Turkmenistán es un país de Asia Central que tiene poco más de 5 millones de habitantes. Cerca del 70% de su territorio abarca el denominado desierto de Karakum, el cual es clave para su economía.
Este país fue uno de los estados que conformó la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas hasta 1991. Si bien no tenía salida al mar, los recursos naturales que se encontraban en el territorio, como petróleo y gas, eran muy importantes para el régimen.
Fue hacia 1971 cuando una agrupación de geólogos de Moscú decidió realizar una expedición hasta el pueblo de Darvaza (4.000 habitantes), ya que allí se localizarían grandes cantidades de estas materias.
De acuerdo el medio VIX, los científicos llegaron hasta el desierto en abril de ese año y comenzaron a cavar con maquinaria pesada en busca de petróleo. Según sus radares, la concentración que existía en el lugar era enorme.
No obstante, los especialistas cayeron en el error de confundir el crudo con gas natural, por lo que el terreno que estuvieron cavando por dos días colapsó, provocándose un derrumbe que casi los mató.
En el lugar quedó un agujero de 70 metros de diámetro, el cual comenzó a emitir altas concentraciones de gas metano, lo que dificultó la vida de los habitantes del poblado.
Hacia junio de 1971, se produjeron las muertes de decenas de cabezas de ganado por causa de las emisiones desde el cráter, por lo que desde Moscú decidieron tomar una drástica decisión.
De esta forma llegó un nuevo grupo de científicos hasta la zona de Darvaza. La solución que ellos le dieron al problema fue prender fuego a los agujeros que allí se habían creado, con el fin de detener la salida de metano.
El problema que nunca vieron venir desde el grupo es que la concentración de gas era tan alta que ese incendio nunca se logró apagar, dando origen a uno de los lugares más terroríficos del mundo.
Fue así como se creó un espacio denominado como el Gran Cráter de Gas de Darvaza, un agujero de 70 metros de diámetro y 20 de profundidad que ha estado ardiendo en el desierto por más de 40 años.
De acuerdo a un reporte del medio inglés Express, la quema de materias como petroleo y gas eran comunes en la industria soviética cuando había derrames que podían afectar a la población. En este caso, el error fue que los científicos no lograron identificar cuál era la cantidad de metano que estaba acumulada en la tierra.
Hasta el día de hoy eso parece ser un misterio sin resolver, ya que desde el gobierno ruso han ideado varias maneras para tapar el cráter, aunque ninguna ha dado resultado.
Los peligros de mantener el lugar abierto a la población están más ligados a los animales e insectos que allí habitan, ya que la mayoría suelen acercase al lugar por instinto y morir al caer dentro.
No obstante, la razón más importante que tienen las autoridades para acabar con el lugar es el desperdicio de gas natural que allí está ocurriendo.
Según el citado medio, desde Turkmenistán creen que la gran cantidad de materias primas de la zona pueden ser claves para la subsistencia del ser humano en el futuro, aunque hasta el día de hoy no han podido calcular cuánta cantidad de metano hay disponible en Darvaza.
Un atractivo turístico
Tal como se dijo antes, el cráter de Darvaza ha estado ardiendo por 40 años en el mismo lugar, siendo conocido en la actualidad como la “puerta hacia el infierno”, debido a su gran diámetro.
La zona del desierto de Karakum es de acceso público, por lo que millones de turistas y curiosos llegan hasta el gran agujero cada año, quedando impresionados por la luminiscencia que éste muestra.
De acuerdo al medio inglés Independent, el lugar es de peligro extremo para cualquier persona, pero esto no impide que muchos se acerquen buscando dar explicación a un incendio que ha estado activo por casi un quinquenio.
En mayo de 2013, el explorador canadiense George Kourounis se convirtió en la primera persona que bajó por el cráter para realizar una medición de la temperatura que allí existe.
Dotado de un traje térmico, Kourounis llegó hasta la mitad del cráter y extrajo muestras de piedras, aseverando que existían 400 grados Celsius en el ambiente.
En su reporte, el explorador indicó que en el fondo del lugar la temperatura podría llegar hasta los 1.000 grados Celsius, aunque esto nunca se ha podido corroborar.
Kourounis también descubrió la existencia de una bacteria rica en metano que habita en las profundidades, la cual tendría alguna relación con las altas emisiones que han existido por 40 años.
Según el diario español El País, las personas suelen realizar excursiones hasta Darvaza, pero se les permite estar sólo 2 minutos cerca del cráter, ya que luego de eso la temperatura de vuelve insoportable.
Asimismo, quienes llegan hasta la zona suelen preferir las noches para divisar esta “puerta al infierno”, ya que sus características son más visibles en ausencia de luz solar.
No obstante, para el actual gobierno de Turkmenistán este lugar es considerado como un ejemplo de la forma cómo el hombre desperdicia los recursos naturales, por lo que constantemente estudia maneras de cerrarlo.
Por el momento, su clausura sigue estando en estudio, sin que los expertos logren dar una solución que sea concreta para acabar con la emisión de metano hacia el ambiente.