Tres hombres fueron detenidos el miércoles en Los Ángeles, Estados Unidos, bajo sospecha de haber drogado y provocado la muerte de dos jóvenes mujeres, cuyo caso ha conmocionado a Estados Unidos en las últimas semanas.
Uno de ellos, Brandt Osborn, de 42 años, estaba filmando un episodio de la serie sobre investigación criminal NCIS: Los Angeles en Hollywood Boulevard cuando fue arrestado.
Osborn junto a Michael Ansbach, un director de fotografía de 47 años, han sido acusados como presuntos cómplices de homicidio involuntario.
En tanto, David Pearce, de 37 años, está siendo imputado por supuesto homicidio involuntario, y su fianza fue fijada en 1 millón de dólares, reporta el periódico estadounidense The New York Post.
Las víctimas fueron Christy Giles, una joven modelo y aspirante a actriz de 24 años, y su amiga Hilda Marcela Cabrales-Arzola, una diseñadora de origen mexicano de 26 años. Sus cuerpos fueron arrojados a las puertas de dos hospitales de la ciudad californiana el pasado sábado 13 de noviembre.
Giles murió en el lugar, mientras que Cabrales-Arzola permaneció en coma y finalmente falleció días después, sin nunca recobrar la consciencia.
Ambas tenían signos de sobredosis de heroína , tras haber estado de fiesta durante la noche anterior.
Luego del arresto, el Departamento de Policía de Los Ángeles (LAPD, por sus siglas en inglés) dijo que “se cree que ambas mujeres fueron drogadas hasta la sobredosis”.
Además, advirtieron que “basado en la investigación, el LAPD está preocupado de que pudiesen haber otras víctimas en nuestra comunidad, quienes podrían haber sido drogadas por uno o más de estos hombres”.
Dos actores que conocían a Osborn, llamados Alexandra Creteau y David Murrietta Jr., declararon ante la policía en su contra, expresando que su colega les había contado que había participado del crimen.
Murrietta dijo que Osborn le confesó que había estado de fiesta con las dos mujeres, quienes habrían tenido las drogas, y los otros implicados. Luego, fue a grabar un comercial, y cuando regresó a su departamento, Giles estaba muerta y Cabrales-Arzola tenía un pulso débil, así que las dejaron en hospitales diferentes para evitar se atrapados.
Lo que se sabía públicamente era que tres hombres vestidos de negro y en un automóvil sin placa, encapuchados, fueron quienes abandonaron a las víctimas en las puertas de dos hospitales.
Las sospechas respecto a una intervención de terceros crecieron por el hecho de que Christy Giles nunca consumió drogas, según afirmaron tanto el esposo como el padre de la modelo, informó en ese entonces el periódico español El Mundo.
Cuando ocurrió el hecho, el esposo, Jan Cilliers, estaba de viaje en San Francisco visitando a su padre.