Todos los padres (o casi todos), cifran sus esperanzas en sus hijos. La madre de Robert Dart y su hermana, simplemente buscan consuelo y añoran al dulce niño, y después exitoso hombre, que se convirtió en abogado, pero escuchó voces que le llevaron a perderlo todo.
El crudo relato es una investigación del Wall Street Journal, que revela a un hombre lleno de ruidosas indicaciones en su mente y, a la vez, tuvo la claridad para defenderse con lo que mejor sabía hacer: jurisprudencia.
Se trata de una dualidad que deja entrever la compleja situación mental en Estados Unidos y otras partes del mundo. Las cifras y el sufrimiento en los hospitales, comprueban la hipótesis.
En el caso de Dart, su familia ha luchado porque las leyes obliguen a su ser querido a someterse a tratamiento. Sin embargo, eso no ha sido posible.
Esta es la historia de Robert Dart y, también, la de muchas personas con enfermedades mentales, con o sin apoyo de sus familias.
Los inicios de una vida y una psicosis
Robert Dart es descrito como un niño alegre, deportista, estudiante ejemplar, escritor y miembro de grupos de arte. En fin “un niño fácil de llevar”, según lo describió su madre Sherry, residente de Virginia.
Los años pasaron y Robert tuvo una vocación nata por las leyes, convirtiéndose en un entusiasta abogado. Tras su graduación, consiguió trabajo en una firma local, pero las voces en su cabeza comenzaron a surgir a sus 35 años. En ese entonces, estaba casado pero su matrimonio se vino abajo y regresó a casa con su madre y hermana, Jennifer.
Apoyado por sus seres queridos y con un tratamiento psiquiátrico, los mandatos en su mente cesaron y pudo consolidarse como un profesional exitoso en su área.
Poco tiempo después, recuperado de su Trastorno Esquizoafectivo, una de las más graves condiciones bipolares, el profesional obtuvo un trabajo en South Pasadena, California. Todo marchaba bien, pero el pedido de ayuda que Robert hizo para acallar el ruido en su cabeza, no sería constante. Meses después de enfrentar el diagnóstico, sucumbió de nuevo a las voces.
La clasificación DSM-IV define el trastorno esquizoafectivo como un período continuo de enfermedad durante el que se presenta en algún momento un episodio depresivo mayor, maníaco o mixto, y presencia de ideas delirantes o alucinaciones durante al menos dos semanas en ausencia de síntomas afectivos acusados, que simultáneamente califican como criterios clínicos para la esquizofrenia. Los síntomas afectivos están presentes durante una parte sustancial del total de la duración de las fases activa y residual de la enfermedad.
El crudo giro del exitoso abogado Robert Dart
Tanto Sherry como Jennifer (madre y hermana), saben de sobra lo importante que era el trabajo para Robert Dart. Arrendó su departamento, tenía un auto para movilizarse a la firma con la que trabajaba y era una persona autosuficiente, pero con un tratamiento a cuestas.
Durante la pandemia, Rob, como lo llamaba su familia, se comunicó constantemente con su hermana, en medio del difícil contexto enfrentado a nivel mundial.
Sin embargo, en 2022, algo pasó y fue lo suficientemente fuerte para que el abogado suspendiera la medicación, al grado de olvidarse del exterior y enfocarse en su mundo interior. Es decir: en sus delirios, alucinaciones, voces en su cabeza, en fin, en la psicosis misma.
Su hermana notó algo extraño en él, en una conversación telefónica. Éste se mostró errático en su discurso. Ella, en cambio, de forma afectiva le dijo “Te amo y estoy orgullosa de ti”. Era el principio del fin de la vida de un hombre ejemplar desde su niñez.
Preocupadas por su recaída, Jennifer voló a California. No encontró a Robert en su departamento, pero sí en un Starbucks. Estaba tan descuidado que solo lo reconoció por su mirada.
