En el mundo de la televisión, la batalla por el rating suele ser feroz y, muchas veces, parece ser que todo vale con tal de mantener y aumentar la audiencia. No obstante, a fines de los 90′ y principio de los 2000, el conductor brasileño de Canal Livre, Wallace Souza, se obsesionaría con el éxito de su programa a tal nivel que se convertiría en el protagonista de los ‘exclusivos’ crímenes que solía mostrar a través de la pantalla.
Una de las historias más oscuras que no sólo impactó al estado de Amazonas, sino que al país y al mundo entero, llegando incluso a inspirar una serie de Netflix, que detalla los delitos que se le imputaron al ya fallecido periodista y político.
Todo por el rating
Con una extraña mezcla de humor negro, bailarinas semidesnudas, concursos y exclusivas escenas de persecuciones policiales en vivo o reportajes en terreno sobre macabros crímenes, Canal Livre logró un éxito impensado en Brasil, liderado por el carismático comunicador Wallace Souza, quien conducía este cóctel perfecto de entretención y crónica roja.
A medida que este programa fue obteniendo mayor popularidad, su presentador se fue convirtiendo en el “defensor de Manaos”. Un expolicía que se atrevía a exponer a las bandas criminales y delincuentes de esta ciudad, mientras sus habitantes estaban cansados de la inoperancia de las autoridades brasileñas para combatir esta escalada delictiva. Su cruda historia familiar lo hacía ver como un héroe que luchaba contra el crimen, motivado por la profunda tristeza que le produjo la muerte de su hermano a manos de narcotraficantes.
La principal virtud de Canal Livre era que su equipo de periodistas llegaba siempre primero al lugar donde se cometían estos crímenes, incluso antes que la policía, entregando detalles de estos ilícitos que nadie conocía, ni siquiera los testigos. Estas sombrías intervenciones en vivo mostraban impactantes imágenes y relataban, de manera cruda, cómo habían muerto las víctimas, hasta con éstas agonizando ante las cámaras.
Pasaron los meses y los años y nadie siquiera sospechaba de Souza, quien seguía siendo el ‘rey del rating’ y una de las figuras más conectadas con la audiencia. Pero todo cambió cuando el guardaespaldas del periodista y también expolicía, Moacir da Costa, fue arrestado por las fuerzas policiales en 2009 tras ser acusado de cometer al menos nueve asesinatos.
Manaos y todo Brasil se enteró que la mano derecha del conductor de TV era un conocido criminal en el mundo del narcotráfico que se apodaba ‘Moa’, quien no dudó en señalar a Wallace y a su hijo Raphael, como los autores intelectuales de todos estos delitos, los cuales le servían al presentador como contenido para su programa.
La defensa mediática de Souza fue inmediata e hizo públicas sus sospechas contra una organización de tráfico de personas, acusando que la confesión de su exguardaespaldas se trataba de una persecución política tras haber investigado y expuesto a esta banda de delincuentes que, según el periodista, tenía vínculos con autoridades políticas del estado de Amazonas.
Su reputación como celebridad se vio afectada y la desconfianza de las personas se convirtió en su peor pesadilla. Ya no veían al periodista como un defensor del pueblo ni como la querida estrella que era a principio de los 2000.
De diputado a líder de una banda criminal
Con Canal Livre al aire, Souza llegó a ser elegido hasta en tres ocasiones como diputado de la Asamblea Legislativa de Amazonas. Su carrera había trascendido hasta la política, donde se posicionaba como un líder público cada vez más importante y con claras opciones para convertirse en el secretario de Seguridad del estado brasileño. Hasta que la bomba le estalló en la cara.
El conductor ya tenía el agua hasta el cuello y, completamente errático, llegó a negar su relación con Moa sin considerar que tanto las autoridades policiales como los presentadores de noticias de otros canales de televisión tenían en su poder fotos de ellos compartiendo como amigos. Una declaración que hizo que el diputado perdiera toda la credibilidad de los investigadores.
Sin previo aviso, las autoridades decidieron allanar repentinamente el domicilio de Wallace en abril de 2009, encontrando una gran cantidad de dinero en efectivo, armas y objetos de alto valor. Un registro que terminó con su hijo Raphael detenido bajo los cargos de tráfico de drogas, posesión ilegal de armas y homicidio, mientras que el comunicador era declarado prófugo de la justicia.
La Asamblea Legislativa de Amazonas decidió expulsar a Souza tras las acusaciones de ser el líder de una banda criminal en Manaos, entre otros delitos. Al final, terminó por entregarse a la policía seis meses después, aunque defendiendo siempre su inocencia.
Como si el caso no tuviera suficientes componentes sorprendentes, el periodista brasileño no alcanzó a ser condenado ni a defenderse ante el Tribunal, luego de que falleciera en un hospital de Sao Paulo en 2010 producto de un ataque al corazón, tras meses de haber sido internado y a pocos días de recibir el veredicto.
En tanto, Raphael, su hijo, fue declarado culpable de todos los cargos que se le imputaban y, a día de hoy, sigue en prisión.
La muerte vende: la serie de Netflix inspirada en Wallace Souza
El 31 de mayo de 2019, la plataforma de streaming estrenó la serie documental Killer Ratings (en español; La muerte vende), que presenta una serie de entrevistas y material inédito sobre este retorcido caso; desde conversaciones con el círculo cercano de Souza a declaraciones de los policías encargados de llevar la investigación.
Un material audiovisual que consta de siete episodios que muestran la polémica vida que llevaba este presentador de televisión y hasta las posibles pruebas que lo incriminarían, por lo menos, en cinco crímenes.
La historia comienza con las sospechas de cómo Souza pasó de ser un policía de Manaos -ciudad azotada por las pandillas y crímenes sanguinarios- a convertirse en conductor de TV y, posteriormente, un político muy popular en el estado de Amazonas.
Killer Ratings también le da visibilidad a la versión del periodista brasileño, quien siempre acusó ser víctima de una confabulación de sus rivales políticos.
Si bien existen personas que siguen pensando que este caso fue obra de poderosos políticos de Brasil, Souza se llevó su verdad a la tumba tras nunca confesar los asesinatos de los que fue acusado. Sin embargo, nunca imaginó que su obsesión por el rating serviría para seguir teniendo sus minutos de fama incluso estando fallecido, aunque como protagonista de una de las historias criminales más sorprendentes de la década pasada.