Hace unos meses, el FBI inició una investigación para localizar a dos jóvenes brasileñas cuyo paradero era desconocido. Las víctimas habían estado en compañía de la creadora de contenido y exmodelo Kat Torres, conocida en redes sociales y por sus relaciones con celebridades como Leonardo DiCaprio, quien inicialmente no levantó sospechas.
La fama de Torres le permitió ganarse la confianza de sus víctimas. Según informó un reportaje de la cadena BBC, la exmodelo fue condenada a ocho años de prisión por tráfico de personas. “Hacía creer que había superado un caso de violencia infantil y abuso, y solo quería ayudar”, contó Ana, una de sus víctimas, a la corresponsalía brasileña del medio.
Drogas y trata de personas
De acuerdo con Perfil, Torres se acercaba a mujeres vulnerables, prometiéndoles rescatarlas de sus problemas. En su autobiografía, “A Voz”, afirmó tener premoniciones y poderes mentales, lo que, sumado a su imagen pública, la hacía muy convincente.
Luzer Twersky, excompañero de apartamento de la modelo, explicó a la BBC que estos supuestos poderes eran en realidad efectos de la ayahuasca, una droga alucinógena. Debido al consumo de estas sustancias, Torres nunca fue la misma: “Cayó en un pozo muy profundo”, relató.
La joven también era una “sugar baby”, obteniendo ingresos a través de relaciones románticas con personas ricas e influyentes, quienes pagaban el alquiler del piso donde vivía con su compañero. Además, Torres tenía una página web donde ofrecía sus servicios.
“Más amor, dinero y autoestima de lo que jamás habrías imaginado”, se leía en la descripción de sus videos de autoayuda, disponibles por 150 dólares (cerca de 140 mil pesos chilenos). “Todas mis dudas y decisiones pasaban por ella antes. Todo lo hacíamos juntas”, contó Ana, una de sus víctimas.
Doblegadas a la voluntad de Kat Torres
El relato de las víctimas de Kat Torres reveló que no solo controlaba sus decisiones, sino también sus vidas enteras. Las alejaba de sus familias y del mundo exterior hasta que dependían completamente de ella, ofreciéndoles incluso trabajo para que vivieran en su vivienda.
“Cuando llegué a su casa descubrí que todo era un desastre. Estaba sucia, desordenada y olía fatal”, explicó Ana. Según ella, Kat no podía hacer nada por su cuenta, así que era ella quien hacía todo: “Me trataba como si fuera su esclava”. Ana nunca recibió dinero por su trabajo: “Sentía que estaba atrapada y no tenía salida. Creo que fui una de sus primeras víctimas”.
Tres meses después, Ana logró escapar gracias a su novio. Cuando las familias de las dos jóvenes brasileñas desaparecidas lanzaron un mensaje de ayuda en septiembre de 2022, Ana supo que debía actuar. El patrón que ella vivió se estaba repitiendo con Desirrê Freitas, Letícia Maia y otra mujer llamada Sol.
Torres había conseguido un boleto de avión para que Desirrê viajara de Alemania a Estados Unidos. Letícia, por su parte, comenzó a interactuar con Torres a los 14 años y terminó trabajando como au pair en su casa. Sol buscó su ayuda tras quedarse sin hogar.
Al llegar, todo cambió para ellas. Desirrê aceptó trabajar como stripper junto a Sol por falta de dinero. Ambas vivían en una mansión bajo estrictas normas y necesitaban el permiso de Torres para cualquier cosa, incluso para usar el baño o tener dinero.
“Era muy difícil, no podíamos hacer nada y ella nos quitaba el dinero. Estábamos muy asustadas, nos quitó toda nuestra documentación”, contó Sol.
Las mujeres tenían que cumplir ciertos requisitos de dinero para poder dormir en la casa. Si no ganaban 3.000 dólares (cerca de 2.7 millones de pesos), debían quedarse en la calle. En Texas, la prostitución es ilegal, así que en septiembre las dos mujeres pudieron denunciar su situación. Según los extractos bancarios, en dos meses Torres ganó más de 21 millones de dólares (más de 19 mil millones de pesos).
La “funa” en redes que visibilizó el caso
Las familias de ambas jóvenes lanzaron campañas de concienciación que hicieron viral el caso. Ambas aparecieron en listas de mujeres de compañía en sitios web de prostitución y pudieron dar con su paradero junto al FBI.
La policía acudió a la casa de Torres. Al llegar, las dos mujeres aseguraron que estaban bien y que no les pasaba nada. Sin embargo, en noviembre, la policía llegó a un acuerdo con Torres para que las dos mujeres pudieran regresar a Brasil. Actualmente, Kat Torres está detenida y enfrenta ocho años de prisión por trata de personas y proxenetismo.