En el mundo son varias las historias de personas que lograron darle un ‘vuelco’ a la vida a través de los juegos de Lotería, con relatos que incluso son inspiradores. No obstante, también están quienes no aprecian estas oportunidades, como Michael Carroll.
En este último grupo está aquel hombre, un recolector de basura inglés que a sus 20 años vio una gran chance de cambiar su suerte, al ganar la Lotería Británica y adjudicárse un premio de 9.7 millones de libras esterlinas, algo así como 11.294.325.000 pesos chilenos.
La fortuna golpeó la puerta del hombre un 19 de noviembre de 2002. Sin embargo, 11 años más tarde él mismo se estaba declarando en bancarrota y pidiendo apoyo de los servicios sociales en su país. Lo había perdido todo.
Antes de ser millonario, Carroll vivía con su novia llamada Sandra Aitken, con quien esperaba su primer hijo. Sin embargo, aquella relación no prosperó con el paso del tiempo y las malas decisiones que tomó.
De acuerdo al relato de Daily Mail, en ese entonces compró una fastuosa mansión en Londres, joyas, collares de oro, autos de lujo y viajes por toda Europa.
A eso se sumaron fiestas excesivamente caras, gastos en prostitutas y amistades poco favorables, según relató el citado medio.
Pero el escaso manejo económico hicieron que decayera rápidamente, ya que el hombre no ahorró y tampoco invirtió en otros negocios. De hecho, intentó mejorar su situación comprando miles de billetes de Lotería, para ver si nuevamente tenía fortuna. Aquello no ocurrió.
Lo cierto es que, al cabo de unos años, acumuló gran cantidad de deudas e incluso fue detenido en tres ocasiones por posesión de drogas.
Fue por todo eso que, finalmente, en 2013 se declaró en bancarrota. La única solución que le quedó fue vender su mansión, en un valor mucho menor al que la había comprado, para solventar lo adeudado con bancos.
“Gasté mucho dinero en mis amigos. Vacaciones, cadenas de oro, fiestas, todo eso. Fueron los mejores 10 años de mi vida”, indicó a Daily Mail en 2019.
“El único arrepentimiento que tengo es no haber tenido algo que hacer, como un trabajo”, añadió.
Hay que señalar que, tras cobrar subsidios estatales y deambular por hoteles de indigentes, Michael Carroll volvió a su antiguo trabajo como recolector de basura.
En la actualidad, se mantiene activo en un empleo como repartidor de carbón y madera. “Vivo un estilo de vida bueno y libre ahora, y soy más feliz porque recuperé mi vida, soy un ganador de la lotería sin piel”, recalcó.