La inspiración para estudiar fotografía, vino inesperadamente a la vida de Francisco Negroni, después de un día de vender casete y CD’s antiguos en la cafetería Casa Amarilla de Valparaíso.
En aquellos años de juventud, a finales de los 90, ya había salido del colegio y no tenía planes para estudiar una profesión.
Pero al llegar a su casa, su madre le mostró una fotografía que encontró en una revista de papel couché. En la imagen, había un niño africano siendo acechado por un buitre. El instante inmortalizado por el reportero gráfico sudafricano, Kevin Carter, causó una fuerte impresión en Negroni, que sin dudarlo, decidió ser reportero gráfico.
“Esa fotografía transmitía tanto sentimiento, o sea, no podía creer que un fotógrafo, pudiera haber captado algo tan sublime y a la vez que causara tanto dolor”, cuenta a BioBioChile.
Hoy, con 49 años y una trayectoria que lo avala, Negroni ha obtenido cien premios internacionales, por capturar con su lente paisajes naturales y erupciones volcánicas. Esta es su historia.
Los comienzos de Francisco Negroni en el fotoperiodismo
Pero antes que existiera Francisco Negroni, como “el cazador de volcanes” y preservara con su lente las erupciones del volcán Calbuco y el complejo volcánico Cordón Caulle, durante 13 años ejerció como reportero gráfico. En conversación con nuestro medio, recuerda aquel tiempo como la “mejor escuela”.
“Aprendí cómo trabajar bajo presión. Yo diría que sin la escuela de fotoperiodista, no hubiera podido ser el fotógrafo que soy ahora”, explica al principio de la entrevista.
En ese sentido, el profesional sostiene que la técnica que se adquiere con los años, marca la diferencia en su labor actual como fotógrafo de volcanes. “El aprendizaje de controlar la luz, de hacer una correcta exposición y anticiparse a las cosas, son fundamentales para un reportero gráfico. Entonces yo creo que todo esto, me ha servido para fotografiar volcanes, el saber dónde ubicarme para capturar de mejor manera lo que está pasando”, expresa Francisco.
Durante los años profesionales de Negroni, colaboró con los diarios nacionales La Tercera, El Mercurio, La Cuarta y para agencias internacionales como Reuters, Associated Press y France-Presse.
“Cubría noticias para quien me pagara”, afirma el profesional.
También expone que le tocó revelar el carrete de película, como antaño se hacía en los medios de comunicación, así al menos le tocó cuando hizo la práctica en el diario El Expreso de Viña del Mar. “Le entregaba al editor el negativo para que eligiera la mejor fotografía”, cuenta Negroni con orgullo.
El oficio de sacar fotografías
Con 24 años de oficio, Francisco Negroni recuerda que en la época análoga, habían “mejores fotógrafos”. En relación con ello, explica que “respeto muchísimo a los fotógrafos que hacen digital porque yo también lo hago, pero insisto, creo que las generaciones nuevas se perdieron un capítulo increíble e importantísimo de haber hecho fotografía análoga y de vivir toda la magia. Cuando tomábamos una foto, no sabíamos si lo que habíamos captado era lo que queríamos. Luego llegábamos a un cuarto oscuro y a través del revelado podíamos descubrir qué era lo que habíamos tomado, si utilizamos poco o mucho flash, etcétera”.
“Tenías que ser un real conocedor de lo que estabas haciendo, para revelar tu película y tener una imagen que valiera la pena. Hoy en día, la tremenda diferencia es que hay una gigantesca facilidad de tomar una foto y si no te gustó la borras”, agrega Negroni.
“Antes nosotros salíamos a cubrir tres o cuatro noticias con un rollo de 24 fotos”, complementa.
El amor por los volcanes
Aunque la fotografía es su pasión y la ejerció de manera independiente, en el año 2011, Negroni decidió dar un giro de 180°, para dedicarse a fotografiar paisajes.
Esta decisión fue motivada principalmente por la precarización de la profesión, que ocurrió cuando las personas empezaron a tomar fotos con la cámara del celular.
“Mucha gente empezó a compartir esa foto y regalársela a los medios, entonces hubo una tremenda oportunidad en eso y ya no querían pagarle a un fotógrafo 40 mil pesos por una fotografía, si había alguien que se las regalaba”, afirma Francisco a BioBioChile.
Negroni percibió que el cambio que se gestaba en el fotoperiodismo era inminente, así que decidió dejarlo por completo.
Probó con ser fotógrafo de paisajes, en especial, de las reservas naturales ubicados en el sur del país. Aunque lentamente, y sin proponérselo, fue dándose cuenta de que las erupciones eran un evento “sublime” que debían ser rescatados por su cámara.
De hecho, la erupción del Complejo Volcánico Puyehue-Cordón Caulle, ubicado en la precordillera de la región de Los Ríos, en el año 2011, inspiró a Negroni a seguir su propio camino. Inclusive las imágenes hechas durante el evento, resultaron ganadoras en la categoría ‘fotógrafo del año’, concurso organizado por el Museo de Historia Natural de Londres.
“Presenciar esa erupción fue un antes y un después en mi carrera”, revela Negroni. “El año 2011 en una de mis locuras, bajé al cráter del Cordón Caulle, cuando todavía se estaba calmando el volcán, ahí estuve toda una noche haciendo fotografías a un kilómetro en línea recta al cráter”.
El futuro de Francisco Negroni
Con casi 50 años y una vida entera dedicada a la fotografía, Francisco Negroni cree que la fotografía perfecta no existe, por ende, se trata de una búsqueda eterna.
“Yo siempre considero que yo aprendo día a día, yo sigo estudiando, quiero ser mejor de lo que soy hoy en día y quiero seguir destacando en el mundo. Entonces todavía no siento que haya hecho una fotografía que sea mi máxima expresión, porque yo creo que ni siquiera me gustaría encontrarlo, porque si llego a hacer la fotografía perfecta, eso podría provocar que yo diga ’wow’, ya esto se acabó”, reflexiona.
Negroni admite que lo moviliza “impactar” a las personas con sus aciertos fotográficos. “Yo quiero hacer fotos toda la vida”, repite emocionado.
Si bien conseguir financiamiento es cada vez más difícil, a través de talleres y algunos tour de fotografías, Francisco lucha día a día para financiar sus viajes a los lugares más remotos del país. “Igual es triste porque a mí me encantaría dedicarme 100% solo hacer fotos, en este mismo momento estar en el norte o registrando quizás el desierto florido, pero yo por lo menos no puedo. Entonces tengo que ver formas de cómo rentabilizar lo que estoy haciendo”, indica.
Pese a convivir a diario con la incertidumbre, Negroni sabe que su trabajo tiene un valor inconmensurable. “Intento transmitir el conocimiento a las nuevas generaciones, sobre todo el valor de la fotografía, como testimonio y arte”, finaliza.