El sujeto se mostró iracundo por la presencia de su hermana. “No deberías estar aquí. No te pedí que vinieras”. Ella lo abrazó, pero recibió un empujón que la hizo caer al suelo.
Alisson, una vecina de Robert, lo había visto semanas atrás deambular en ropa interior afuera de su departamento. Se le escuchaba hablar, solo, de Beisbol y películas.
Del éxito de abogado a ser homeless
La condición de Robert Dart lo hizo perder poco a poco todo por cuanto había crecido en todos los sentidos.
Dejó de pagar el arriendo, la cuota del automóvil y su firma de abogados lo desvinculó, ya que no se presentaba a trabajar.
Desde una biblioteca pública se dedicaba a dejar escritos perturbadores. Eran las voces en su cabeza que lo hacían hablar de Satanás y temas similares.
Terminó viviendo en la calle, pero su madre no se dio por vencida. Incluso, antes que lo desalojaran, visitó a su hijo quien la rechazó de golpe. No le permitía entrar a su casa la cual era un completo desorden.
Encontraron cuadernos con mensajes perturbadores en los que hablaba del Obama invisible o que estaba siendo hipnotizado, además de que la gente intentaba robar su trabajo.
“Existe una pequeña posibilidad de que esto sea en realidad satanás, no puedo correr ese riesgo”, escribió. En algunos casos, firmó como “John Lennon” o “St. Nicholas Cage.”.
Su madre regresó a Virginia, pero se turnaban junto a su hermana para viajar. Las rechazó a ambas en cada visita. Ellas lo dejaban internado en hospitales locales, pero a las 72 horas conseguía marcharse.
El Trastorno Esquizoafectivo nunca mermó su capacidad de argumentar legalmente el por qué no podía ser retenido en contra de su voluntad. Tampoco la de ser padre. El único lugar libre de hedor y la basura en su antiguo departamento, era la habitación en la que se quedaba su hijo, el cual veía por días a pesar de su condición.
Con una bala perdida y la determinación de no ver a su familia
El año 2023 marcó un punto álgido en la vida de Robert Dart, quien vagaba por las calles y tenía un celular donde accedía a Facebook de vez en cuando.
En una de sus publicaciones, pidió ayuda para alojarse en el departamento de algún amigo. Nadie respondió, pero uno de sus incondicionales fue a buscarlo para llevarlo de nuevo a la clínica. Rob accedió, pero poco después llegó a la corte pidiendo ver a su hijo. Se representó a sí mismo y uno de los dos jueces que revisó su causa le negó verlo.
La ex esposa del atormentado hombre contó ante la justicia que llegaba a toda hora a querer llevarse a su hijo, pero que no podía permitir que estuviera con él en sus condiciones mentales. La justicia terminó fallando a favor de la madre.
En tanto, la madre del que fue un exitoso abogado, pagaba hoteles para que éste se alojara. También Airbnb, de los que terminaba siendo desalojado.
La ausencia de psicofármacos lo tenía fuera de sí. Un día, en la madrugada, recibió un disparo en la rodilla. No quiso ir al hospital y pidió ayuda a un amigo quien le hizo curaciones.
Desde entonces, su madre y hermana no saben dónde está. Rob publicó en FB, por última vez “No revelaré más mi ubicación”.
Esperan que se encuentre bien junto a otras personas de su condición que se refugian en lugares impensados. Se aferran además a una ley californiana que obliga judicialmente a los psicóticos a tomar tratamiento, cuando su estado se volvió tan deteriorado para decidir por sí mismos.
“No sé si tengo todos los papeles. Necesito hacerlo, pero siento que voy a ser un fracaso”, dijo Sherry, en un momento de debilidad, luego de tanto sufrimiento.
Sentada en la que fue la cama de su hijo, mirando fotografías de su niñez, vio una de cuando él estuvo en Walt Disney World, con orejas de Mickey Mouse y una gran sonrisa. La mujer se echó a llorar.
“Adoraba a este niño. Todavía lo hago”