Kirat Assi jamás imaginó que una simple solicitud de amistad en redes sociales marcaría el inicio de una experiencia devastadora que la llevaría a cuestionarse todo. En 2009, Bobby, un atractivo cardiólogo y miembro de su misma comunidad sij en el oeste de Londres, se puso en contacto con ella.
Tenían amigos en común y, aunque nunca lo había conocido en persona, Kirat aceptó su solicitud sin dudar.
Según recordó BBC Mundo este domingo, así comenzó una relación que, con el tiempo, se transformó en algo más profundo. Conversaciones cotidianas se convirtieron en charlas largas y emocionales, hasta que Kirat se encontró completamente enamorada de Bobby, pese a que, curiosamente, nunca se conocieron en persona.
Durante nueve años, Bobby presentó múltiples excusas para evitar encuentros. Primero, mencionó haber sufrido un derrame cerebral. Más tarde, afirmó haber sido víctima de un ataque y estar bajo protección de testigos. Cada historia era más inverosímil que la anterior, pero siempre estaba respaldada por personas cercanas a Bobby, o eso creía Kirat.
La realidad era mucho más oscura de lo que podía imaginar.
Finalmente, después de casi una década de engaños, Kirat descubrió la verdad: Bobby no existía. Quien estuvo detrás de todas esas historias y mensajes era en realidad su propia prima, Simran. Este descubrimiento dejó a Kirat destrozada, incapaz de comprender cómo alguien tan cercano le había causado tanto dolor.
El impacto de la traición
La historia de Kirat fue narrada por primera vez en 2021 en el exitoso podcast Sweet Bobby, producido por Tortoise Media. Este relato conmocionó a miles de oyentes, quienes se preguntaban cómo una persona podía ser víctima de una estafa tan prolongada.
Ahora, tres años después, Netflix lanzó un documental en el que Kirat comparte su experiencia de manera más profunda, con el objetivo de concienciar sobre los peligros del engaño en línea.
Pero su decisión de exponer su historia no fue fácil. Aunque muchos la apoyaron, también enfrentó críticas duras en redes sociales. “Para las personas que piensan que soy estúpida, se les permite tener su opinión”, dijo en una entrevista con BBC Asian Network News. Sin embargo, Kirat insiste en que las suposiciones y los juicios no cuentan la historia completa. “No soy estúpida, soy la que eligió hablar”, declaró con firmeza, subrayando que su objetivo es inspirar a otras víctimas a contar sus propias historias.
Desafiando estigmas culturales
Kirat explica que una de las principales razones para compartir su historia fue romper con los estigmas culturales dentro de la comunidad sudasiática en Reino Unido. Según ella, existe un miedo generalizado a hablar abiertamente sobre estos temas debido a cómo puede afectar la percepción de la comunidad. Incluso su padre, alguien que ama profundamente, ha preferido no hablar de lo sucedido, por temor al dolor que ello podría causar.
Esta presión cultural y familiar es algo que Kirat ha aprendido a enfrentar, pero también se pregunta si su historia habría sido diferente si hubiera crecido en otro entorno. “Tomaría decisiones diferentes”, dice, reflexionando sobre las responsabilidades y expectativas impuestas por su comunidad.
El camino hacia la sanación
A pesar de las dificultades y las preguntas sin respuesta, Kirat está decidida a no permitir que esta experiencia la defina. Aunque Simran nunca ha enfrentado cargos penales y ha rechazado las acusaciones, Kirat logró obtener una disculpa y una compensación a través de una demanda civil. Sin embargo, la herida emocional sigue ahí, y Kirat sabe que probablemente nunca sabrá por qué su prima la engañó de esa manera.
“Estoy trabajando muy duro para reconstruir mi vida y mi carrera”, dice Kirat, mientras continúa avanzando con resiliencia. A pesar de todo, ha optado por no asumir una mentalidad de víctima. “No quiero ser esa persona”, asegura.
Con su historia, Kirat Assi no solo busca justicia, sino también abrir un diálogo sobre los peligros del engaño en línea y el impacto de las expectativas culturales en las víctimas de abuso emocional.