Sara Melgarejo, una víctima de la sustracción de bebés durante la dictadura en Chile, vivió hace poco un emotivo reencuentro con sus hijos, adoptados por una pareja estadounidense hace más de 40 años.
Según dio a conocer un reportaje de El País, Melgarejo tenía 25 años cuando dio a luz por primera vez en Santiago de Chile. Corría el año 1983 cuando le dijeron que su hijo había muerto. No alcanzó ni a cogerlo en brazos.
Un año después, tuvo otra hija en el mismo hospital, que también le dijeron que había fallecido.
Lo que Sara ignoraba era que sus hijos no estaban muertos, sino que habían sido dados en adopción a una pareja estadounidense, que pagó una millonaria suma de dinero por ellos. A sus ojos, les habían contactado para decirles que una mujer en Chile estaba dando en adopción a su hijo, lo que se repitió un año después.
Así, la pareja adoptó a quien pasó a llamarse Sean y, un año después, a su hermana Emily. Ambos bebés fueron registrados en el Registro Civil, y las adopciones fueron gestionadas por el Cuarto Juzgado de Letras Menores de Santiago.
La búsqueda de Sara
A lo largo de los años, sus padres adoptivos hablaron abiertamente con Sean y Emily sobre su origen. Sabían que eran adoptados. Sin embargo, cuando ellos quisieron investigar más, la agencia de adopción intentó disuadirlos.
“La agencia se enojó conmigo porque no querían que los niños buscaran a sus padres. Me dijeron que no debería alentarlos”, contó Rose Hiebert, su madre adoptiva.
En 2002 la estadounidense contrató a un detective privado en Santiago para encontrar a Sara Melgarejo, sin éxito. Años después, la conexión con la fundación Connecting Roots y el relato de Tyler Graf, fundador de la organización, impulsaron la búsqueda.
En septiembre de 2023, Bárbara Vergara de Connecting Roots localizó a la hermana de Melgarejo, desencadenando un encuentro virtual entre la madre y sus hijos.
El encuentro
El encuentro cara a cara ocurrió en 2023 a través de una videollamada, y finalmente, el pasado domingo en el aeropuerto de Santiago, Melgarejo pudo abrazar a Sean y Emily después de cuatro décadas.
La revelación de la verdad fue impactante para Sara, quien había creído durante años que sus hijos habían fallecido. La noticia de que estaban vivos y que iba a reunirse con ellos generó una mezcla de emociones, desde rabia e impotencia hasta una profunda alegría.
“Me duele mucho lo que pasó en esa época. No podía creer cuando me dijeron que estaban vivos. Además, ella se parece tanto a mí. Él también”, contó una emocionada Sara.
Los hijos, por su parte, también experimentaron una gama de sentimientos, desde la frustración inicial hasta la felicidad de iniciar una relación con su madre biológica.
Sean y Emily, ahora adultos cariñosos y abiertos, expresaron su deseo de obtener la nacionalidad chilena y regresar para pasar tiempo con su madre y su familia extendida. Melgarejo, por su parte, ha estado preparando su casa en Santiago y tiene planes de construir una casa en Temuco para futuras visitas.