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La travesía de Jack Adams: el chileno que soñó con combatir en la Segunda Guerra Mundial

18 mayo 2024 | 07:25

El chileno Jack Adams protagonizó un hecho inédito en la historia del país al combatir junto a los ingleses durante la Segunda Guerra Mundial.

Jack Adams no era el típico joven descendiente de ingleses. Soñaba con ser un piloto y combatir en los aires al régimen nazi durante la Segunda Guerra Mundial. Es esta contienda, que involucró el ascenso de Adolf Hitler, que despertó en Jack un ímpetu por alistarse.

Pero Jack que era chileno, no se quedó tranquilo, ya que él quería servir a la nación que vio nacer a Ernest, su padre que se asentó en Antofagasta en 1914. En 1940, Adams sintió que el conflicto lo interpelaba de manera personal. George, su abuelo paterno, había seguido una carrera militar en otro conflicto bélico.

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Por lo mismo, Jack que tenía una personalidad temeraria, decidió dar un paso al frente, al igual que su abuelo.

En el libro South American Joe del periodista Patricio Jara, se cuenta que quienes no partían a la guerra, recibían una carta anónima con una pluma de color blanco. Era la señal de que eran cobardes y gallinas, recuerda Jara en su obra.

Con apenas 24 años, Jack tomó rumbo a Inglaterra para pelear contra el ejército alemán. Sus hermanas que lo despidieron entre lágrimas, no supieron de él hasta que su avión fue derribado durante una operación militar.

Un conflicto inédito para un chileno

Según una estimación de la Cámara Chileno Británica de Comercio, durante la Segunda Guerra Mundial se enlistaron 600 chilenos. Varios de ellos, que eran hijos de padres ingleses, quedaron conmovidos como la tierra de sus ancestros era bombardeada, saqueada y exterminada por las fuerzas alemanas.

De hecho, durante la Primera Guerra Mundial, ya el escenario bélico se había trasladado al cielo, lo que otorgó a los cazas, bombarderos o aviones de reconocimiento, un incalculable valor al momento de crear una estrategia para atravesar las líneas del enemigo, consigna una nota del diario español ABC.

Fueron estas aeronaves, que entusiasmaron los ojos de Jack, que al llegar a su destino sufrió el primer traspié al pisar suelo inglés.


Resulta que una política al interior del Ejército británico, establecía que los extranjeros con raíces inglesas, debían optar a un plan de nivelación distinta a los descendientes directos. Ya que uno de los problemas que inhabilitaba a Jack, era que no dominaba el idioma por completo.

Aunque sus ganas para servir a la patria de su padre eran mayores, fue destinado a los servicios generales de la Real Fuerza Aérea Británica (RAF). Es decir, le tocó hacer el aseo con balde y trapero en sus primeros meses como miembro de la prestigiosa institución.

El sueño de Jack Adams

Pero lejos de amilanarse, Jack prosiguió con su preparación que contempló 140 horas de vuelo.

Sin embargo, no tardó en avanzar otro escalón para saltar al frente, al ser trasladado a la base de Upper Heyford, un centro especializado en entrenar a los integrantes extranjeros de las fuerzas armadas.

Es que integrar la RAF significaba ser la última línea de defensa contra la Luftwaffe, la fuerza aérea de los alemanes dirigida por el alto jerarca nazi Hermann Göring.

Mientras el fuego cruzado continuaba en el aire, el chileno hizo lo mejor que pudo para ser parte de la fuerza aérea, que le otorgó las primeras victorias al asediado ejército británico, que veía con esperanza como los intrépidos pilotos contenían la amenaza alemana.

Hay que mencionar que la RAF que tenía cerca de 700 cazas, cumplió con el objetivo autoimpuesto por Winston Churchill que trazó al principio de la guerra, porque el Primer Ministro, “supo prever la importancia de la batalla del aire, por lo que creó un ministerio independiente para la producción aeronáutica y dio prioridad a la fabricación de aviones sobre cualquier otro objetivo”, indica una publicación de Muy Interesante.

