad, paisajes y gastronomía en el Valle del Chirripó
El turismo rural comunitario se está convirtiendo en una pieza clave para esta zona del país, actividad que ha comenzado a resurgir tras la etapa más álgida de la pandemia de la covid-19 que golpeó con dureza al sector turismo en todo el planeta.
En el Valle del Chirripó los turistas pueden visitar proyectos agrícolas de productos como manzanas y hongos, otros de producción de miel de abeja y algunos de quesos, mermeladas o café.
Los numerosos paisajes naturales son otros de los grandes atractivos y un ejemplo de ello es la Piedra de Lucas, un sitio al que se llega caminando tras una hora y media por un sendero entre la naturaleza, y que ofrece una hermosa vista al valle y las montañas.
Las autoridades turísticas de Costa Rica y las cámaras de turismo están impulsando la gastronomía como un atractivo más del país.
En el Valle del Chirripó las comidas a base de maíz como las tortillas y las chorreadas, además de pescados como la trucha y el tradicional gallo pinto, conforman parte de la oferta gastronómica.
La directora de Promoción del Instituto Costarricense de Turismo (ICT), Ireth Rodríguez, comentó que la gastronomía abre oportunidades para las zonas rurales y permite a los visitantes conocer las tradiciones y la historia de las comunidades.
“La gastronomía la vemos no solo como un elemento que agrega valor a la experiencia turística, sino también como un elemento que ayuda al bienestar de las comunidades, porque nuestro modelo de desarrollo turístico sostenible hace que las empresas consuman productos de la localidad, lo que permite que más productores puedan tener los beneficios de la actividad turística”, manifestó Rodríguez.
El turismo es uno de los principales motores de la economía de Costa Rica, país de 5,1 millones de habitantes que antes de la pandemia de la covid-19 recibía más de 3 millones de turistas cada año.