The Americans, la serie de televisión protagonizada por Keri Russell y Matthew Rhys, está inspirada en una historia real, cuando en 2010 se arrestó a una red de espías rusos encubiertos que operaba en Estados Unidos.
Creada en 2013, sigue la vida de dos espías que se hacen pasar por norteamericanos, trabajando en una empresa de turismo, mientras viven en un típico barrio con dos hijos, cumpliendo el sueño americano como cualquiera, sin embargo, cumplen misiones secretas para su patria, sin importar las consecuencias de sus acciones.
Lo que probablemente nadie pensó es que este tipo de espías estén cerca de nosotros, en un país como Argentina, donde una pareja se estableció para obtener la documentación de este país, que les sirvió para moverse por el mundo e incluso, visitar Chile.
Se trata de los “espías ilegales”, que a diferencia de los “legales” no operan bajo cobertura diplomática, no tienen inmunidad, tampoco cuentan que son rusos o mantienen contacto con su país natal y usualmente son muy difíciles de encontrar.
“Agentes durmientes” que cumplen labores desde que existía la KGB, a la que perteneció el presidente de Rusia, Vladímir Putin, el mismo que recibió a la pareja de “argentinos” y sus hijos, con flores y abrazos en el mayor intercambio de prisioneros desde la Guerra Fría.
¿Cómo era la vida en Argentina de los espías rusos?
Artiom Dultsev y Anna Dultseva son los verdaderos nombres de Ludwig Gisch y María Rosa Mayer Muños, la pareja de espías rusos que se asentó en Argentina por varios años, antes de emigrar a Eslovenia, donde fueron descubiertos.
La primera en pisar suelo argentino que María Rosa, quien visitó el país en compañía de Martin Hausmaninger, pero también tuvo un paso por Chile, Uruguay, Brasil y otras localidades, comentó Infobae.
Ludwig Gish, llegó poco después, en bus desde Uruguay, ingresando como ciudadano austriaco, pero indicando que había nacido en 1984 en Namibia y era supuestamente hijo de una argentina, Helga Tatschke, presentando un certificado de nacimiento que le permitió hacer el trámite rápidamente en la zona de Río Negro y transformarse en argentino en 2012.
María Rosa, pareja de Ludwig, volvió a Argentina en 2012, indicando haber nacido en Grecia en 1984, aunque presentó un pasaporte mexicano y tras dos años en el país, obtuvo la residencia.
La pareja recibió a su primer hijo, Sophia, en junio de 2013 y en agosto de 2015 al segundo, Daniel, dos pequeños argentinos que no sabían nada de la vida real de sus padres.
El 14 de septiembre de 2015 la pareja se casó en el Registro Civil de Cabildo al 3000, ubicado en Buenos Aires, ella se declaró como organizadora de eventos, mientras que él como comerciante.
Vivían en un departamento del barrio de Belgrano, como cualquier familia argentina, y mantenían una cuenta en un banco privado de primera línea, califica Infobae, con movimientos bancarios modestos.
Desde Argentina a Eslovenia
Todo eso hasta 2017, cuando la pareja y sus hijos se trasladaron a Eslovenia. Vivían en una casa de 3 pisos y mantenían sus fachadas, ella con una galería de arte, 5´14, y él con DSM & IT, la empresa de tecnología que tenía ganancias mínimas. La razón de emigrar, supuestamente se habían cansado de la inseguridad de Argentina.
Majda Kvas, una mujer de 93 años que vive frente al inmueble que habitaban los espías, indicó a The New York Times que “Nunca saludaban a nadie y vivían vidas totalmente separadas”, añadiendo nunca causaban problemas y que junto a sus vecinos, “pensaba que eran venezolanos”.
Los niños, cuyo idioma natal es el español, fueron matriculados en el British International School, un colegio cuyo costo por alumno se eleva a más de 10 mil dólares al año por alumno, una cifra que según los informes financieros de la pareja no se podrían permitir.
Sin embargo, la pareja realizaba frecuentes viajes de negocios, donde incluso María Rosa organizó exposiciones de arte en Edimburgo y visitó el Reino Unido en reiteradas ocasiones.