Cambio de planes

De hecho, la preparación de un piloto podía hacer que las bajas civiles fueran menores, al repeler un ataque directo. Este era el sueño de Jack, pero ante las imperiosa necesidad de contar con el poder de fuego de las ametralladoras, el chileno siguió con su entrenamiento que lo llevó hasta Estados Unidos para especializarse en este tipo de armas, sostuvo una edición de la Revista de la Fuerza Aérea de Chile.

Después de un duro entrenamiento, Adams fue elegido para ser artillero de un bombardero Lancaster, un avión con características únicas.


De acuerdo con el medio argentino Perfil, este destructor aéreo contaba con un arsenal conformado por 8 ametralladoras Browning 7,7 mm. montadas en tres torretas y con una bodega interna capaz de albergar 48 bombas.

Es así como cerca de 300 modelos se construyeron mensualmente a partir de 1944. Y al interior de uno de ellos, iba a bordo Jack a cargo de una torreta que debía proteger la defensa inglesa.

La última misión de Jack Adams

Para detener el recrudecimiento del conflicto, los ingleses tenían en la mira los depósitos de las bombas V-1, las municiones capaces de dirigir un ataque teledirigido. La pista sugería que los alemanes guardaban una importante dotación de los misiles, que pusieron a Londres bajo fuego el 13 de junio de 1944.

De esta forma, era vital detener el abastecimientos de los V-1, que conseguían una velocidad de entre 625 y 656 kilómetros por hora con un alcance superior a los 300 kilómetros.

Fue entonces que se planificó una incursión rápida, entre el viernes 7 de Julio de 1944 y la madrugada del sábado 8, con 208 Lancaster escoltados por 13 aviones DH.98 Mosquito y media docena de P-38 Pathfinder, sobre la comuna francesa de Saint Leu d´Esserent.

Ahí los pilotos debían destruir los centros de ensamblaje de las V-1. Una tarea que tenía una alta probabilidad de fracaso, debido a que los aviones espías habían detectado un cordón de baterías aéreas y varios tanques.

En este marco, Jack que era conocido entre sus camaradas como “Huan”, participó de la ofensiva que se hacía más fuerte, tras soportar el asedio alemán desde el principio de la guerra.

“[La Batalla de Inglaterra] es sin duda uno de los puntos de inflexión clave”, afirma James Holland, autor de La Batalla de Gran Bretaña: Cinco meses que cambiaron la historia. “Limita a Alemania a una guerra larga y de desgaste en múltiples frentes que, en última instancia, no podía ganar”.

Por este motivo, el plan de bombardear los objetivos en Saint Leu d´Esserent, podía destrabar el conflicto.

El adiós de un chileno

De acuerdo con la investigación de Patricio Jara, el Lancaster PB 144 de Jack Adams pudo desplegar la carga de bombas en los almacenes de los V-1, ahora bien, las baterías alemanas iniciaron un contraataque que terminó con la aeronave intentando un aterrizaje forzoso.

Algunos ocupantes habrían alcanzado a desplegar el paracaídas, pero el chileno no pudo abrir el mecanismo. Las hermanas de Jack, Eileen y Gladys, sostuvieron que ellos tuvieron la pericia para maniobrar en el último momento el avión, para que cayera lejos de las casas de los pobladores.

La prensa de la época, en especial, El Mercurio de Antofagasta detalló en su titular del 11 de febrero de 1945 que “El joven antofagastino teniente Adams murió en el frente francés como piloto de la RAF”.

Si bien el cuerpo de Jack Adams nunca fue repatriado, los mismos campesinos de Saint Leu d´Esserent escondieron los cuerpos de los fallecidos de los oficiales alemanes, según pudo conocer la familia varias décadas después del incidente. Pero pese a los problemas por reconstruir los eventos, la versión oficial revela que el cuerpo sin vida de Adams fue encontrado en medio de un campo de trigo.

Actualmente, el cuerpo de Jack permanece en el cementerio de San Geneviève junto a dos compañeros de armas.