La escritora argentina estaba lista para presentar su libro, pero nadie llegó al evento. El reconocimiento de su fracaso, la volvió viral.
Convertir un fracaso en una oportunidad es algo que pocas personas saben hacer. Sin embargo, Helena Estrada, una escritora argentina dio cátedra de ello cuando nadie llegó a la presentación de su libro.
Helena construyó una carrera exitosa que fue coronada con la reciente publicación de su libro Dueña de tu dinero, destinado a romper con el estereotipo ligado a las mujeres y la economía.
Pero no fue por esto que su nombre resonó en los últimos días. Helena Estrada fue viral en las redes sociales luego de publicar una foto durante un evento para presentar su libro al que no fue nadie.
“Este tipo de cosas son parte del camino. Tuve experiencias de este tipo en el pasado y entendí que no estoy sola. También pretendí ponerle una cuota de humor, desdramatizarlo”, cuenta.
De manera involuntaria, el lado positivo de la “historia del fracaso” de la abogada – máster en Mercado de Capitales y Financiero- abrió la caja de pandora que implica el “culto al éxito” que se vende en las redes sociales, especialmente en LinkedIn, la red que une a profesionales.
“Creo que el posteo fue un catalizador de un cuestionamiento al uso de las redes”, afirma.
En diálogo con Perfil, la escritora resignifica la noción de fracaso como parte del camino tanto como el éxito, en una especie de acto de rebeldía frente al mundo digital en el que abundan los creadores de contenido que defienden su autoridad sobre distintos temas a ultranza, donde no parece haber margen de error.
El día de la presentación del libro de Helena Estrada
Un día Helena Estrada se despertó entusiasmada. Cargaba en su haber con la exitosa presentación de su libro Dueña de tu dinero en la Feria del Libro de Buenos Aires y su agenda estaba plagada de eventos para promocionarlo.
“Tuvo un arranque muy bueno, hice varias notas en medios, algunas presentaciones. Sonrisas, emociones, fotos… confieso, se sintió maravilloso”, cuenta la mujer que, al igual que a tantos otros, la pandemia impactó en su carrera profesional.
Ahora le tocaba acudir al llamado de un shopping que le organizó una firma de libros. La idea de sacarse fotos con los asistentes para luego compartir con sus cientos de miles de seguidores la entusiasmaba. Sin embargo, el desenlace no fue el esperado.
“Había hecho un par de presentaciones antes que estuvieron muy bien. En este caso, esperaba otra convocatoria. Cuando llegué y vi la mesa del patio de comidas y dije: ‘esto no me gusta"”, comenta.
Helena esperó pero nadie llegó. En vez de tomar la situación como algo “vergonzante”, se rió de sí misma y lo capitalizó: se sacó una foto, la subió a LinkedIn donde contó los detalles de su tropiezo, y se olvidó del tema.
“Pasadas algunas horas, entro a LinkedIn y veo una cantidad inusual de respuestas que minuto a minuto se multiplicaban, ¡logarítmicamente!”, relata en su publicación que tuvo dos millones de reacciones, más de 15 mil me gusta y fue compartido cientos de veces.
“Cada vez que me vuelvo a fijar, ¡sube! (y asusta un poquito). Vale la pena leer los comentarios, tienen tanto para pensar… Muchos valoran mi “valentía”, y me da pudor contradecirlos, no fue un acto de coraje, más bien de complicidad”., relata.
Un acto de rebeldía
Hay miles de motivos por los cuales una publicación se vuelve viral en las redes sociales, especialmente en LinkedIn, donde la lógica de la viralización es distinta a la de redes como TikTok o Twitter.
En el caso de Helena, sirvió de termómetro social de algo de lo que poco se habla pero que muchos padecen, que es el lado B del éxito: el fracaso o las “metidas de pata”.
“Creo que sin querer toqué un punto de dolor, que tiene que ver con el agotamiento que significa la alineación de lo que es nuestra identidad verdadera versus nuestra identidad virtual. De forzarnos a ser artistas en el sentido de creadores de bienes digitales. Nuestra cultura exige que todos creemos contenido que sume a nuestra identidad o autoridad sobre un tema, o sea, cómo te estás vendiendo. Es agotador y estresante”, reflexiona.
Sin quererlo, Helena sirvió de respiro para cientos de personas que vivieron cosas similares “en soledad” y que le contaron sus historias en los comentarios de su publicación, reivindicando el desacierto como algo humano y parte del proceso.
En este caso, una mujer de 51 años con una carrera profesional exitosa devenida en escritora que, aún así, la pifia, y lo muestra, en una especie de acto de rebeldía frente a la lógica de perfección que venden las redes.
“La idea era mostrar que podés ser una referente en tu área y aún así tener un día negro. Creo que compartir esta experiencia suma, especialmente porque hay muchas mujeres con las mismas inseguridades. Saber que detrás de un auditorio colmado, de un diploma brillante, de un ascenso luminoso, hay muchos pasillos vacíos. Y si pasamos al lado de alguno de ellos, paremos, y hagamos contacto. No estamos solos, solo que a veces somos un poco tímidos”, concluye.