En medio de la incertidumbre climática, el término “veroño” ha ganado popularidad para describir un fenómeno meteorológico peculiar. Pero, ¿qué es exactamente?
De acuerdo al National Oceanic and Atmospheric Administration, este se puede entender como una anomalía climática que se manifiesta en un período de tiempo donde las condiciones atmosféricas reflejan características típicas del verano, a pesar de estar en una estación diferente.
En concreto, el ‘veroño’ es una combinación de las palabras “verano” y “otoño”, lo que sugiere una transición confusa entre estas estaciones. Según los meteorólogos del Centro Nacional de Huracanes, este fenómeno se observa comúnmente en regiones templadas y se caracteriza por temperaturas inusualmente cálidas y condiciones de tiempo estable durante el otoño.
Aunque puede variar en intensidad y duración, el proceso suele manifestarse con días soleados, cielos despejados y temperaturas más altas de lo esperado para la estación.
Los científicos atribuyen el término a una combinación de factores atmosféricos y climáticos. Uno de los principales impulsores es la persistencia de sistemas de alta presión, que actúan como un bloqueo atmosférico, impidiendo la llegada de frentes fríos y manteniendo condiciones estables y cálidas.
¿En qué consiste el Veroño?
Además, de acuerdo a la Revista de Meteorología y Climatología, la influencia de patrones climáticos como el fenómeno El Niño y cambios en la circulación atmosférica pueden contribuir a su desarrollo.
Por otro lado, y si bien el “veroño” puede ser percibido como un respiro temporal del clima más frío, también conlleva complicaciones. Entre ellas se incluyen efectos en la agricultura, la biodiversidad y la salud pública.
Por ejemplo, temperaturas más altas de lo normal pueden afectar los ciclos de cultivo y la disponibilidad de agua, mientras que prolongar la temporada cálida puede alterar los patrones migratorios de especies animales y plantas.
A medida que el cambio climático continúa alterando los patrones climáticos en todo el mundo, comprender y monitorear fenómenos como este se vuelve crucial para adaptarse a un entorno cada vez más impredecible.