
VER RESUMEN
Herramienta desarrollada por BioBioChile
Reinaldo Lippi, reconocido empresario de la marca Lippi, revela en una entrevista con BioBioChile sus inicios en la fabricación de carpas y artículos de senderismo, adquiriendo los materiales en una fábrica de paraguas. Con determinación, Lippi destaca su constante búsqueda por llevar ideas a la realidad y su nuevo emprendimiento llamado Ofki, inspirado en el istmo de Ofqui. Además, enfatiza su compromiso con la sustentabilidad y la calidad de sus productos, buscando ofrecer un servicio de reparación y evitar el desperdicio. En cuanto a su vida personal, Lippi reflexiona sobre su infancia en un barrio de Santiago, resalta la importancia de salir de una "pobreza cultural" y destaca su mayor logro en haber roto el círculo de la pobreza intelectual.
Pocas personas saben que Reinaldo Lippi compraba el material de sus primeras carpas en una fábrica de paraguas, con el propósito de ir de camping con su familia.
A los 23 años, esa habilidad para construir artículos de senderismo, lo motivó a fundar en 1983, su emprendimiento que luego se transformó en “Lippi”.
Mochilas, parkas y carpas, fueron modeladas con sus manos, algunos de ellos, eran productos totalmente exclusivos.
Hoy Reinaldo Lippi, se encuentra volviendo a empezar en el mismo rubro que lo ayudó a surgir en los 80. “No tengo mucha consciencia que tengo 66 años”, explica al principio de la entrevista Reinaldo Lippi a BioBioChile.
“No hay límites de edad para emprender, no podría estar haciendo nada”, explica. Además, Lippi cuenta que desarrollar ideas, es lo que ha hecho “siempre”. “Ha sido mi trabajo de toda la vida, no tengo otra opción que hacer lo que me gusta”, agrega.
“Trato de llevar ideas a la realidad”, sostiene con determinación Lippi.
En su juventud, trabajó en la biblioteca San Ignacio, siendo encuadernador, por lo que fue su única experiencia en un trabajo formal. “No tengo la cultura de un ciudadano normal, que ha trabajado en una oficina”, puntualiza.
El resurgimiento de Reinaldo Lippi
Con referencia a su relación con la ropa, Reinaldo Lippi cree que la cultura empresarial que lo define, también es su filosofía de vida.
“Yo me compro ropa usada, no me compro nada nuevo”, remarca.
Bajo esta premisa, Lippi se reinventó y creó Ofki, una marca inspirada en el istmo de Ofqui, un cordón de tierra ubicado al sur de la laguna San Rafael, en la Región de Aysén.
De hecho, este lugar fue escenario de un intento surrealista pero a la vez pionero, un sueño que enamoró a Lippi. En la década del 30, se quiso construir a través del istmo, un canal para tener una salida hacia el Océano Pacífico, evadiendo el paso por el Golfo de Penas.
La aventura de esta expedición, que tuvo condiciones extremas y con pocos recursos, convocó a Lippi para desarrollar la idea de “Ofki”.
“Para mí la sustentabilidad es hacer productos que duren para siempre”, remarca.
“Voy elaborar productos que duren mucho tiempo y que sean heredables”, anticipa el empresario.
“Quiero que mis clientes me busquen porque hago productos de buena calidad”, expresa Lippi.
“Me interesa tener un servicio para arreglar otras marcas, porque a veces ocurre que una carpa de $300.000 se le rompe el cierre y después hay que botarla”, enfatiza.
Son justamente estos espacios, que el mercado no considera, que Lippi buscar expandirse y entregar un servicio de calidad.
Además, dice que se trata de una postura que ha cultivado durante toda su vida.
“Me carga la cultura de desechar las cosas, de que la gente se compra una polera y después la bota. Al final terminamos con un desierto de ropa botada”, expone.
El pasado de Lippi
En relación a la demanda que recientemente perdió y lo obliga a pagar 3 mil UF, unos $115 millones, más $25 millones en costas, Lippi es enfático en señalar que “seguiré en la pelea” y reconoce que la pugna entre sus exsocios Rafael Vielva y Rafael Cvjetkovic “no lo suelta”.
“Para bien y para mal, la empresa lleva mi apellido”, afirma. “El primer error que cometí es buscar un modelo que yo no conocía”, recuerda Lippi.
“Busqué crecer desmedidamente y no entendí los costos que esto tenía, ese fue mi error”, reconoce. “No tengo otra posibilidad”, afirma a BBCL. Se queda unos minutos en silencio y contesta: “Quisiera no ser parte de eso ahora, pero no es solo por Lippi”. “Es el modelo de negocios”, cuestiona. Al ser empresas que deben generar ingresos, muchas veces, pagan sueldos irrisorios, admite. “Se repite en muchas compañías”, recalca Reinaldo Lippi.

Cabe mencionar que el Servicio Nacional del Consumidor (Sernac) inició en julio del año pasado, un proceso voluntario colectivo contra la marca Lippi, por el retardo en la entrega de lo comprado, seguido de cancelaciones unilaterales de las compras por parte de la empresa y diversos incumplimientos en compras realizadas por internet.
En suma, la empresa recibió 3.000 reclamos, por los motivos anteriormente mencionados.
“Cuando formé la empresa, tenía una relación directa con la gente, había un lugar físico donde podías conversar con un ser humano para solucionar algún problema. Es lo que yo busco”, indica Reinaldo a nuestro medio.
“Quiero hacer una empresa responsable con lo que hace”, puntualiza.
El mayor logro de Reinaldo Lippi
“Comíamos muy bien, aunque en mi época no habían tantas cosas”, señala Lippi, consultado sobre sus años de formación.
Como creció en el barrio Toesca, en pleno centro de Santiago, el ahora empresario sostiene que tener una lavadora o un automóvil era un auténtico lujo.
Su padre era obrero y su madre se dedicaba a cuidar el hogar. En un ambiente en que había que aprovechar los recursos, la ropa era heredada, un hábito que mantiene hasta el día de hoy.
Igualmente, después de obtener sus primer sueldo, Lippi recuerda con nostalgia, que le compró una lavadora a su madre. “Ahora estamos llenos de adminículos”, indica.
Por otra parte, el fabricante de ropa outdoor, destaca que el mayor logro de su vida, no fue fundar una empresa con su apellido, sino que pudo salir de una “pobreza cultural”.
“No es una cuestión económica”, afirma a BioBioChile.
“Haber dejado atrás, lo que me correspondía por haber nacido en una condición económica determinada”, reflexiona.
“Tuve la oportunidad de viajar y leer mucho”, recalca Lippi.
Finalmente, reconoce que tener de amigo a un maestro y a un ejecutivo de una gran empresa, es un logro que lo mantiene contento, de ser lo más “bonito” que ha vivido durante su vida.
“Yo creo que para mí el logro más importante, es haber roto el círculo de la pobreza intelectual”, finaliza.