Carlos Martel es el nombre de una famosa momia, la cual se encuentra en el Museo de Anatomía de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile.
De acuerdo a Mega, se trata de una de las momias más famosas, y a la vez extrañas en el país, cuya historia esconde bastantes secretos.
De hecho, en la actualidad hay dos versiones respecto a cómo el hombre terminó de esta manera. La primera narrada de forma casi mitológica, y la otra algo más ‘cuerda’.
De acuerdo a la propia casa de estudios, se trataba de un francés que había dejado Europa tras el fin de Primera Guerra Mundial.
Una vez en Chile, se estableció en barrio Independencia, cerca del río Mapocho, donde destacó por ser organizador de fiestas estudiantiles y tener amistad con alumnos de Medicina.
Según el doctor Raúl Etcheverry, en el libro Huella y Presencia de la Facultad de Medicina, los estudiantes perdieron el rastro del hombre por varias semanas. No obstante, lo encontraron muerto en el pabellón de Anatomía.
Luego de eso, indican, los jóvenes decidieron embalsamarlo para que se quedara junto a ellos, teniendo en cuenta que era imposible que volviera a su país de origen.
Con el paso del tiempo, la momia fue sacada de la Universidad de Chile y dejada en el Museo Nacional de Historia Natural.
El caso de Carlos Martel
Otra historia, que parece ser más real, fue contada por el doctor Julio Cárdenas, indicando que Carlos Martel en realidad fue un cuerpo que estudiantes retiraron del Instituto de Anatomía y embalsamaron, para montar una obra de Teatro.
“En los años ’30 se realizaban fiestas de la primavera y para ganar puntaje, los universitarios podían hacer obras de teatro que se montaban en el Teatro Municipal. Un grupo organizó una presentación que se llamaba “La clínica” y, para ambientar, se robaron un cuerpo conservado del Instituto de Anatomía y lo llevaron en tranvía hasta el recinto cultural”, indicó.
“Cuando el director del teatro se dio cuenta de que era un cadáver real lo rechazó y los mandaron de vuelta; ellos quisieron devolver el cuerpo, pero no lo hicieron porque quedarían en evidencia de su robo, por lo que lo guardaron y, cada vez que hacían una reunión, lo sacaban para brindar con él”, agregó.
Tras aquello, ese grupo fundó una especie de cofradía, en la cual compartían la momia por un tiempo determinado. El grupo se extendió por varios años, hasta que uno de ellos la donó la museo antes mencionado.
Respecto al nombre, Cárdenas sostuvo que todo habría surgido por los delirios de un médico llamado Juan Vásquez.
“Fue el último doctor que la tuvo, luego de un cuadro de delirio que tuvo durante un episodio de neumonía. Él la tenía en su dormitorio y cuando comenzó a delirar, se imaginó que el cuerpo le decía que era Carlos Martel, un pintor de origen francés que llegó a Chile después de que su musa inspiradora se fue con otro artista y, por los celos, llegó a Valparaíso y luego a Santiago”, concluyó.