VER RESUMEN

Algunas veces, la vida puede sorprendernos de insospechadas maneras, tal como le ocurrió a Rafaella Hardman (37), una ciudadana brasileña que encontró su lugar en el mundo, en las lluviosas tierras de Quellón, una ciudad austral ubicada en la Provincia de Chiloé.

Rafaella que es originaria del municipio de Aracajú, una zona de playas paradisíacas, decidió venir a pasar sus vacaciones en el año 2014 a nuestro país, pensando en que sería un viaje turístico. De este modo, recorrió Santiago, Viña del Mar, Valparaíso y Pucón, que le mostraron una cara que jamás pensó que le terminaría de entusiasmar.

Aunque al poco tiempo, notó también que Chile le podía ofrecer un nuevo aire a su vida. Siendo arquitecta de profesión, Rafaella sintió que le “faltaba algo”, cuenta en conversación con BioBioChile.

¿La solución? Eligió como destino Quellón, para embarcarse en un nuevo destino. En este lugar, con milenarios bosques e islotes, además de tener un clima más frío que las cálidas aguas del nordeste de Brasil, Hardman se reinventó profesionalmente con la Brigaderia, la única pastelería brasileña en la Isla Grande de Chiloé.

Hoy en BioBioChile, contaremos la historia de Rafaella Hardman.

El cambio de ruta de Rafaella

Con una inquietud que no paraba de crecer, un día, Rafaella decidió que los proyectos que trabajaba como arquitecta en forma independiente, carecían de la creatividad que tanto buscaba en su trabajo.

Así lo expresa a la presente redacción: “Yo sentía que todo era comercial, la parte creativa quedaba un poco de lado. Entonces yo quería cambiar, había pensado en cambiar de ciudad, no sabía si al sur de Brasil, no sabía si a otro país. Y como me había venido a Chile me gustó, yo dije, ‘Ya, voy a intentar"”.

En sus primeros meses en Chile, Hardman trabajó como anfitriona en un restaurante. Como anécdota, cuenta que en ese tiempo, no manejaba el español, por lo que habló en todo momento en portugués durante la entrevista laboral.

Cedida | Rafaella Hardman en Quellón

Según relata, la eligieron para el cargo, pese a que la persona que la entrevistó, no entendió ni una palabra. Solo me mencionaron “empiezas mañana”, comenta entre risas.

“Era difícil trabajar en mi profesión, como no tenía contactos, entonces no tenía experiencia aquí en Chile”, subraya a BBCL.

Sin embargo, después de un tiempo, una oferta laboral relacionada con la arquitectura, la llevó hasta Quellón, la comuna ubicada 86 kilómetros de distancia de la Isla Grande de Chiloé. Desde ese momento, su vida no fue la misma.

Llegar a Quellón

En el intertanto, mientras intentaba validar sus estudios universitarios en el país, Rafaella percibió que Quellón era un lugar distinto a los que había estado.

Según relata a BioBioChile, las personas fueron acogedoras desde el primer minuto. “Uno se siente en casa, como en familia. Todo el mundo es amigo, todo el mundo es muy simpático, yo me sentí muy bien, no sé si ocurre con todo el mundo, pero yo me sentí muy bien recibida”, expresa emocionada.

Si bien pudo tener un trabajo estable durante tres años, la burocracia y la rutina laboral de los proyectos, fueron agotando la energía de Rafaella, que anhelaba profundamente un cambio. “Como soy más dinámica, necesito moverme, no sé, como que me sentí ahí un poco aburrida”, sostiene.

Es que continuamente debía realizar diversos trámites, como ir a la municipalidad, estos asuntos de esta índole, le fueron mermando el interés por los proyectos arquitéctonicos, pese a que aprendió mucho en aquel tiempo.

Entonces Hardman quiso explorar otra faceta, una que en la época de la pandemia, pudiera desarrollar en paralelo con la arquitectura. Así nació el interés por el Brigadeiro, un dulce típico de la repostería brasileña.

Como una forma de continuar con la antiquísima tradición de los postres brasileños, Rafaella cuenta que en el primer mes, sus postres tuvieron un gran éxito entre los quelloninos. “Me fue tan bien que dije: ya, esto es lo que quiero y el título para lograr mi validación, al final no lo usé”, recuerda riendo.

“En ningún momento yo me imaginaba que dejaría mi profesión que estudié tantos años y menos después de haber luchado tanto por validar el título”, agrega pensativa.

Traer un pedacito de Brasil a Chile

Después de armar el taller en su casa y perfeccionar los usos del chocolate, Rafaella Hardman hizo un servicio de delivery hasta que decidió el siguiente paso: tener su propio local.

En 2024, abrió la “Brigaderia” que ha encantado a todo el mundo. En sus propias palabras, Rafaella expresa su alegría porque su esfuerzo ha sido reconocido por su fiel clientela. “Ha sido un éxito, mucha gente que ya conocía, pasó a frecuentar más y ha venido más gente que no conocía, además también está una escuela, entonces vienen los profesores y los alumnos. Igual llega gente a vitrinear las cosas ricas que tengo disponible”, remarca a nuestro medio.

También expresa que diariamente le preguntan que hace una brasileña en Quellón, siendo que estaba acostumbrada a un clima más tropical. “En realidad, cuando yo me vine, nadie me dijo que llovía todos los días”, afirma con humor.

Celebrando los 5 años de la Brigaderia | Cedida

Por otra parte, Rafaella confiesa que uno se va “adaptando” a la nueva realidad. “No se puede tener todo, ¿cierto?, o sea, la seguridad, la tranquilidad que tengo en Chile, no es algo que yo tenía en Brasil”.

A lo que añade: “Quellón es tan bonito y esa paz de saber de que no te van a asaltar, de que no te van a hacer daño. Esa sensación es impagable”.

“En términos personales, yo creo que tuve una desacelerada, nunca imaginé que dejaría lo mío, pero he crecido mucho con el tema de emprender, que es un desafío todos los días. Hay mucho estrés, pero es muy gratificante, que te digan, qué bacán que llegaste a dar más vida con la Brigaderia”, complementa.

“Te hacen ver que que estás en el camino correcto”, finaliza Rafaella.