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La academia sueca otorgó el Premio Nobel de la Paz a los hibakusha, sobrevivientes de las bombas atómicas de Hiroshima y Nagasaki, por sus esfuerzos en el desarme nuclear frente a las más de 12.500 armas nucleares en el mundo. La agrupación Nihon Hidankyo, que representa a las víctimas, será condecorada en Oslo el 10 de diciembre, destacando su lucha silenciosa. A pesar de su sufrimiento y discriminación, los hibakusha han dado voz al horror vivido, con efectos a largo plazo como cáncer y rechazo social. Su persistencia ha llevado a la prohibición de armas nucleares, aunque critican al gobierno japonés por no firmar el tratado, esperando que el Nobel de la Paz impulse un cambio.

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Si hay un evento catastrófico que será recordado para siempre, es la ocupación de la bomba atómica durante la Segunda Guerra Mundial. Siendo la destrucción de las ciudades de Hiroshima y Nagasaki, un ejemplo del horror sufrido por los sobrevivientes de los bombardeos: los hibakusha.

Estos hombres y mujeres, que son testigos de un desastre que dejó profundas huellas en la sociedad japonesa, fueron reconocidos por la academia sueca con el Premio Nobel de la Paz, por sus intentos de lograr el desarme nuclear, que según cifras de las Naciones Unidas, llega a 12.500 armas nucleares en todo el mundo.

Por ello, la agrupación Nihon Hidankyo, que reúne a las víctimas, será condecorada el 10 de diciembre de este año, en Oslo, para enviar el mensaje de paz a las naciones, uno que significó una lucha silenciosa de parte de los sobrevivientes de Hiroshima y Nagasaki.

A pesar de su sufrimiento y de su situación de primeras víctimas de la era atómica, muchos supervivientes fueron rechazados -en particular, para el matrimonio- por los prejuicios en torno a la exposición a la radiación.

Los hibakusha: los sobrevivientes incansables de Hiroshima y Nagasaki

Actualmente, viven unos 140.000 hibakusha, y muchos de ellos rondan los 80 años de edad. Pero su lucha empezó antes, en 1956, tras las pruebas de la bomba de hidrógeno ensayados por Estados Unidos.

En específico, los japoneses que sobrevivieron, quedaron conmovidos, luego que las pruebas del armamento nuclear en el atolón Bikini, en el océano Pacífico, ocasionará una lluvia radiactiva, que llegó a impactar a un barco pesquero japonés, “el Lucky Dragon”, afectando a los 23 tripulantes.

De esta manera, el incidente permitió la fundación de Nihon Hidankyo, consignó un artículo de The Conversation.

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Sus miembros, muchos de ellos ahora octogenarios, fueron a lo largo de sus vidas, los encargados de dar voz al sufrimiento a veces invisible de la bomba atómica. Al respecto, Yasuaki Yamashita reveló a BBC Mundo que “todavía siento miedo de que se me puedan manifestar las consecuencias de la radioactividad y morir en cualquier momento”, sostuvo el hombre que sobrevivió a la explosión de Nagasaki.

Los supervivientes, también experimentaron otros efectos a largo plazo, como un alto riesgo de parecer cáncer de tiroides y leucemia, y tanto en Hiroshima como en Nagasaki se han detectado elevados ratios de cáncer.

Nihon Hidankyo: la agrupación que nació del horror atómico

“Hay muchos hibakusha que son narradores sociales, pero no son capaces de contarle su propia historia a sus hijos”, así describe a BBC Mundo Yuka Kamite, profesora de Psicología en la Universidad de Hiroshima, el horror vivido por los hibakusha.

Es que la batalla de los sobrevivientes no ha sido fácil, al ser objeto de discriminación desde una parte de la sociedad japonesa, que los miraba con recelo, producto de la radiación de las explosiones atómicas que mató a 110.000 personas, entre ambas ciudades.

Igualmente, los sobrevivientes fueron considerados tabú, por lo que su inserción social, tampoco sucedió rápidamente. En este escenario, los hibakusha tenían heridas visibles, como quemaduras y queloides -que es el crecimiento excesivo del tejido de una cicatriz- lo que derivó en un castigo social.

Bombardeos atómicos de Hiroshima y Nagasaki | Creative Commons

Bajo este contexto, los hibakusha tampoco tenía el espacio para denunciar las duras condiciones de vida, donde muchos de ellos no pudieron acceder a una cobertura médica apropiada.

Ya en el discurso del comité del Nobel, el organismo sueco indicó lo siguiente: “Los hibakusha nos ayudan a describir lo indescriptible, a pensar lo impensable y a comprender de algún modo el dolor y el sufrimiento incomprensible que causan las armas nucleares”.

De esta forma, este reconocimiento, afirman desde Nihon Hidankyo, les permitirá promover un mundo sin armas nucleares, justo cuando la mayoría de los sobrevivientes ha muerto. Según el Ministerio de Salud de Japón, hasta marzo de 2024, hay cerca de 106.823 supervivientes, replicó un artículo de agencia AP, muriendo en un año, cerca de 6.824 integrantes de Nihon Hidankyo.

El esfuerzo de los hibakusha

Gracias a la iniciativa de los hibakusha, la Organización de Naciones Unidas (ONU), impulsó el tratado sobre la prohibición de armas nucleares. Este instrumento jurídico vinculante, que entró en vigor en 2017, ha sido firmado por 94 países.

En el documento, que incluye un conjunto de prohibiciones a la participación en cualquier actividad relacionada con armas nucleares, es resultado de la ardua labor de los sobrevivientes.

No obstante, dentro de Japón, la agrupación de los hibakusha es un permanente crítico del apoyo histórico que ha demostrado el gobierno nipón a las armas nucleares de Estados Unidos.

Miembros de los hibakusha | Creative Commons

Los hibakusha, ha señalado que los líderes japoneses únicamente están haciendo “promesas vacías”, porque Japón depende de la protección estadounidense, frente a sus vecinos, que también cuentan con equipamiento nuclear, detalló The Conversation.

“Como hibakusha, es sumamente triste ver que el gobierno japonés no ha firmado ni ratificado el tratado de prohibición de armas nucleares”, sostuvo Terumi Tanaka, de 91 años, uno de los Hidankyo que sobrevivió a la hecatombe de Nagasaki a los 13 años.

“Espero que el Premio Nobel de la Paz abra una oportunidad para que el gobierno japonés dé el paso”, dijo Tanaka a la agencia AP.