Dmitri Málishev, conocido como el “caníbal de Volgogrado”, regresó en septiembre pasado a su localidad natal tras ser indultado por el presidente ruso, Vladímir Putin, para servir en la guerra en Ucrania.
Málishev, originalmente condenado a 25 años de prisión por un brutal asesinato y actos de canibalismo, fue reclutado para combatir debido a una práctica impulsada por la compañía de mercenarios rusos Wagner.
Hace una década, Málishev sacudió a la sociedad rusa al matar a golpes a un hombre de Tayikistán, presuntamente tras una propuesta sexual. Luego, el aludido extrajo y cocinó el corazón de la víctima, un acto que grabó en video. Cumplió 15 años en una prisión de alta seguridad antes de ser enviado al frente.
Según reportes del portal V1.ru, Málishev volvió a Volgogrado herido, con una esquirla en el brazo y problemas en la mandíbula, por lo que ha recibido tratamiento médico.
Fiódor Kadoba, jefe de la administración local, confirmó haberlo visto y hablado con él, quien expresó su intención de volver al frente una vez recuperado.
El caso de Dmitri Málishev
La incorporación de convictos en el ejército ha generado preocupaciones en Rusia, especialmente por los crímenes cometidos por algunos de estos individuos al regresar del campo de batalla.
La diputada rusa Nina Ostánina ha hecho un llamado a las autoridades para asumir la responsabilidad de proteger a la ciudadanía de estos criminales, a través de un control constante y programas de reintegración laboral.
Ostánina también mencionó que se están preparando proyectos de ley para regular esta situación, enfatizando la urgencia de actuar para prevenir más violencia y asegurar la protección de la población.
Reportes independientes indican que en los últimos dos años, aproximadamente cincuenta personas han sido asesinadas por veteranos de guerra reclutados de prisiones, con la mayoría de las víctimas siendo familiares o vecinos de los veteranos, en incidentes a menudo relacionados con el alcohol.