En agosto de 2017, la modelo británica de 21 años Chloe Ayling, fue secuestrada por un hombre que la mantuvo cautiva durante seis días en una remota granja italiana.

La noticia copó portadas en los medios de comunicación d todo el mundo; no tanto por el rapto, sino por el motivo: la mujer iba a ser subastada, como esclava sexual, en el mercado negro de la “internet profunda” o deep web.

La historia comenzó cuando la maniquí fue contactada para participar en una sesión de fotos en Milán, en lo que sería una lucrativa oportunidad para ella.

Según le contó a la policía, en cuanto llegó al lugar de la cita, fue sorprendida por un desconocido por la espalda. “Una persona con guantes negros me puso una mano sobre la boca por detrás, mientras que una segunda persona que llevaba un pasamontañas me inyectó en el brazo derecho”, señaló al diario The Sun.

Mientras estaba inconsciente fue metida en un bolso de viaje y luego trasladada dentro del maletero de un auto hasta una granja cerca de Turín.

Durante las primeras horas fue mantenida inconsciente y amordazada, e incluso le dijeron que sería subastada como esclava sexual en la oscura web por 193 millones de pesos chilenos en Bitcoins.

“Creo que perdí el conocimiento porque cuando desperté, solo llevaba puesta mi camiseta rosa y calcetines. Entonces me di cuenta de que estaba en el maletero de un automóvil, con los tobillos y las muñecas esposados. Con una cinta negra cubriendo mi boca y dentro del bolso donde estaba solo había un pequeño agujero en la cremallera que me permitía respirar”, comentó al mismo medio.

El polaco Lukasz Pawel Herba, de 30 años, fue inculpado de haber organizado el secuestro y vinculado a la organización criminal de tráfico de personas Black Death.

La modelo afirmó que los planes del hombre no los pudo llevar a cabo como esperaba porque sus sentimientos se interpusieron. En los seis días que la mantuvo cautiva, la mujer logro darse cuenta que él estaba interesado románticamente en ella.

“Pensé que esa era mi oportunidad de escapar”, dijo Ayling a BBC. “Una vez que vi su reacción ante la posibilidad de una relación en el futuro, comenzó a actuar con entusiasmo y estaba muy ansioso, siempre hablando de eso. Su respuesta me hizo pensar que tenía que seguir fingiendo”, añadió. “Tuve que hacer todo lo posible para que se enamorara de mí”, reconoció.

Lukasz Pawel Herba | Agence France-Presse
Lukasz Pawel Herba | Agence France-Presse

En otra entrevista, afirmó que incluso pensó en tener relaciones sexuales con el hombre para poder sobrevivir. “Cuando pidió besarme, le dije que no. No quería molestarlo, por lo que le dije: ‘Quizás en el futuro’. Pensé que si le daba lo que quería, no tendría sentido que él me liberara. Pude ver que estaba feliz por eso, así que seguí posponiéndolo”, reveló.

Su plan fue hacerlo creer que tenían un futuro juntos, lo que claramente no estaba en sus planes. “Obviamente no tenía interés en eso, pero tenía que actuar como si lo tuviera. Era lo único en lo que me tenía que enfocar para salir”, comentó en el diario inglés The Guardian.

A partir de ahí, la historia se volvió aún más extraña pues Herba le dijo a Ayling que ya se habían visto unos meses antes. En abril de 2017, haciéndose pasar por un fotógrafo llamado Andre Lazio, el hombre la llevó a París para una sesión de fotos falsa, e incluso le envió un adelanto de 50 mil pesos chilenos por su trabajo.

El rodaje, sin embargo, se canceló cuando “Andre” llamó para decir que le habían robado su equipo. Ayling se encontró brevemente con Herba cuando se presentó para disculparse y darle dinero para un taxi al aeropuerto.

Según ella, el hombre le contó que el plan era secuestrarla en París, por orden de su organización, sin embargo, el se negó al enterarse que ella era madre de un niño de dos años.

