Morgan Segui | BBC | Imagen de referencia

Joven revela cómo fue salvado por cabras salvajes tras caer 40 metros en Australia

26 noviembre 2024 | 14:10

Un hombre sufrió una estrepitosa caída de casi 40 metros por un solitario acantilado de Timor Oriental, en Australia. Tras estar tres días inmóvil luego de su fuerte caída, aseguró que un grupo de cabras salvajes salvaron su vida.

En conversación con BBC, el hombre contó su historia de supervivencia, en medio de una zona remota, donde lo único que pensaba era en que moriría debido a las consecuencias de su caída.

Su experiencia, de hecho, lo motivó a escribir el libro “Cinco Días en Timor”.

Hombre asegura que un grupo de cabras salvajes le salvó la vida

La historia se trata de Morgan Segui, un hombre francés que se dedicó a viajar por el mundo mientras trabaja en diferentes rubros: fotógrafo, videógrafo, pastelero y dueño de un café, en sitios como Marruecos, Kazajistán y Timor Oriental, lugar al que se trasladó en 2017.

Desde que comenzó su vida en Timor Oriental, Segui escuchó que los pobladores hablaban de un lugar sagrado, una gran montaña en una isla, la cual era conocida como monte Manucoco.

Aquella se trata de una formación rocosa de alrededor de 1.000 metros de altura, la cual se mezcla con una selva tropical que cubre la isla Ataúro y es parte importante de las tradiciones culturales de Timor Oriental.

Para Segui, aquel parecía un reto perfecto, dada su vida llena de aventuras, por lo que poco después, preparó una pequeña embarcación para poder navegar desde Dili hasta Ataúro.

Viaje por Timor Oriental

“Una vez llegué a la playa, como siempre pasa en Timor, muchas personas se lanzaron a ayudarme. Y cuando les conté que iba a subir el monte Manucoco, me dijeron que ya era muy tarde, que era mejor que me devolviera”, cuenta para el medio.

El hombre optó por no seguir los consejos de los pobladores, indicando que tendría suficiente tiempo de completar el ascenso y volver a descender antes de quedarse sin la luz del sol.

Viaje a la cima del Manucoco en Timor Oriental

Tras llegar a la cima del Manucoco, y presionado por la llegada de la noche, el hombre se tomó un descanso de solo 10 minutos antes de comenzar a descender.

Decidió seguir la misma ruta que usó durante el ascenso para acortar el tiempo de trayecto, pero en un punto, el camino lo dejó en un lugar donde no podía salir.

Rápidamente, optó por subirse a un árbol. “Segui trató de usar el árbol para alzarse a sí mismo, pero las raíces no aguantaron su peso”, se detalla.

Aquello provocó que cayera casi 40 metros, donde se golpeó en la cabeza y quedó inconsciente durante al menos tres horas.

Al despertar, Morgan se dio cuenta de su grave estado: tenía una herida grave en su cabeza; de donde se desprendía piel y salía mucha sangre; sus dedos estaban rotos, al igual que partes de su cuerpo, como su brazo derecho.

Durante las horas posteriores, perdió y recobró el conocimiento de manera intermitente. Durante los 3 días que siguieron, Segui dijo que ocupó el tiempo imaginándose cosas que haría en un futuro, pensando en sobrevivir como lo hacían los animales.

Grupo de cabras salvajes “lo salvaron”

Durante la tercera noche después de su accidente, el hombre se despertó asustado por los ruidos de lo que parecía un animal grande que se acercaba a él: una cabra salvaje.

El grupo de animales empezó a escalar el risco caminando en zigzag por las rocas. Aquello por fin le dio la solución a su principal problema. “Fue cuando dije, ‘no estoy perdido’”, dijo.

Hombre asegura que cabras salvajes le salvaron la vida

Al día siguiente, Segui usó todas sus fuerzas para ponerse de pie, a pesar de las múltiples fracturas en su cuerpo. Usó su camiseta para inmovilizar su brazo fracturado y se dirigió al camino que usaron las cabras.

Tras escalar lentamente por el risco, encontró comida, y a lo lejos, una casa. No lo pensó dos veces, y se acercó lentamente hasta el lugar, donde un hombre, pese a estar asustado por verlo así, lo recibió y ayudó.

Inmediatamente, lloré”, dijo. El dueño de la casa, llamado Moisés, lo alimentó y trató de curar sus heridas con su familia.

Tras cinco días de su accidente, el hombre logró recuperarse. Aquella experiencia cambió su perspectiva de la vida, la cual lo impulsó a ayudar a las personas de Ataúro y a fomentar proyectos de agua potable.