Reino Unido fue uno de los pocos países de Europa que salvó de ser conquistado por la Alemania Nazi entre 1939 y 1941. El país supo resistir durante la Batalla de Inglaterra (julio a octubre de 1940), y la posterior serie de bombardeos sobre las principales ciudades, conocida como ‘Blitz’. Aparte de eso, estuvo la desconocida ‘Operacion Bernhard’.
La vía armada no fue la única forma en que los Nazis quisieron hacer colapsar a los británicos durante esos años, ya que también existió una manera más sutil.
¿En qué consistió esto la Operación Bernhard? a grandes rasgos, se trató de la acción más grande de falsificación de divisas (billetes) de la historia, la cual tuvo como objetivo colapsar la economía de Gran Bretaña, haciendo que esta perdiera la confianza internacional.
De esta forma, Adolf Hitler aprobó un plan que consistía en imprimir cientos de miles de libras esterlinas, claramente falsas, las cuales posteriormente colocaban en mercados internacionales.
Con esto, el fin era aumentar la inflación de Inglaterra a niveles colosales, para generar descontento dentro de su población, y terminar por quebrar su economía en tiempos de guerra.
Operacion Bernhard: Un plan perfecto
De acuerdo a lo que indica el Museo del Banco de Inglaterra, la idea inicial surgió desde el líder de la Gestapo, Reinhard Heydrich, como una forma alternativa de llevar a Reino Unido a la capitulación, en 1940.
El plan fue propuesto a Heinrich Himmler, jefe de las SS, quien quedó encantado. Himmler, por su lado, fue el encargado de presentar la propuesta a Hitler, el cual la aprobó.
En un inicio la fábrica de elaboración de falsas libras esterlinas se instaló en Berlín, en total secreto. Al mando estuvo un oficial llamado Alfred Naujocks, quien no logró los resultados esperados.
La idea era que se lograra una producción perfecta a gran escala, con el fin de introducir todas las divisas falsas en el mercado internacional. Por lo anterior, Himmler asignó el cargo al Mayor Bernhard Krüger.
Fue Krüger quien tuvo una idea que podía ser efectiva: reclutar prisioneros de campos de concentración para que trabajaran en la elaboración e impresión de billetes perfectos. Lo anterior fue aprobado.
De esta forma, lograron reclutar un total de 144 judíos, quienes tenían experiencia en trabajos relacionados al arte, imprenta, dibujo y artesanía.
Todos ellos fueron puestos en el campo de Sachsenhausen como trabajadores esenciales. Contaban con trato preferente, en comparación a otros hombres, tenían camas más cómodas y eran alimentados una vez al día.
El trabajo fue extenso hasta que dieron con las proporciones ideales de textura, letra, diseño y color. Cerca de un año se tomaron hasta dar con el resultado ideal.
De acuerdo a la BBC, se estima que se falsificaron un total de 134 millones de libras esterlinas, en billetes de 5, 10, 20 y 50 libras.
No obstante, sólo el primer fajo logró colocarse en bancos de países que habían declarado su neutralidad en la guerra, tanto en Suiza como Liechtenstein. También existieron envíos a países de áfrica, como Marruecos o Túnez.
En otra etapa también se pagaron servicios de espionaje por medios de estas libras, las cuales nunca fueron ocupadas por sus destinatarios.
El plan tendió a debilitarse tras las primeras derrotas de los Nazis en Europa, además de las liberaciones de los campos de concentración.
Una de las últimas órdenes que dio Bernhard Krüger fue esconder el dinero falso en un lugar donde no fuera encontrado nuca. De esta manera millones de billetes fueron a dar al lago Toplitz. Todos estos fueron sacados recién en la década de los 80.
Krüger, por su lado, fue tomado prisionero en 1945 y liberado cuatro años más tarde.
Hay que señalar que la historia fue llevada al cine con la película The Devil’s Workshop (El trabajo del diablo), la cual ganó un Óscar en 2008, a Mejor Cinta Internacional.