Camino a la libertad

Durante los días en los que estuvo secuestrada, Herba le preguntó a Ayling quién pagaría un rescate por ella, a lo que la modelo le dio tres posibles nombres, uno de ellos, su agente.

El secuestrador lo contactó por mail y exigió un rescate de cerca de 256 millones de pesos chilenos. Cuando el hombre le dijo que sólo podían pagar 17 millones, el delincuente se dio cuenta que no podría obtener nada más y optó por dejarla ir.

Ayling dice que aún no entiende la razón por la que fue liberada, aunque especuló que tal vez el sujeto pensó que sí tendrían un futuro juntos o quizás ya no sabía qué hacer a continuación debido a que tenía sentimientos por ella.

Antes de dejarla ir, Herba le advirtió que ella tendría que enviarle cuatro millones de pesos en bitcoins y ayudar a publicitar a Black Death como una organización terrorista líder. “Él me dijo: ‘Esta es una de las condiciones para poder abandonar la organización’. Y yo estaba como, ‘sí, por supuesto"”, recordó.


El hombre la llevó al consulado británico en Milán.
La idea era dejarla y escapar, pero debieron esperar dos horas hasta que se abriera, por lo que decidió que debían desayunar juntos primero.

Las cámaras de seguridad los grabaron juntos sonriendo e incluso comprando, lo que después serviría como evidencia.

Luego del desayuno, Herbas optó por otro plan más arriesgado. Llevaría él mismo a la modelo al consulado, donde dirían que él es un amigo al que ella llamó luego que el secuestrador la dejara ir.

El hombre pensó que podría irse del lugar en cualquier instante, pero no fue así. La policía le preguntó a la modelo el número de teléfono de su supuesto amigo y cuando ella no pudo responder, supusieron que algo andaba mal y detuvieron a Herbas.

Un amargo regreso a casa

Tras un largo interrogatorio, la maniquí volvió a Inglaterra, donde ella fue cuestionada por su look (llegó con short y una polera) y por la alegría con la apareció en el aeropuerto. Además su historia fue refutada por varios medios de comunicación.

Frente a las críticas, ella decidió hablar con la prensa que estaba apostada en afuera de su casa y asistió a varios programas de televisión. “Solo estaba siendo yo misma. Fui a hablar con los periodistas porque pensé que eso haría que se fueran, pero en realidad no funcionó”, explicó a BBC.

“La gente esperaba verme llorando todo el tiempo y que me alejara del mundo, sin enfrentar ninguna cámara. Podría haber elegido hacerlo, pero pensé que eso no iba a ayudar a recuperarme. Hablar sobre esto y estar rodeada de personas era mi forma de superarlo y seguir adelante”, agregó.

“Es doloroso porque no esperaba pasar por algo tan terrible y que no te crean en tu propio país”, finalizó.

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Un giro inesperado

Las cosas empeoraron cuando Herba aseguró que todo el secuestro había sido planeado por ambos para que ella alcanzara mayor notoriedad en los medios y en redes sociales.

El hombre dijo que se habían conocido hace dos años en Facebook, y que desde entonces comenzaron a planear el secuestro. Su versión, sin embargo, no pudo ser confirmada por la policía, así como tampoco si realmente intentó subastar a su víctima en internet.

La agencia de noticias AFP aseguró que la policía no pudo determinar con certeza si el sospechoso disponía de contactos necesarios para organizar una operación de ese tipo o si se trata de una explicación inverosímil.

“Lo que es seguro es que se trata de un hombre muy peligroso que drogó a su víctima apenas fue secuestrada y que la puso en un gran bolso de viaje en el baúl de un auto”, declaró el fiscal adjunto de Milán Paolo Storari, en una conferencia de prensa. “Su versión de los hechos es apenas creíble, pero no niega haber estado con ella durante su desaparición”, agregó.

En junio de este año, el secuestrador fue sentenciado a 16 años y 9 meses de prisión.

Pero la verdad, sólo ellos la conocen.