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El 20 de agosto de 1960, la vida del campesino Jorge del Carmen Valenzuela Torres cambió drásticamente al asesinar a su pareja Rosa Rivas y a sus cinco hijas, convirtiéndose en el "Chacal de Nahueltoro". La historia se centra en la cuestionable decisión de fusilar a Valenzuela, un hombre que vivió en la marginación, sin oportunidades para prosperar. Esta tragedia inspiró al director Miguel Littín a realizar una película sobre el caso, generando reflexiones sobre la reinserción de delincuentes. Valenzuela, un campesino sin recursos, vivió en condiciones extremas y se vio envuelto en la brutalidad del crimen en estado de ebriedad.

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Jorge del Carmen Valenzuela Torres era un campesino analfabeto que conmocionó al país en 1960, después de asesinar a sangre fría a cinco niñas y a su conviviente. Después del hecho, la prensa lo bautizó como "El Chacal de Nahueltoro", por la crueldad demostrada, sin embargo, en la cárcel el hombre aprendió a leer y escribir, además de arrepentirse de la brutalidad que cometió.

El 20 de agosto de 1960, la vida del campesino Jorge del Carmen Valenzuela Torres, cambió para siempre. Después de asesinar a su pareja Rosa Rivas y a sus cinco hijas, en la localidad de Nahueltoro, a unos 20 kilómetros de la ciudad de Chillán, el joven de 21 años dejó de ser “El Canaca”, como le decían sus amistades, un hombre analfabeto para transformarse en “el Chacal de Nahueltoro”.

Pero esta historia que entrelaza la muerte de personas inocentes, también cuestiona la decisión de fusilar a Jorge Valenzuela, un hombre que vivió en los márgenes de la sociedad y que nunca tuvo oportunidades para surgir.

Incluso este hecho inspiró al director Miguel Littín a realizar la película del caso, y que generó muchas preguntas en torno a la posibilidad de reinserción de los delincuentes.

Hoy en BioBioChile te contamos la historia del criminal conocido como “el Chacal de Nahueltoro”.

El origen de el “Chacal de Nahueltoro”

Valenzuela Torres era un campesino sin recursos. Y durante toda su vida sufrió de fuertes carencias, tanto materiales como la falta de apoyo de su círculo familiar. De hecho, llegó a la edad adulta con una nula relación con su madre, Malvina Torres, con la que apenas cruzó palabra.

Solitario y cesante, Valenzuela encontró en el alcohol, el apoyo que le faltó a lo largo de su vida.

Vivió en las peores condiciones en que un ser humano podía subsistir. Por ejemplo, una nota de La Tercera, contó que robó en varias ocasiones, para alimentarse. También incapaz de reconocer entre el bien y el mal fue acusado de violar a la hija de un agricultor de la zona.

Revista Vea publica primera imagen del “asesino de Nahueltoro”.

Pero en estricto rigor, en el recorrido de Jorge por los campos chilenos se representaba la figura del “afuerino”, un campesino acostumbrado a buscar trabajo de fundo en fundo, consigna el portal Memoria Chilena. Una triste realidad que se vivió en las primeras décadas del siglo XX. Según el sitio web, en la década de 1920, el 10% de los propietarios era dueño del 90% de la tierra, conformando el dominio del latifundio. Si bien esta práctica retrocedió, en el campo todavía los campesinos como Jorge del Carmen eran considerados una mano de obra barata.

Ya a comienzos de los 60, el joven inició una relación con Rosa Rivas, una campesina de Chillán. Juntos forman una vida en común, en compañía de las hijas de la mujer, Jovina, Alicia, Judith, Rosina y una bebé de pocos meses.

Toda la familia se va a vivir a un sector llamado La Isla, en la ribera del río Ñuble. Pero el lugar se convirtió en el escenario del brutal crimen, ya que Jorge del Carmen, en estado de ebriedad, agrede a su pareja con una guadaña.

El hombre con una inusitada violencia, ataca a las cinco hijas, degollándolas en el acto. Eso no es todo lo que hace, porque una vez que las asesina, el campesino tapa los cadáveres con piedras para impedir que después lo busquen para “penarlo”. Además la más pequeña de las hijas es pisoteada.

El Chacal es atrapado y educado

El hombre huye de la escena del crimen y se esconde en una fonda de Pemuco. En pocos días, el homicida es atrapado y encarcelado. A partir de ese momento, el “Chacal” empieza su proceso de arrepentimiento de sus crímenes, ya que toma conciencia de sus acciones en la cárcel de Chillán.

