Gales, la nación celta que conforma el Reino Unido, está más cerca de lo que los chilenos piensan. Es que Gaiman, un diminuto pueblo ubicado en la Patagonia argentina, precisamente en la provincia de Chubut, no sólo enamora por sus bellezas naturales, sino también por su respeto a las tradiciones galesas y las casas de té, una oferta turística única en el cono sur. Si hasta la princesa Diana quedó enamorada en su visita allá por 1995.
Gaiman es noticia estos meses porque fue seleccionado entre los ocho pueblos de Argentina que compiten en el certamen Best Tourism Villages de la ONU Turismo. En el grupo lo acompañan Los Chacayes (Mendoza), Caviahue – Copahue (Neuquén), Saldungaray (Buenos Aires), Barrancas (Jujuy), Campo Ramón (Misiones), Villa Tulumba (Córdoba) y Urdinarrain (Entre Ríos).
En ediciones anteriores, los distinguidos por ONU Turismo fueron Caspalá (Jujuy) y La Carolina (San Luis) por valorizar sus paisajes y por su diversidad cultural y natural.
En las próximas semanas se conocerá cuáles pueblos de menos de 15 mil habitantes serán los favoritos en el mundo. Para tomar dimensión, de Chile participan este año Codpa, Camarones (Región de Arica y Parinacota); Mamiña, Pozo Almonte (Tarapacá); Diaguitas, Vicuña (Coquimbo); San Juan Bautista, Juan Fernández (Valparaíso); Ralco, Alto Biobío (Biobío); Malalcahuello, Curacautín (Araucanía); Choshuenco, Panguipulli (Los Ríos); y Puerto Sánchez, Río Ibáñez (Aysén).
Cómo es Gaiman, el pueblo que emula a Gales en Argentina
Gaiman, ubicada en el valle del Chubut a 36 kilómetros de la capital Rawson, a 15 km de Trelew, a 900 km de Bariloche y a 1.800 km de Santiago de Chile, es una localidad donde la herencia cultural galesa predomina, aunque su nombre proviene del idioma tehuelche y significa “piedra de afilar”.
Fue en 1865 cuando los primeros colonos galeses llegaron a la costa atlántica de la Patagonia a bordo del velero “Mimosa” y se establecieron en el valle del río Chubut. Querían la preservación de su cultura y tradiciones, pero lejos de la influencia inglesa en el Reino Unido.
Así, los galeses desarrollaron la agricultura en una región semiárida y trajeron costumbres culturales, religiosas y educativas. Hasta instalaron la celebración en octubre de Eisteddfod, un festival-concurso que abarca la poesía, música y danza en idioma galés.
Al recorrer hoy Gaiman se experimenta una combinación entre el pasado y el presente, con un entorno que fusiona el paisaje rural y urbano. Su patrimonio arquitectónico destaca por construcciones de roca arenisca y ladrillo a la vista, que se armonizan con la vegetación verde y las bardas ocre que forman un oasis en medio de la estepa patagónica.
Con sus calles serenas y tranquilas bordeadas de antiguas construcciones conservadas, la arquitectura de Gaiman transporta a los visitantes a otra época, anclada en el siglo XIX. Ejemplos son la Capilla Moriah y la Bethel como emblemas del legado religioso y cultural galés del pueblo argentino.
Además, el Museo Histórico Regional ofrece una inmersión en la historia de los primeros colonos, exhibiendo una extensa colección de objetos, fotografías y documentos que narran el modo de vida de los pioneros galeses.
Para los amantes del aire libre, un paseo en bicicleta puede complementar la experiencia, así como los espacios de agroturismo y el parque paleontológico Bryn Gwyn. En tanto, los nostálgicos guardan el recuerdo del parque El Desafío, un espacio temático que supo ser famoso por un récord Guinness debido a sus esculturas hechas con materiales reciclados.
Razones para ir ya sobran, ¿cierto? Y eso que aún falta hablar del mayor atractivo gastronómico, depositado en las tradicionales casas de té. Invitan a los turistas a revivir la rica historia de los colonos galeses, en un auténtico viaje al pasado.
Una de las famosas -se puede consultar el listado completo en la web del pueblo- es Ty Gwyn, que acumula cuatro generaciones dedicadas a las exquisiteces galesas en un enorme salón y precioso jardín. Sin embargo, la casa de té que se lleva las miradas de los turistas es, sin dudas, Ty Te Caerdydd no sólo por su tetera gigante sino porque llegó a ser la elegida por la princesa Diana.
El día que Lady Di estuvo en la Patagonia argentina
La princesa Diana de Gales le dio su aprobación a Gaiman cuando el 25 de noviembre de 1995 pisó territorio argentino y fue directo a Ty Te Caerdydd, que hoy hace gala de su visitante estrella.
Lady Di hizo el típico avistaje de ballenas en Puerto Pirámides, pasó por un restaurante y recorrió Gaiman tras un viaje exprés en helicóptero. A las 5 en punto, un emblemático té la esperaba en el local. De todos modos, la blonda fue muy protocolar y apenas mojó sus labios en la taza.
Ni tocó las 26 tortas que le prepararon.
Conversó con los locales, paseó por el jardín de tres hectáreas y se fue. También visitó la escuela de música e incluso cantó un carnavalito.
“Estaba triste y ausente”, dijo el entonces gobernador Carlos Maestro, quien llegó a compartir un paseo en lancha con la princesa. Para entonces, ella ya estaba separada del príncipe Charles, y el interés en su vida eran sus hijos William y Harry. Prometió volver a Argentina, pero dos años después encontró su final anticipado en ese túnel de París, en circunstancias tan enigmáticas como tristes.
La vajilla que Diana usó en Gaiman está exhibida en una vitrina. Y cada 31 de agosto, fecha en la que la princesa de Gales dejó de existir, los habitantes le depositan un ramo de rosas como muestra de homenaje.
En caso de alojarse en Gaiman, hay varias hosterías, posadas, campings y cabañas, de acuerdo al bolsillo y las preferencias de los turistas. Los sitios habilitados por el gobierno pueden consultarse en la web oficial.