Claro que la fachada que llevaron durante varios años en Argentina comenzó a caer en Eslovenia, luego de que las autoridades de ese país recibieran una alerta de un servicio de inteligencia extranjero, que hizo que siguieran a la pareja por meses.
Finalmente, encontraron a Artiom Dultsev y Anna Dultseva comunicándose con Moscú, a través de un sistema especial que no se conectaba a la red de internet o teléfono.
Esto motivó que allanaran su casa en Crnuce, un suburbio de Liubliana, la capital de Eslovenia, donde encontraron grandes sumas de dinero, que nunca podrían haber ganado con sus negocios y los arrestaran, poniendo a sus hijos en custodia.
Despertaron los espías rusos o “agentes durmientes”
Una vez que los espías rusos que se hacían pasar por argentinos, Artiom Dultsev y Anna Dultseva, fueran arrestados, comenzaron las teorías de por qué estaban en Eslovenia y qué era lo que realmente hacían ahí.
Marjan Miklavcic, exjefe de la inteligencia militar eslovena, dijo a The New York Times que “los agentes durmientes rusos se infiltraban a menudo sin una misión clara y servían como una fuerza de reserva oculta que podía activarse en un momento de crisis”.
Por lo que se especula que aunque estuvieran desde 2017 en Eslovenia, se activaron una vez que estalló la guerra de Ucrania con Rusia, lo que motivó que varios países europeos expulsaran más de 400 espías rusos de sus zonas
“Rusia perdió muchas de sus fuentes de información habituales, y probablemente activó agentes durmientes”, indicó Miklevcic a The New York Times.
Sin embargo, no se trata de agentes como los que retrata Hollywood, donde realizan misiones perfectas con pelucas de dudosa reputación que pasan inadvertidas, los agentes durmientes actuales cometen errores y al parecer, eso es lo que llevó a descubrir a la pareja de espías rusos.
Aunque Vojko Volk, secretario de Estado esloveno responsable de los servicios de seguridad e inteligencia, declaró que no tenían dudas de que eran muy importantes, lo que se condice con que el mismo Putin los recibiera en el aeropuerto.
Además, se especula que el dinero encontrado en su hogar podría servir para financiar operaciones rusas en todo Europa, aunque el gobierno esloveno no tomo importancia a esa teoría.
La nueva vida de Artiom Dultsev y Anna Dultseva en Rusia
“Buenas noches“, es lo que les dijo Vladímir Putin a los espías rusos que se hicieron pasar por argentinos, cuando los recibió en el aeropuerto de Moscú, tras el mayor intercambio de prisioneros entre Rusia y países occidentales desde la Guerra Fría.
Artiom Dultsev y Anna Dultseva, de 40 años, estuvieron un año y medio detenidos en Eslovenia y siendo parte de este intercambio que los recibió con honores en la fría Rusia.
Llegaron junto a Sophia y Daniel, que en el avión se enteraron de que sus padres no son argentinos, consignó Infobae.
“Le dijimos a los niños que somos rusos, que son rusos y que somos los Dultsev”, contó al canal RT, órgano oficial de propaganda del Kremlin, Anna Dultseva.
Ellos nunca los escucharon hablar en ruso, porque nunca se lo permitieron. “No piensas en (tú) idioma, te controlas permanentemente… Al regresar nos dimos cuenta de que no podíamos hablar ruso en absoluto. Y ni siquiera entendemos a las personas que nos rodean que hablan nuestro propio idioma”.
Respecto de su vida, contaron que se conocieron en una discoteca y luego, se casaron, mientras comenzaban su trabajo. Educaron a sus hijos como católicos e hispanohablantes.
De igual forma, se refirieron a Putin, quien les envió saludos mientras estaban detenidos a través de un agente ruso que los visitaba regularmente.
“En uno de los encuentros, un oficial del Servicio de Inteligencia Exterior de Rusia nos transmitió saludos del presidente y aseveró que Vladímir Putin y los servicios especiales estaban haciendo todo lo posible para nuestra liberación. Eso fue, por supuesto, un gran apoyo”, indicó Artiom.
La pareja ahora vive en Rusia junto a su familia, donde se tendrán que establecer con sus hijos y volver a adoptar las costumbres que abandonaron cuando comenzaron su trabajo.