Aprende a leer, escribir y fabricar guitarras, en síntesis, de ser un animal se transforma en un ser humano, afirman los medios de la época. “La extraña personalidad de Jorge del Carmen Valenzuela Torres se conjuga en caracteres igualmente amables y perversos… el mismo reconoce la bestialidad y fiereza de algunas de sus reacciones. Es esa misma bestialidad y fiereza que encuadraron su vida desde niño”, describe una nota de Revista Vea.

Revista Vea

Por medio del sacerdote Eloy Parra, quien lo ayudó en su conversión, se conocen los primeros detalles de su atribulada existencia. “Es un hombre que siempre vivió abandonado, sin conocer el cariño de nadie, y por lo tanto, sin sentir cariño hacia nadie”, reconoció el sacerdote al diario La Tercera.

En el tiempo en que espera su condena, Jorge Valenzuela, “come todos los días, hace amistades, bebe leche, frutas, descubre juegos colectivos y hasta va a la cancha de fútbol del penal”, afirma el testimonio del abogado Eduardo Contreras a Radio Cooperativa, quien conversó con él en la sala de abogados del penal de Chillán.

Es justo este contacto con sus pares que le permitió entrar en contacto con su humanidad. Mientras permanece tras las rejas, el recluso acapara la atención pública por el proceso de rehabilitación que lleva adelante.

Finalmente la espera termina y en un primer fallo, la justicia lo condenó a 33 años de presidio perpetuo pero en las siguientes instancias, la decisión cambió.

La búsqueda del indulto presidencial

La confesión y la alevosía del crimen, hizo que la Corte de Apelaciones de Chillán cambiara la sentencia a pena de muerte, que luego fue ratificada por la Corte Suprema. Sin embargo, la defensa de el “Chacal” solicitó el indulto de la pena capital al presidente de ese entonces, Jorge Alessandri. Era su último recurso.

El tiempo estaba en contra, pues el fusilamiento tenía la fecha fijada para el 30 de abril de 1963.

Pero cinco días antes, la notificación de No Ha Lugar la Conmutación de la Pena de Muerte, sentenció que un pelotón se encargaría de impartir justicia. El “Chacal” iba a ser ajusticiado por su delito.

La abogada defensora María Urrutia de Rojas, argumentó a la máxima autoridad del país que: “La petición que formulo no se fundamenta en razones de índole sentimental, propias de una mujer, sino en los antecedentes jurídicos y morales que me permito hacer valer … No es un hombre a quien defiendo: es la niñez abandonada de ayer y hoy; es a aquella clase humilde e ignorante de cuyos destinos es responsable la sociedad. La muerte de uno de ellos no servirá, de modo alguno, como medida de represión de la delincuencia, mientras prime la ignorancia, mientras haya miseria”.

De esta forma el proceso llegó a su fin. El “Chacal” estaba condenado a morir fusilado por un pelotón.

El fusilamiento de el “Chacal de Nahueltoro”

Pero, ¿en verdad el “Chacal” estaba arrepentido del homicidio múltiple? De acuerdo a la cobertura de la prensa, en especial de Revista Vea, el hombre confesó que estaba arrepentido.

“Yo sé que las maté a todas, pero no me acuerdo ni comprendo cómo y por qué lo hice. Alguien debería creerme que estoy arrepentido. Si supieran cómo me desespera el recuerdo de la Rosa y sus chiquillas, me tendrían compasión”, argumentó a la publicación.

Sin dudas, pese a convertirse al catolicismo y adquirir el oficio de elaborar guitarras, los esfuerzos fueron en vano.

Revista Vea

A las 7:30 de la mañana del 30 de abril, el niño-hombre conocido como el “Chacal”, sería fusilado. Según cuentan las crónicas, ese día despertó inquieto y taciturno, como preparándose para el evento que terminaría con su vida.

Engrillado y llevado por los gendarmes al patio de la cárcel de Chillán, se vio sereno. Jorge del Carmen se sentó en el banquillo, según los periodistas de Vea, y enfrentó al pelotón con dignidad.

Los guardias le pusieron un disco rojo en el corazón, que fue desgarrado por la descarga de los fusiles.

La muerte de este joven sacudió a una sociedad que se preguntaba si hizo lo correcto, para muchos desde ese momento el “Chacal” se convirtió de victimario a víctima del sistema penal chileno.